29 diciembre, 2006

Carta al Dr. Augusto Effio, Mi Amigo



Sr.
Dr. Augusto Effio Ordóñez.
Ciudad.

Estimado Amigo:

No abundaré aquí en las virtudes de la amistad. Sobre eso autores mucho más reputados que yo (cuando finalmente lo sea) han gastado toneladas de tinta y saliva. Quiero hacer, sin embargo, mención especial a la gratitud que ella suscita, la que es virtud que desconozco, no tanto por no saber qué es, sino porque siendo yo en esencia una persona humilde por naturaleza -no obstante mi altísimo cociente intelectual, el cual raya suave nomás con un envidiable 145-, jamás me he creído merecedor de presente alguno, fuere cual fuese su índole.

Hace algunas semanas, en ocasión de reunión otrognóstica en casa de Ud. (algunos críticos espontáneos dirán en el futuro que la adición de una g intercalada en el sustantivo que adoptáramos como seudónimo al bautizar nuestro blog, fue un mamarrachento y huachafo intento de otorgarle más que sonoridad, un tufo de sabihondez, a todas luces, insufrible) tuvo Ud. a bien prestarme, en discreto esfuerzo de incentivar mis lecturas peruanas contemporáneas -aceptada la disimulada premisa de que el no leer a peruanos de mi generación o de edad menor más por que envidia, por esa suerte de síndrome de ignorancia-Maga del que me jacto, a veces con recargado entusiasmo-, el libro “Mal Menor” del Sr. Jaime Bedoya.

Quiero agradecer, como corresponde, tal gesto, renovándole la promesa de la devolución del ejemplar, apenas Ud. me lo recuerde tan sutilmente como hizo con aquel ejemplar de Cheever que, según Ud. dice, dio a parar en mis manos hace algunos meses. He disfrutado sobremanera la lectura de ese divertido, abigarrado y disímil anecdotario, y comparto con Ud. los elogios que prodigó para con él: ciertamente, no fueron excesivos. Me quedo, como corresponde por identificación (como protoescritor provinciano que sí soy, y a mucha honra) con las páginas dedicadas al poeta casmeño Dennis Angulo, cuyo incomprendido transitar por este mundillo argollero, vil y mezquino de nuestras tan poco fértiles letras, Bedoya describe con claridad meridiana. A través de esas páginas ha sido fácil descubrir la equivalencia con el tesonero ímpetu que mueve a Angulo en el área de la poesía, con el modesto y también postergado pujo que este servidor procura imprimir a lo que llama su obra narrativa. Tal será el caso, entonces, que desde mañana (o, mejor dicho, cuando las resacas de fin de año así lo permitan) reanudo la encomiada historia epistolar que involucra los amores retorcidos y distantes de un médico peruano en stage por San Diego, con la aporcelanada y bella médico filipina Agnes Pizón, cuyas piernazas y requiebros desvelaron al residentado del San Diego County Hospital allá por 1969. Holgará decir, distinguido amigo -y se lo digo en tono de absoluta confidencia que le rogaría no divulgar-, que más allá de la satisfacción natural que otorgan las butifarras y manzanillas que postludian nuestras reuniones, también me empujará el imbatible ánimo de complacer -tal como lo haría un afiebrado Dennis con su musa inspiradora, Dorita Cabello, hoy en exilio voluntario en la diarréica villa de Kagawa, en Japón- a la más devota fan de esta página, cuyo nombre guardo de mencionar, primero por pudor, y segundo, en retribución a su incuestionable condición de inspiradora pero, sobre todo, de musa (último paradero, camino a Cieneguilla).

Con mi sincero agradecimiento, le renuevo los sentimientos de mi más alta consideración y estima.

De Ud. seguro servidor,

Carlos A. Barrientos G.

14 diciembre, 2006

Low Rawls, Bis

Lo que son las cosas. Esta mañana alguien de la oficina me pasó un mail bajo la referencia "Examen de Próstata".

Aquí el coincidente attachment, con un todavía entero Dr. Rawls en aplicación de terapia especial a Damon Wayans, en un capítulo de 'My Wife & Kids'.

Peter Boyle (Octubre 1935 - Diciembre 2006)

"...Hasta donde puedo recordar, del mundo nada más he recibido odio. Al mirar hacia mi rostro y mi cuerpo, todos huían aterrorizados. En mi terrible soledad decidí que si no podía inspirar amor -lo que es mi más profunda esperanza- habría de infundir miedo. Y si estoy vivo es gracias a este [señalando a Frederick Fronkonsteen] genio de pacotilla que me ha otorgado la vida. Sólo él tenía respecto de mí la imagen de algo perfectamente bello; fue entonces cuando -habiendo podido quedar a salvo de cualquier riesgo- no dudó en usar su propio cuerpo como el de un conejillo para proveerme de un cerebro apacible y de un modo algo más sofisticado para expresarme."

(El Monstruo, 'El Joven Frankenstein' 1974, Dir. Mel Brooks)




13 diciembre, 2006

Lou Rawls, (El Otro) Platero & Yo

Siempre es atolondrada la manera en que se cruzan ciertos recuerdos. Revisando hoy en el obituario en la página de Microsoft, entre quienes nos dejaron durante el 2006, repasé el deceso del cantante de soul y R&B Lou Rawls, ocurrido en los primeros días del pasado Enero.

En 1976 (¡qué difícil se hace decir que ello ocurrió hace treinta años!), coincidente con el pleno auge de la música disco, Lou Rawls lanzó un imparable hit pop que llegó al puesto número uno de los charts: "You'll Never Find Another Love Like Mine". Hace ya algunos años, cuando se me ocurrió trasladar las grabaciones que tenía en cassetes a CD's, esa canción estaba en el primer CD que mandé grabar: ésa es la exacta manera en que la aprecio, y no sólo eso sino que, invariablemente, me recuerda el día en que este gran amigo de mis épocas escolares, Juan Ignacio Platero Mangariello (el indiscutible y eterno 'Che Platero'), se subió al tabladillo destinado a los profesores en nuestra aula de aquel IVº 'B' e imitando con su voz infantil la recia voz de Rawls y con los dedos puestos con el símbolo de peace & love, empezó a cantar a voz en cuello hacia la confundida audiencia que conformábamos el resto del salón "You'll never find another love like mine / Someone who loves you tender like I do / You'll never find, no matter where you search / Someone who cares about you the way I do...", ganándose los nutridos aplausos del (poco) respetable hasta descender del tabladillo dando un salto, como una star que baja condescendientemente de su limusina.

Como quiera que esta es una página dedicada no sólo a las malas memorias, a las arritmias y a los descompases, tras incluir versión mp3 del citado éxito de Low Rawls, transcribo el memento que se me ocurrió en honor de Juan Ignacio, allá por el 2003. Con el tiempo, tal como se aprecia, lo único que no ha añejado favorablemente es cierto pertinaz dejo sentimental.

Favor dar play.

(Lou Rawls, "You'll Never Find Another Love Like Mine", 1976)




(Juan Ignacio Platero Mangariello, en foto extraida del Boletín Recoletano, 1976)



Esta mañana me ha llamado Juan Ignacio Platero, desde Argentina.

Él vive en Buenos Aires, en Recoleta.

Cuando se fue de aquí, a los diecisiete, era de la gente de mi Promoción a la que le gustaban las aficiones extrañas. Fue el primero en aprender a bucear con tanques de oxígeno, el primero en armar un aeromodelo a motor, el primero en usar una caña de pescar en el río, el primero en andar solo en motocicleta. Sus padres se habían divorciado apenas unos meses antes de que él llegara al Iº ‘C’ (para precisarlo, él llegó junto conmigo, con Eduardo Bennett, con Bruno Linares, con Carlos Pando, con Nico Voysest). Tenía una voz de pito increíble, y por eso todos le decíamos, en falsete ‘Cheplatero, cheplatero, chepla, chepla...’; él ni se inmutaba, lo cual es un decir: su melena rubia -muy a la moda argentina de esos años-, se agitaba entretenida, mientras abría la boca y sus dientes agudos sonreían de modo muy infantil, casi como si se le hubiera ocurrido a Platero escaparse del poemario que –sin querer y muchos años antes de que naciera- le había dedicado Juan Ramón Jiménez. Cada vez que abría la boca surgía un murmullo apurado, agudísimo, “Burub burb burub burub...”. Y ahí arreciaban los ‘Cheplatero, cheplatero, cheplatero, cheplatero...’ y vuelta, él otra vez a sonreír entonces callando, avergonzado.

Yo no lo he visto desde que se fue a Buenos Aires, al final de IVº. Me contaron algunos que regresó al año siguiente, sin haber optado por acabar la secundaria y dedicado al máximo a la vida outdoors. Sé que con Carlos Gervasi, con quien había hecho muy buenas migas en aquello de bucear, iban periódicamente a Máncora a quedarse por días y hasta por semanas. Allí, cuentan, empezó a tener esas lagunas que habían pasado desapercibidas para todos nosotros en la época escolar. Una vez, dicen, se marchó solo a Piura, y tuvo la malísima suerte de viajar en el ómnibus que fue asaltado por unos desalmados: a él, creýendole turista extranjero, (algo que, en efecto, nunca dejó de ser) lo llevaron a kilómetros, lejos de la carretera, lo vejaron y maltrataron hasta dejarlo en agonía... Platero padeció tres días: quién sabe si tal vez su melena y su barba negra -bien jesucrísticas- así lo ameritaron. Dicen que fue recogido por unos arrieros, quienes lo llevaron a un hospital de monjas perdido en el desierto de Sechura. Cuando regresó a Lima, dicen, Juan Ignacio Platero había dejado de ser el mismo.

De lo que pasó después sé muy poco. Juan Ignacio se mudó a vivir a Buenos Aires. Allí conoció la cocaína y luego la heroína. Se sumergió, sin escafandra ni esnórquel en su propio e inmenso mar de dudas. Dicen los que lo quieren que un buen día, sin embargo, se regeneró y se volvió importante ejecutivo de una transnacional. Desde su cómoda posición ha podido capear con mucha profesionalidad estos malos tiempos que vive su país. Hasta dicen que lo van a llamar, por su enorme talento y agresiva competitividad, a un puesto clave en la Secretaría de Industrias. Hoy me ha vuelto a sonreír con esa risa de dientes agudos y me ha dicho, ya con voz adulta, “Carlitos, ¡cuánto tiempo!”... Me ha gustado recibir su llamada. Seguramente iré a visitarlo la próxima vez que vaya a Buenos Aires.

..................No esperaba esa sorpresa. Cuando empezaron a llover las flechas sobre los suyos fue tarde para gritarles que vuelvan a los botes. Giró la cabeza y calculó que detrás de la primera fila de árboles, acabada la playa, habrían ya una centena de enemigos con garrotes, arcos y lanzas. Desenvainó la espada y plantó firmemente los pies. Magallanes sintió un sudor frío que se le empezaba a descolgar desde las sienes. Apretó fuertemente los dientes, dio una última mirada a su gente, como quien intenta empezar una arenga pero prefirió callar (el griterío hubiera hecho ridícula toda instrucción). Avanzó con la espada en alto sólo para darse cuenta de que el golpe sordo de ésta sobre otro cuerpo le seguía pareciendo como cuando hachaba troncos blandos. Giró el arma ensangrentada para alzarla de nuevo cuando escuchó un rumor sibilante, justo a su izquierda. En ese momento supo que iba a morir. El venablo, envenenado y agudísimo, estaba a pocos centímetros de su cuello. Entonces Magallanes aprovechó para desnudarse, para caminar plácidamente entre el fragor de la lucha detenida, reconociendo en cada una de esas antojadas estatuas la desesperación, el terror en cada uno de sus ojos. Aspiró hondamente la brisa calmada, miró complacido a las gaviotas detenidas, se empapó feliz de las olas estáticas y, sin impregnarse de espuma, se zambulló en una jalea gris, tibia y azul. Cuando creyó que había transcurrido una eternidad suficiente, salió hacia la orilla, se vistió y caminó tranquilamente a su impostergable cita. En el último instante se divirtió imaginando que nadie más vería su sus manos, su singular boca, sus dientes de puntas finas. Fue entonces que la terrible herida en su cuello se abrió con un estampido violento y bermejo. La isla -Magallanes no alcanzaría a saberlo- se llamaba Mactan.

Esta mañana no me ha llamado Juan Ignacio Platero: ello es imposible.

Juan Ignacio Platero, transcurrido el luto del terrible trauma del vejamen, se mudó a vivir a Buenos Aires. Allí conoció la cocaína y luego la heroína. Se sumergió, sin escafandra ni esnórquel en su propio e inmenso mar de dudas. Pensamos, los que lo queremos, que un buen día, vino y nos miró como si no existiéramos (que nos miró a los ojos, como si fuéramos estatuas) y que tras de eso siguió caminando, tranquilamente, hasta recostarse callado sobre la línea del tren que va de Hurlingham a Retiro, mientras en la pampa amanecía, hermosamente.

Desde ese día (o el siguiente), Juan Ignacio Platero mora en Recoleta.

En el mausoleo que pertenece a la familia.

02 diciembre, 2006

Origami P'al Mundo

Siendo –con las justas- las 9:00 del sábado 2, habiendo llegado temprano a casa la noche previa (me refiero a la del Jueves, porque la noche del Viernes se esfumó y recién llegué hace seis horas), no puedo dejar de postear todo lo bacán que resultó la presentación del futuro best seller “Lecciones de Origami” de Augusto Effio Ordóñez (remember, en el escalafón que se pauta para todo buen escritor que se precie, ser mencionado con los dos apellidos es menester… menester de clerecía, que le dicen, y que recién me entero que se escribe con “c”, ¡cosas del castellano americano!)

Al respecto debo apuntar las siguientes ideas dos puntos (éstos “:”). La presentación del duodécimo título del joven sello Matalamanga, realizada en la Sala Lumière de la Alianza Francesa de Miraflores, hizo pasar tranquilamente por alto que los cartelitos con los nombres del autor y de los expositores llegaran cuando ya el segundo de éstos había ya chapado el micro. El pintor franco holandés Pierre Emile Vandoorne fue el encargado de las palabras de apertura en representación del sello editorial, con una efímera, polícroma y puntillista mención a no-recuerdo-bien-qué que, en todo caso (y no es por ser mala gente) hubiera salido mejor si nos hubiera contado acerca de los muy meritorios avatares de animarse a armar un sello editorial en Lima (esto, para decirlo mal y pronto, pues sabido es que desde los tiempos de Valdelomar, Lima es el Perú, con Palais Concert o no). Lo mejor -digamos, lo bueno- vino cuando Enrique Procházka (erudito escritor a quien no hay que confundir con su primos segundos, Marcus Procházka -autor del Modelo Transteorético del Cambio Intencional- o František Procházka, exitoso jugador de jockey sobre hielo de la selección checa) hizo un googlesco pormenor de la cantidad de murciélagos que pueden vivir en una cueva de California y del modo en que -contrariando el antojo de decirlo todo con números- escritores de la talla de Effio Ordóñez (1.73 m), por su versatilidad e incuestionable aptitud de expresión, vienen a resultar algo así como la excepción que confirma la regla de que, para ser escritor, se nace. ¡Soberbio, pan Procházka!, chapeau! (y para quienes no entiendan checo, aclaro que pan significa, en castellano, míster). Terció Jorge Valenzuela, cuando casi todo (lo entretenido) había sido dicho, rematando la faena –como en el vals- con una sincera confesión acerca de las razones de por qué a veces algunos concursos literarios no tienen el ganador que realmente se merecen (y, por cierto, el 99% de la asistencia ni cuenta se dio de que hubo un oxímoron en su speech). Llegado el turno a Augusto, una vez que hubo expresado su homenaje a nuestra recordada Ana, deslindó de modo rotundo ser un alienígena (tal como Thays insinuó en su blog a partir de las líneas de Procházka en la contratapa) y explicó a la concurrencia acerca de lo que quienes compartimos viernes de butifarras conocemos bastante de cerca, y que es la intrincada y placentera manera de mostrarnos este mundo habitual en la pulcra filigrana de su creación narrativa (por no decir, huachafamente, de su pluma). Lo que siguió después fue un brindis en los siempre cálidos ambientes de la Alianza, faltando sólo que el fantasma de Mme. Del Solar se acercara a recibir su copita… by the way, ¿habrá alguien que no se tome literalmente de que los vinos de honor deban ser sólo de vino, y no de algo con algo más de cuerpo, así como para ir entonándose?.

Largo after party en Étnico, en las alturas del Bohemia de San Isidro, del cual hay mucho que rescatar (testimonio gráfico más abajo): las muy agradables charlas con Percy Maraví, Jorge Coaguila y Juan Carlos Bondy, el intercambio de opiniones sobre la influencia de impresionismo y cubismo sobre las recientes letras peruanas con Pierre Emile (el conocido pintor franco holandés, ut supra), la disquisición acerca de la longitud del intestino grueso que hay que tener para empujarse hojitas de parra y café hervido con Jasmin y, por supuesto, los seis on-the-rocks que le permiten a uno estar en el agradable estadio de chispeado sin llegar del todo a desconocerse, cosa que ocurre -por regla general- después del noveno, al más puro estilo del cholo José Antonio Billinghurst Cajahuaringa, entrañable figura de ‘No Me Esperen En Abril’ .

Finalizo sin contar lo que siguió después (que no fue tanto, dicho sea de paso, entre que los hígados a esa hora ya no estaban para tafetanes y mi ejemplar autografiado había reaparecido: eso me pasa por malpensado) reiterando las palabras que en un momento de esta reunión de tragos exóticos y de mudanzas de mesas me cupo brindar a Augusto: si alguien acuñó alguna vez la tan desatinada frase ‘vergüenza ajena’, lo hizo acaso sin saber que en ocasiones como la que describo puede uno trocar emocionantemente la connotación hasta llegar convertirla en un mucho más feliz ‘orgullo ajeno’.

Orgullo ajeno como el que nos tocó a todos compartir con nuestro genial maestro de origami (y también de algunas letras) Augusto Effio. ¡Bravo por eso!



Apertura de celebración en Étnico: Augusto improvisando un “¡Que empiece la juerga!”
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Juan Carlos Bondy, sonriente y baliente Metrónomo y Augusto Effio.

La mesa, en un momento de la reunión.

21 noviembre, 2006

El Perú Es Más Grande Que Sus Problemas

En reciente sesión, la Junta de Portavoces de los grupos Parlamentarios del Congreso de la República acordó la dispensa del dictamen de la Comisión de Descentralización, Regionalización y Modernización de la Gestión del Estado a fin de que sea evaluado en el pleno el uso indiscriminado de la frase 'El Perú Es Más Grande Que Sus Problemas'; de acuerdo con los pertinentes considerandos, los cuales señalan que toda nueva pretensión de ensanche del concepto de territorio o nacionalidad (según la frase propone, implícitamente) ocasionaría un notorio e inmediato desbalance no sólo presupuestal, sino de alcance político toda vez que -de acuerdo con nuestra Carta Magna- no hay posibilidad de copar dicha eventual extensión con representantes emergidos de la voluntad popular. En tal sentido, se propondrá proscribirla del uso cotidiano, así como las frases 'Del Perú y Balnearios' (conceptualmente, por las mismas razones que se invocan) y el apóstrofo 'Del Perú' en razón de que, al ser indiscriminadamente aplicado a connacionales residentes o extranjeros, estos últimos podrían sentirse abrigados por la nacionalidad de un modo que pudiera resultar inconveniente a los altos intereses de la Patria. Ello se ejemplifica en la circunstancia en que -cuando se ve llegar a un conocido al restaurant, mientras uno se está empujando su plato de solterito y chicha de jora- se articula los nombres y apellidos con la apostilla citada (v.g.: "¡Don Alfredo Delgadillo Almenara del Perú!", o peor aún, "¡Don Carlos Irízar de la Cruz del Perú y Balnearios!").
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La ciudadanía toda está atenta a la evolución de tan esperado debate.

17 noviembre, 2006

Me Como La Torta Solo


Este oprobioso libelo electrónico vio la luz el domingo 20 de Noviembre de 2005. Desde entonces han transcurrido sólo aquí algo así como ochenta posts, los que, junto a los ciento veinte atribuibles a este peruano pechito en las otras secciones de OtroNo, hacen una considerable cantidad de palabras, la mayoría de las cuales -con toda seguridad- son prescindibles, malgrado el enorme bienestar que produjo el escribirlas.

Desde entonces ha pasado algo de agua bajo los puentes (felizmente no son éstos tan empalagosos como los de Madison): un cambio de gobierno, cinco o seis lunes terriblemente malos, algunas cruces y estrellas más en la agenda, veintitrés partidos de fútbol, cuarenta y cinco sesiones de reflexoterapia, algunos viajes, mucha música y otros tantos recuerdos. Tanto como respecto de cualquier otro día, somos apenas un año más viejos...

En ocasión de esta mínima efeméride, tengo el honor de repetir para mí tan solo la primera parte de la vieja fórmula '¡Feliz día, Metrónomo...!' (sobre la segunda parte, o sea, aquella que reza '¡Y que sean muchos más!', al paso que vamos, yo no estaría tan optimista, a decir verdad).

Gracias por leer y ¡salud por eso...!

13 noviembre, 2006

Belleza, A La Carta

Belleza gris (Richard Gere o Anne Bancroft, la Reina Isabel a los catorce, un Audi Quattro al que le están bajando el motor, una anónima anchoveta hecha harina de pescado).

Belleza inconforme (la película “La Guerra de los Roses”, un trébol de cuatro hojas, Mila Jojovich, los zapatos de fútbol blancos de Roberto Carlos).

Belleza inalcanzable (el mentón de Meg Ryan, el color de una foto a la constelación Cabeza De Caballo tomada desde el Hubble, la democracia, la Cuenca del Pacífico sin terremotos).

Belleza presuntuosa (Ava Gardner –incuestionablemente-, un acorazado alemán de la Segunda Guerra Mundial, la cuenta corriente de Michael Jordan, la Iglesia de la Sagrada Familia de Gaudí).

Belleza promiscua (un intercourse entre Brad Pitt y la Jolie, la Roberts en un ataque de diarrea, París desde la mirada de un clochard, no afeitarse en tres días).

Belleza infame (el rojo intenso de los pañuelos del Khmer Rouge, las dagas de Jack ‘The Ripper’, el departamento que se maneja Alan García en París, el amarillo verdoso de un vómito de segundo mes de embarazo)

Belleza boba (lo pulcrito del blanco del Papa Benedicto, el arreglo de un plato de tiradito, las flight hostesses, una Barbie sola en una estantería de Toys’R’Us).

Belleza irreal (la cara de María Félix, el jazz de Thelonius Monk, los chinos escribiendo ideogramas, aprender esperanto).

Belleza fallida (lo kitsch, la fea de un Ministerio andando con sobretodo, la reina de belleza gay, la ansiedad de abrir un diskette que contiene una carta que no se puede leer).

01 noviembre, 2006

Líneas Preparatorias Sobre El Estudio 'El Limeño, El Fútbol y La Lengua'


La liaison del fútbol con la lengua castellana, especialmente con la que se habla en la costa central peruana se extiende mucho más allá de los sobrenombres con los que se reconoce en las canchas las habilidades o defectos al jugar. Sobre esto me explico: Alfredo, mi hermano, fue en sus mejores días un Gramajo (bullidor centro forward –así se decía en la época de Artacho y Pregón Deportivo, en Radio Unión- del Rosario Central), el Dr. Hohagen fue Pecucrú (en una fútil intentona de emular simultáneamente a Pelé, Cubillas y Cruyff en sus poco inspiradas gambetas), Victorita era Sócrates (jugador lacónico, pecho frío y muchas veces apático). Confieso que a mí me hubiera gustado ser como El Loco Burella (cumplidor y excéntrico portero crema, de las temporadas ´70 y ´71), pero hasta donde recuerdo, a las justas llegué a ser otro Quiroga. En mi infancia y adolescencia hubo, ciertamente, varios Gatti, Chumpis, y Lolos.

A pesar de que el tema supondría (o más, exigiría) un estudio exhaustivo, dudo que académicos peruanos alguna vez tomen en serio esta vinculación y le dediquen algo más allá de una sonrisita de desprecio. Estoy seguro que a Martha Hildebrandt el fútbol le debe llegar a la altura de la pucheca izquierda y Marco Aurelio Denegri debe sublevarle más el uso indiscriminado de la palabra fulbito, por sólo citar a dos prominentes y televisivos lingüistas (los demás, seguramente deben invertir su caro académico tiempo en aburridísimas conversas sobre declinaciones, vocativos y quechuismos, hasta donde supongo).

Amplío el concepto a analizar en un solo párrafo: cuando uno va a beberse un buen Tragodara, éste debe estar servido bien Eladio Reyes, como mínimo. Es menester de toda persona que se precie de urbana no andar Calatayud, aún cuando lo haga en su propia Casaretto, porque se le podría ver el Walter Daga (por alusión a su firma, que cuando se dispone convenientemente sobre un papel viene a ser casi una lisura: W==D). Si por la calle uno ve andando una gamberra ricotona, Rubianes y que esté ‘Cachete’ Zúñiga, jamás habrá de decirle que tiene un buen Ravello o tremendo Kulisic, ni mucho menos aún mentarle un subido piropo que rece "¡Qué buen Chiquillo Duarte!" (ésta podría asumir que uno quiere ser su Montero Castillo). Demás está decir que si uno va se lanza al ruedo con epítetos de tal magnitud corre el riesgo de quedar por siempre Solano, postergando indefinidamente el natural impulso que dicta el Bergomi (en Holanda llamado Vercauteren o, más televisivamente, el Almanzo, el personaje de La Familia Ingalls, con 'p'). En mis tiempos, por cierto, al mentiroso se le llamaba Palinha, en tanto que al huevas tristes se le nominaba indistintamente Tarantini, Pavoni, Estupiñán o más hiperbólicamente Batata (malogrado jugador brasilero: calzaba 46). Y si por llegar Tardelli un pasaba tremendo Rocheteau, era mejor que no ocurriera cuando se trataba de pagar las cuentas de la tarjeta de crédito porque de inmediato a uno lo ponían en la categoría de Morosini (que si bien era narrador, su fuerte era el fulbo). Esto, de cajón (como diría Marcos Calderón).

Es largo el tema, por cierto, y esto no es más que el comienzo (de Pasarella, pienso que no quería compartir estas ideas y que no quedaran colgadas en mi mente). Acabo aquí, dejando también la inquietud a mis lectores a fin de engrosar esto que pretende ser el inicio un sesudo tratado que vincule dos de las pasiones más queridas al varón limeño promedio: la lengua y el fulbo.

Ahora me voy porque me voy a saludar a Pichirro Drago (que era basquetbolista, por cierto) y de ahí parto (o sea, Zacarías juega con Muni) con mi pata el Chinaglia a dar una vueltita en mi Carranza. ¡Sluips!...

25 octubre, 2006

De Lo Poco Que Cierta Gente Se Aleja de +/- Una Desviación Standard del C.N.P. (O Sea, Del Cojudo Nacional Promedio)

En aquello que dio en llamar 'Enciclopedia de la Conducta Humana', el escritor peruano Luis Felipe Angell de Lama, 'Sofocleto', inicia el Volumen I ('Los Cojudos') con un pórtico que pinta de cuerpo entero la calidad de su estupenda obra: 'Dios hizo a los cojudos para que los demás peruanos no se murieran de hambre'.

En tal orden de cosas, y considerando que este Metrónomo-por cuestiones de la vida- ha revisado dicho primer volumen así como los posts más recientes del blog e-Pístolas a Noelia, el suscrito se permite transcribir algunas válidas consideraciones, con todo cariño para el responsable o responsables del mencionado blog:

"En el orden espiritual, el C.N.P. (Cojudo Nacional Promedio) de la categoría Romántico es el que escribe sonetos paticortos o versilargos, a medias con Chocano y dedicados a la primera novia, que murió de cojuda porque al incendiársele la falda se echó kerosene para apagar las llamas. Es de los que dialogan con la Luna, leen a Bécquer, suspiran al llegar la primavera, huelen jazmines como si fuera pichicata y tuercen los ojos hacia arriba cuando oyen algo de Chopin. Tengan la edad que tengan, siempre irán por la calle agarrados de la mano con alguien, sea la 'prometida' (que es como los cojudos llaman a su futura mujer), la esposa, la prima, la sobrina, la tía o un amigo de la infancia, en cuyo caso el tipo, además de cojudo, viene a ser homosexual."

Asi que, señores de las e-Pístolas, ya saben a qué atenerse.
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(*) En la foto, Johnny Alexander Rumiche Pujearteaga, elegido Mister Fotogenia en el XXVIº Conclave Nacional de Cojudos Peruanos, celebrado en la localidad de Carhuapoto, Huancavelica. Archivo de la Sección de Espectáculos & Variedades del Semanario del Arzobispado de Chala (Arequipa, Perú).

22 octubre, 2006

¡Qué Calor!, Con Subterráneo Ruido...


Llegó, felizmente, el remedio para los neblinosos y algo fríos días que ha vivido Lima en estas cuatro semanas desde que empezó la primavera. El pasado viernes, a las 5:45 a.m., frente a las costas de Chincha se hizo un recordaris de magnitud 6.4 de la escala de Richter a esta alzheimeriana temporada de primavera de que ya era hora de que comenzara a solear, a echar flores y a permitirnos cantar alegría, alegría de natura que canta / alegría, alegría de nuestra juventud, ¡ra, ra, ra! (digresión: como si Chincha no existiera, algunas cadenas informativas ubicaron el epicentro al suroeste de Cañete y otras al noroeste de Pisco, a resultas de lo cual hubo un ignominioso y cómplice silencio acerca de la Capital de la Cordialidad, que no sé por qué, ¡caracho!, no tiene derecho siquiera a tener epicentro propio… cosas de apristas, seguramente).

El comentario que recibí de una amiga, compañera de trabajo, al llegar a la oficina fue: “¡Claro, si ya tenía que haber un temblorcito, para que cambie el clima!”. Inquieto por tan monumental como perspicaz derroche de cultura climatológico-telúrica (la cual convocó el únanime y respetuoso murmullo de asentimiento de todos los otros compañeros que presenciaban la charla) inquietó profundamente mi modestísimo y poco cultivado cacumen. Esta tarde Googleé por un buen rato hasta arribar a las siguientes pasmosas comprobaciones, las cuales no sólo derribaron mi mentecato escepticismo, sino que corroboran al milímetro tan fenomenal aserto:

(a) En Japón ocurren cinco mil sismos cada año, es decir, unos catorce diarios de promedio. Tal, creo, es la explicación de que haya tantos japoneses (ciento treinta millones, nada menos): entre cambio y cambio de ropa, según cada variación en el clima (el lector sagaz inferirá que ello ocurre catorce veces durante el día), los ponjas aprovecharán más que seguro para uno o varios entusiastas rapiditos (en inglés, unos quickies). No sólo eso; sorprendentemente el modo de decir “” en japonés es “Hái”, palabra que se origina en un involuntario remedo de un estornudo, dicen los semiólogos, causados por la frecuencia agotadora de tanto cambio de temperatura. Tiens! ¡A’i tá!.

(b) En las costas del este de Norteamérica no ocurren terremotos. Se ha verificado (sotto voce) que el hacer aparecer a Nueva York con nieve en Navidad no es más que un elemento más de la enorme conspiración de los white anglosaxons protestants (wasps, que les dicen) a fin de hacer desistir al resto de los habitantes de este planeta que es bacán to live in America (ahora me explico mejor lo del muro con México). Asimismo, en las feraces pampas argentinas tampoco hay terremotos: por razones de tercermundismo y bajo presupuesto, sólo se hace caer lluvia sobre la pampa (¡Yyyyy!, no alcanzó pa´ la nieve, che, no alcanzó…); el artilugio -si bien eficaz, algo imperfecto- detuvo por largo tiempo las olas migratorias desencadenando, en consecuencia, el desarrollo autárquico del singular homo porteñus, cuyas características huelga aquí ampliar (¡eso les pasa por afincarse en la zona bonita, pues!).

Tras enterarme de todo esto, pienso en la futilidad de haber invertido tantos cientos de miles de dólares en estudios para el pronóstico de temblores (a más de las tantas entrevistas que le endilgan al pobre sismólogo Julio Kuroiwa -¡hai!- que, por cada temblorcito que supere el grado 3, tiene que dar una explicación acerca del Cinturón de Fuego del Pacífico y la pussy of the cat... como diría Augusto, al hacerlo debe estar más aburrido que El Gordo Casaretto contando un chiste de Pirula). Para la costa central peruana bastaría nomás -¡qué perogrullada!- echarle una miradita al calendario y marcar con rojo las fechas de ocurrencia de los equinoccios y solsticios (21 de Marzo, 22 de Junio, 23 de Setiembre, 22 de Diciembre). Voilà! Más seguro que el sexo seguro, al menos cuatro temblores por año, fully guaranteed.

Así que después no digan que no les advertí.

19 octubre, 2006

Dromedarios, Go Home!



Uno de los sultanes de Marruecos (la verdad es que desconozco si hay uno o más sultanes en esos lejanos reinos), a fin de poblar las dunas que circundan la ciudad de Ica, obsequió diez dromedarios a esa localidad, la cual -dicho sea de paso- se precia de tener la orilla de playa más ancha del mundo (¡casi 40 km!). Desde hace algunos días, el reducido livestock camélido ha ido disminuyendo de uno en uno, hecho que -como dicen los corresponsales de RPP cada vez que transmiten sus reportes matinales- viene ocasionando gran preocupación entre los vecinos. Como quiera que algún avispado lector podría a estas alturas estarse preguntando respecto de las diferencias entre un camello y un dromedario (aparte del número de sus jorobas, claro), debo explicar que los dromedarios son animales muy parecidos a los camellos; estrictamente hablando, caminan como camellos, comen como camellos, son estúpidos como camellos, tienen la proverbial sed de los camellos y -he aquí detalle revelador, o género distingüendo- ¡cagan como camellos!. Para terminar de saciar tales inquietudes, digo más: si uno mira desde una distancia de un kilómetro a un camello junto a un dromedario, las diferencias entre ambos animales son -¡agárrese Catalina!- exactamente las mismas que uno podría apreciar entre un guanaco y una llama macho vistos a la misma distancia (lector avispado, dése por satisfecho y diga que le fue bien, so riesgo de tener que soportar pormenorizada explicación acerca de por qué la estatua ecuestre de San Martín -colocada en una plaza del mismo nombre, en curiosa coincidencia- tiene una figura que representa a la Patria con un auquénido en la cabeza, una llama-animal, en vez de una de esas llamas a las que se dice votivas, tal como fue idea original del escultor).

Se han ensayado algunas hipótesis para explicar la tan súbita desaparición de dichos dromedarios, dos de las cuales pasan por fundarla en una severa intoxicación y la tercera es remitida a un plan de concepción algo más mística. La primera explicación consiste en decir que las vísceras hinchadas encontradas en los cuerpos se originaron en una sobredosis de chocotejas de la marca Helena -más precisamente, rellenas de manjarblanco y pecanas- las cuales los dromedarios ingirieron no sólo con el papel envoltorio, sino con bolsa de plástico negra de mercado, servilletas Karicia y dos o tres chisguetes de Kolynos más, los cual ocasionaron severas diarreas y una ulterior y letal deshidratación. Un segundo argumento señala que, tratándose del mes Morado, época de culto y veneración a la sagrada imagen del Señor de los Malogros -de los Milagros, perdón-, en vez de agua los dromedarios bebieron cachina iqueña, cuyos efectos post ingesta (y al respecto consulté con alguien que los padeció en organismo propio, mi buen amigo el Lic. Alfredo Delgado, que al margen de sus ciento dos kilos, toda su vida va a ser delgado) apuntan a que a uno primero se ponga morado, caiga de rodillas después y finalmente quede en condición de inconsciencia, listo para ser llevado en andas (sobre ello, las imágenes propaladas por los noticiarios no mintieron: la secuencia fue tal cual). La tercera explicación, de índole mas bien esotérica, está relacionada con el hecho de que algunos enemigos del Alcalde de la provincia, a fin de obstaculizar su reelección las elecciones municipales sentando que la gestión no ha sido exitosa ni siquiera en el rubro de cuidar una manada de camellos, hayan estado improvisando sesiones secretas de ritos vudú en las que, al ritmo de la conocida tonada infantil 'Yo Tenía Diez Perritos', reemplazaran en el estribillo la palabra perritos por la de dromedaritos, propinando así telepáticas maldiciones que hicieron que uno de los dromedarios cayera en la nieve (!), que otro se comiera un bizcocho, que otro se cortara con un machete, otro se fuera con Moisés, uno fuera al circo, uno al teatro, que a otro se lo pelara Andrés y que a los restantes, a uno le diera tos y al otro (en franco pánico) se mantuviera en asustado ayuno, de modo tal a hoy - 19.Oct.06- sólo queda viva la dromedaria 'Estrellita', la cual, según dicen es animal nacido en estos lares, y como tal, buen amancae peruvianis, sobreviva pese al hambre y la sed en el desierto inclemente que queda al sur de San Clemente (o sea, en Ica).

Como fuere, antecedente histórico del evento de esta desaparición de dromedarios sólo se encuentra en la súbita y trágica escasez de rinocerontes acaecida hace cosa de dos décadas en los pagos de la tribu de donde fue originario el mítico Yogurtu 'Ngué, tal como coplan Les Luthiers en su histórico álbum 'Cartas de Color'.

Seguiremos informando.

13 octubre, 2006

De Aviones

Estima'o Metrónomo: ¡Coño que e' difícil encontrarte por el teléfono, chaval!. Era p'avisarte que te estoy mandando una notita que ha hecho mi hermano er Curro, qu'e'tudia en la Facultá de Hacer Avione', acá en A Coruña, pa'l tablón'e notizia'. A ver si te e' de utilidá allá pa' que lo cuelgues en tu bló alguna vé, porque sé que tú anda' con to'o eso de la ciencia. Un abrazo, y te dejo porque sigo en lo de hace'me alguno' duro'. Afe'tuosamente, Manolo.

Gestores del Sueño de Volar: Newton, Bernouilli y García.

La explicación más sencilla acerca de cómo se produce el vuelo de un avión -ese heroico esfuerzo del hombre moderno para rebatir efímeramente la gravitación universal, cuyas leyes enunciara Isaac Newton- consiste en que el diseño del ala permite que el aire circule más rápido por su parte superior y más lento por la inferior, estableciendo una diferencia entre ambas presiones y suspendiendo así el avión entre dichas fuerzas; este descubrimiento fue gestado a partir del tratado matemático de Jakob Bernouilli, cuya principal verificación dictamina que, al aumentar la velocidad del aire circundante, la presión de éste disminuye.

La reciente y trágica caída de una avioneta sobre un edificio en Manhattan, por causas que se atribuyen fundamentalmente a factores meteorológicos, vuelve a poner sobre el tapete con vigorosa validez lo postulado por el Ingº Manuel García -mi padre-, fundador de la Escuela Gallega de Hacer Aviones. Sus postulados, relegados al indiferente y discriminador olvido que propiciaron algunos indoctos detractores, cobran más vigencia si se tiene en consideración la nula tasa de accidentes de aeronavegación verificados sobre Galicia.

Las investigaciones iniciales del Ingº García se remitieron a la observación de dos factores fundamentales, curiosamente ambos de origen acústico antes que de índole aerodinámica (ésta fue razón ulterior para el severo cuestionamiento a sus conclusiones). El primero está vinculado, se cuenta, con el rumor del viento que percibió durante muchas tardes de su niñez, la mayor parte de la cual transcurrió entre las comarcas de Quintana y Obradoiro. Se dice que al quedarse dormitando bajo un olivo cerca a la alquería familiar (negar el símil con un juvenil Newton bajo un célebre manzano sería pecar de falsa modestia), oía cómo el aire de la campiña entraba de modo atropellado en sus orejas, maravillándose con esa breve y silenciosa turbulencia, por lo que daba en voltear la cabeza una y otra vez a fin de permitir al viento dar de lleno en sus dos pabellones auditivos; este suceso lo marcó permanentemente, dejando en su persona esa especie de tic según el cual parecía decirle no a todo, ocasionándole no pocos malentendidos y granjeándole una infundada fama de pesimista. Lo segundo -crucial para el desarrollo de su monumental 'Vamo' A Volá...', publicado en entregas semanales por el diario 'El Ideal Gallego' entre 1935 y 1936 y que condujo a la construcción del prototipo Manolo I (al que llamó así en honor a su primogénito)- fue la constrastación de la evidencia física cuya liaison con la aeronáutica era largamente sospechada, la cual recoge la sabiduría popular en ciertas tonadas, especialmente en aquella que dice "Aires airiños, aires da miña terra / Aires, airiños, aires, airiños, levame a ella / Sin ella vivir non podo / Non podo, ay, vivir contento...". De todo ello -y el espacio aquí es mezquino para esclarecer con precisión técnica un pormenorizado alcance de sus sesudas investigaciones- bastará resaltar que el Ingº García coligió, inspiradamente, que eran los aires propios de nuestra Galicia los más indicados para efectuar vuelos y no los de otras latitudes (acaso lo fueren también los del área de Buenos Aires, Argentina, aunque ello no se ha verificado a la luz de esas investigaciones).

Acompaño foto del monumento recientemente develado frente al ayuntamiento de Obradoiro en honor a su hijo predilecto, el Ingº Manuel García, recordando los setenta años de la construcción del Manolo I, importante hito de la aeronáutica mundial.

12 octubre, 2006

Mejorando Los Presentes (MLP)

Este post es para evidenciar la estima que profeso para con un gran amigo y mejor compadre, quien en sus ratos de gourmet / gourmand (MLP) a veces se le da por pinchar pedazos de huachalomo de chanchito asado (MLP) con un tenedor y ofrecerlo directamente a la boca de sus amigos (esto lo hace porque se sienta en la noticia acerca de lo que pueden atribuirle las mentes pacatas que en todo ven mariconadas... por cierto, bien que algunos de sus amigos aceptan de buen grado el bocadillo). Hace algún tiempo conversamos acerca de un cartoon de Warner Brothers realmente inesquecivel del cual sólo habíamos rescatado la música y buscado infructuosamente en las compilaciones de caricaturas de esa compañía en Amazon y E-Bay, hasta que finalmente alguien piadoso lo ha colgado en la Biblioteca de Alejandría visual, o sea, el socorrido YouTube. Adjunto la letra completa, como es habitual, en el primer comment.

Con la genial dirección de Fritz Freleng, "Three Little Bops" (mejorando los presentes).

10 octubre, 2006

¡Vamo' Pa Zimbabwe, Familia!



El pasado 16 de Setiembre recibimos en la casilla de Gmail de Otro No una invitación para compartir un negocio que nos pareció interesante en grado sumo (la traducción completa del mensaje recibido se adosa como primer comentario a este post)

Para abreviar, se trata que el Presidente de Zimbabwe, Robert Mugabe, promulgó una nueva legislación agraria que desencadenó una extrema tensión social, empujando a que veteranos y mercenarios de otras guerras se constituyeran en piquetes de asesinos que ultimaron cientos de personas, entre las que se cuenta el padre de un afligido zimbabwano -el Sr. Paul Konta, suscriptor de la carta- quien, en días previos a su muerte, efectuó un depósito en un lugar seguro de diecinueve millones de dólares, los cuales estaban destinados a encomiables tareas de índole humanitaria. Habiéndonos contactado a través de una agencia sudafricana a fin de compartir generosamente tal monto (todo es preferible antes de que caiga en las manos de los zafios truhanes del corrupto régimen mugabiano), no sólo nos llenamos de orgullo por enterarnos que la difusión de Otro No alcanza hasta las soleadas y amables tierras africanas sino que -reconociéndonos practicantes a toda prueba de la solidaridad y el altruísmo- hemos puesto a disposición del Sr. Konta no solamente los números de las cuentas corrientes que maneja Otro No en la Swiss Investment & Finance Corp. (cuentas que abrimos en la sucursal del balneario del lago Locarno, para ir a tono con nuestro motto), sino que de modo inmediato hemos solicitado se emita también en su favor una tarjeta adicional de las completísimas tiendas Saga Falabella, por lo que se le pudiera ofrecer. Ponemos en autos de nuestros lectores, por acuerdo de nuestro directorio y en coordinación con el Lic. Manolo García -competente consultor y amigo, a quien acudimos con frecuencia tratándose de decisiones cruciales, como la que nos ocupa- que pretenderemos apenas el 79% de la cifra conversada (porcentaje que no es casual, toda vez que ha sido mencionado así como pa' quedar en 75%), lo cual redondearía en un aproximado de quince millones de dólares lo que será nuestro muy desprendido emolumento.

Seguros de que nuestros lectores contribuirán con más ideas para la aplicación y uso de tales fondos (los que seguramente y de modo pleno contaremos en un plazo muy breve), nos estamos dedicando a la evaluación de los siguientes proyectos:

+ Patrocinio del estudio 'Investigación Probabilística Combinada de La Rotación Aleatoria de Cinco Hexaedros en Receptáculo de Cuero de Vacuno (Cachito)', conducida por el Prof. Roberto Challe, de la Universidad DallaVita, Italia.
+ Patrocinio (alternativo a los ya subvencionados) del 'Club de Fans de Kim Jong Il' -también conocido por sus siglas de 'KJF&E'-, de reciente formación en Pionyang.
+ Donación no revolvente a la Sociedad Investigadora de la Inteligencia de A Coruña, en Galicia, España (la cual se nos ha pedido no sea en metálico, en precaución por la humedad).
+ Donación a la Sociedad Investigadora contra Fraudes por Internet, con sede en Harare, Zimbabwe.
+ Institución de la Beca de otorgamiento bianual denominada 'Charles Sí, Otro No', destinada a la motivación de los primeros puestos femeninos de los Centros No Estatales de Capacitación Profesional de Lima y provincias.
Quedamos a la espera de sus sugerencias al respecto.

03 octubre, 2006

Necesarias Gracias

Como dice Pelé cada vez que se mira al espejo: aclaremos esta situação...

Atendiendo a lo que divulgó en 1983 el gurú Cheo Feliciano en su conocida encíclica 'Trizas', "uno se entrega entero y lo devuelven en pedacitos (pa' tí negrona, ¡aaaaay!)", el deber de todo artista que se precie es prodigarse incondicionalmente a su público y, en virtud de ello, es casi un menester ser devuelto cortado en cuadritos como con un Nicer Dicer (cuchillas de diseño alemán de filo inagotable), triturado como con un Magic Bullet (¡una comida completa en tan sólo diez segundos!) o hecho una papilla por el incontrastable Jack Lalanne's Power Juicer (preservando intacto, no obstante, todo el contenido vitamínico). En eso consiste, básicamente, el dispendioso precio de la fama, I.G.V. incluido.
Lo sé de cierto y de modo muy cercano desde el día en que, en mi début sobre las tablas, despojándome de todo tapujo (además de la ropa, porque ya no entraba) puse sobre mi humanidad el sobrio disfraz fucsia del dinosaurio más querido de la televisión -me refiero al carismático Barney- en ocasión del cumpleaños número cinco de mi sobrina Carla María. Conocí de cerca el sabor de la fama desde el momento en que llegaba a la comisura de mis labios parte del profuso sudor actoral (ocasionado no tanto por miedo escénico, sino por el calor casi de pachamanca que generaba la impenetrable goma látex de la que estaba hecho el disfraz) hasta el feliz momento en que organicé la rondita de fin del programa con un habitual 'Te quiero yo y tú a mí, somos una familia feliz...', que esperaba terminar de una vez por todas con las jaladas de cola, las patadas a la canillas y los espabilados '¡Ya sé que eres mi tío Carlitos...!' que me prodigaban, felices, los veintitantos entusiastas e incansables chiquillos que bailaban de mi mano y alrededor.

Es por ello que al leer el muy meritorio perfil (escrito de costado) de la incondicional Normita Tinoco no he podido más que -tanto como en la ocasión descrita en el párrafo precedente- paladear el inigualable disfrute de la labor cumplida (o, mejor, en gerundio, de la labor cumpliéndose) en este humilde Metrónomo, sintiendo que mis modestas letras han llegado hasta los más distantes confines, no sólo de la patria, sino también de los intelectos, cualesquiera fuera el número de neuronas que los cobijen. Me place sobremanera enterarme que -aunque en la nota no hayan sido mencionados con nombre propio- mis poemas 'Erotema (O La Lengua Castellana Para Un Segundo Uso)' y 'La Tauromaquia De Tu Ausencia' fueron incidental fuente de inspiración para Normita et alter a fin de echar a rodar la traviesa locura en la que se ha convertido el 'Club de Fans Charles Forever & Ever', en sus palabras, 'faro origen de luz y de proyección de destinos', debiendo dejar totalmente en claro que estaría dispuesto a aceptar toda invitación a cualquier karaoke -ya en Lima, provincias o en el extranjero- para cantar toda serratiana 'Penélope' que se pudiera poner a tiro, con la feliz certeza de que al acabarla y -emulando a un consagrado ídolo del heavy- me pudiera lanzar de espaldas y con los brazos en cruz, dichoso y confiado, sobre un compacto mar de amigas y devotas metronomeras.

A fin de no quedar solamente en palabras, y dado que la remisión vía DHL viene resultando algo costosa para estos tiempos de escasez de rinocerontes, dejo una vez más en sus manos retrato del suscrito debidamente dedicado, parafraseando a Salinger, with love & squalor.


(Un pechón Metrónomo el día en que pensó que el mar se venía. Playa La Granja, Chincha, en el verano de 2006. Nótese la rúbrica del autor, incuestionablemente inspirada en el sello de Prince. )

25 setiembre, 2006

"Eternamente Bella, Beeella..."



Así como en todo chifa que se precie no debería jamás faltar el arroz chaufa y el tallarín saltado, he llegado a la conclusión de que todo karaoke peruano deberá contar de modo indefectible con la siguiente relación de canciones (verdaderos íconos de sabe Dios qué inconsciente colectivo, huachafería u oculta sensibilidad):

Para las tías de todas las edades: 'Eternamente Bella' de Alejandra Guzmán y 'Chica Ye Ye' de Martha Sánchez (símiles de lo que para las cuarentonas gringas es 'Like a Virgin' de Madonna), y así como para ponerle sandunga a la cosa su buen 'Se Me Olvidó Otra Vez', versión Maná. Para tíos generación cincuenta p'atrás: 'Puerto Montt' de Los Iracundos, 'En Mi Viejo San Juan' (varios), 'A Mi Manera' (castellanizando a Sinatra), '¿Y Cómo Es Él?' de Perales, 'El Último Beso' de Los Doltons y, así como para poner romanticona la cosa, 'Un Gato En La Oscuridad' de Roberto Carlos más su buen 'Eres Tú' de Mocedades. Para tíos jóvenes (o sea, garridos muchachones y gamberras choclonas aproximadamente como de la edad del suscrito) ha de incluirse obligadamente 'Santa Lucía' de Miguel Ríos, 'Rasguña Las Piedras' de Sui Generis, 'Los Patos & Las Patas' por los NSQ-NSC, 'Amante Bandido' de Miguel Bosé, 'Cuando Calienta El Sol' de Luis Miguel y hasta hay sitio para 'Noelia' de Nino Bravo (con el agradecimiento de los autores de las e-Pístolas, por la mención a su musa, camino a Cieneguilla). Si se tratara de algo más movidix, habrá de recurrirse a 'Venezia' de los Hombres G, o a algo en inglés, como 'You Are The Sunshine Of My Life' de Stevie Wonder, 'I Say A Little Prayer' de Aretha Franklin o 'Don't Go Breaking My Heart' de Elton John y Kiki Dee.

Por supuesto, en ánimo de cubrir todo el espectro, deberá incluirse también 'José Antonio' de Chabuca Granda o 'Mi Propiedad Privada' (aquella que dice 'Con sangre de mi regla / Te marcaré la frente...'), 'A Quién Le Importa' de Alaska & Dinarama y 'Pluma, Pluma Gay' de Los Morancos, no fuere a ser que se acuse al local de discriminación por opción sexual. Por supuesto, para quienes asistan con bividí, sandalias y anillo de oro de la XVII Promoción del Leoncio Prado serán insustituibles 'Vivir Lo Nuestro' del carismático (?) Marc Anthony, añadiendo (¡cómo no!) el ubícuo 'Corazón Partío' de Sanz que es, de lejos, la canción más socorrida cuando de karaoke se trata.

Por si acaso, ya tengo preparada mi listita para cuando me toque ir, cualquier día de semana de éstos. Se me ha antojado 'Corazón de Neón' de la Orquesta Mondragón, los sobrios boleros 'Nosotros' y 'Cómo Fue', la balada pop 'Tiritando' de Donald, y para completar la propia huachafería (es más fácil, dice la Biblia, ver un vivir lo nuestro en el ojo ajeno que un corazón partío en el propio) las clásicas 'Come Rain Or Come Shine', 'Against All Odds', 'Something Stupid' y, de hecho, 'Baby Grand' y 'Chipi Chipi', así como para que ya no falte nada.

(A ver... Y uno, y dos, y tres... Dun dun dun dun dun dunnnn... A menudo me recuerdas a alguien...)

24 setiembre, 2006

Fish & Chips


Extraordinario testimonio fotográfico que equipara dos distinguidas plumas de la escena literaria mundial.
Aunque la leyenda no es muy clara por el impío actuar del tiempo sobre los originales, la foto de la izquierda corresponde al reputado escritor Carlos Barrientos Gayoso [se le menciona los dos apellidos, como es de rigor respecto de todo escritor que haya alcanzado cierto merito (merito, por cierto, y no mérito, ya que la comparación es alusiva a la pesca)], en plena y ardua faena anzuelera en las heladas aguas de un estanque de Ingenio (no hay mucho ingenio que aportar, dicho sea de paso, para enterarse que pescar en un estanque rebosante de peces subalimentados no es tarea propia de titanes).
A la derecha, un principante Ernest Hemingway (*), jalando su caña con la carnada intacta, evidencia de que su derrota estaría cantada en este monumental duelo de escritores, aún cuando la competencia se circunscribiera solamente a la pesca de truchas.
(*) Nótese que se menciona a este autor como Hemingway, a secas, y no se le reconoce segundo apellido, no tanto por eso de las costumbres sajonas de omitirlo, sino porque a lo mejor sus alcances literarios no fueron suficientemente exitosos como para merecer el doble patronímico.

20 setiembre, 2006

And You Alone

Un OVNI sobrevuela la ciudad de Los Ángeles hasta posarse sobre el edificio circular de Capitol Records. Por instantes, la incertidumbre cunde. Es 1974 y las cámaras están captando el momento. De la nave plateada desciende una figura magra, de barba y pelo largo, enfundada en un llamativo traje metálico. Con los ojos cubiertos por unos shades de cristales pintados como estrellas el personaje tararea los primeros acordes de una canción que suena bastante familiar. Es Ringo Starr. El mundo, instantáneamente, queda detenido...
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Como muchos no alcanzamos a recordar, 'Only You (And You Alone)' fue una exitosa canción popularizada por The Platters en 1956. A iniciativa del propio John Lennon, a modo de homenaje, en 1974 Ringo Starr incluye un cover del tema en su álbum 'Goodnight Vienna', cuya portada (en la foto) se inspiró en la película cincuentera 'The Day The Earth Stood Still'. Los arreglos corrieron tanto por Lennon como por Harry Nilsson - amigo íntimo de Ringo y que aparece con él en el video-, músico conocido por éxitos como 'Without You' y 'Coconut' y por haber compuesto en 1981 para Ringo el flaco hit 'Stop And Take The Time To Smell The Roses'; sorprendentemente, 'Only You' llegó a ubicarse en la posición Nº 6 del Billboard en Agosto de 1974 (referencialmente, el mismo año de 'Band On The Run' de los Wings, 'The Loco-Motion' en la versión de Grand Funk y la magnífica 'The Air That I Breathe' de The Hollies).

Antes de hoy, yo vi este clip en el pasado solamente una vez -como diría el bolero-, seguramente hacia 1976, en algún programa de televisión o, quién sabe, en alguna de las presentaciones de videos que, con banda en vivo, se organizaban por entonces en el inmenso cine 'El Pacífico', en Miraflores. Estuve buscando volver a verlo esporádica e infructuosamente por años (incluso, hace un tiempo, acudí vía e-mail a la muy enterada Mabela Martínez, sin éxito). At last, y hace apenas veinte días, piadosamente alguien se animó a añadir esta peculiar curiosidad a la nutrida biblioteca de YouTube.



Desde estas latitudes, sinceras gracias por ello.

18 setiembre, 2006

But I Like It!

(Los Rolling Stones en el concierto 'A Bigger Bang': Ronnie Woods, a la izquierda, Mick Jagger a la derecha y al centro, el tecladista invitado Chuck Leavell, en Rentschler Field, Hartford, Connecticut, el viernes 26.Ago.05, la noche en que estuvimos ahí)

Según se dice, por el malestar que les causó dejar plantados a los niños de un albergue infantil en la ciudad de Imst, en Austria, en una visita programada la mañana siguiente a un concierto efectuado en Viena el 30.May.99 (al cual los integrantes de los Rolling Stones no llegaron por haberse dedicado severamente a tonear, como correspondía), Mick Jagger y Keith Richards decidieron hacer un cover de uno de sus temas más representativos con el exclusivo fin de dedicar lo recaudado por las ventas a fines benéficos. Así, hacia Octubre del mismo año - a puertas de celebrarse la llegada del 2000- y contando con el concurso de unos treinta y cinco importantes músicos y cantantes, los Stones grabaron para la organización de ayuda a la niñez desvalida Children's Promise la canción "It's Only Rock 'n' Roll (But I Like It)".

Bajo la dirección del director británico Edward Rinkoff, el clip que acompañó al lanzamiento del CD doble (single presentado en cuatro mezclas, Universal Music TV 156.601.2, 1999) es un raro cameo en el que se dejan ver leyendas de la música popular como Chrissie Hynde, Ozzy Osbourne, Bonnie Raitt, Joe Cocker, James Brown y músicos de la talla de Herbie Hancock y Ray Barreto, compartiendo escenarios con íconos del rock y el pop (Annie Lennox, Jamiroquai, Lionel Richie, las Spice Girls y Jon Bon Jovi, entre muchos otros), incluso junto a dos extraordinarios actores cómicos (Robin Williams y el británico Eric Idle). El single llegó hasta el puesto 19 del chart británico, fue difundido como uno de los temas de la BBC TV para conmemorar ese especial fin de año y se estima recaudó medio millón de libras esterlinas (sin contar, por supuesto, la contribución que significará que el autor de esta columna se anime, finalmente, a pedirlo a través de Amazon).

Vi este clip por primera vez en 2001 en la fenecida cadena musical de cable argentina Mu21c, y cuento la canción entre mis all time favorites.
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[La letra y la impresionante relación completa de participantes se adosa (tal como se haría en 'Lado B'), en el primer comentario de este post]

13 setiembre, 2006

Descentralización Administrativa

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Huancayo, 8 de setiembre de 2006

Visto el Oficio Nº 812-2006-Metronómo-01;

Considerando:

Que, la Primera Disposición Complementaria y Final del Decreto Otronóstico Nº 127658, Decreto Marco de la Modernización de la Gestión del Directorio de Otro No, aprobó los "Programas Piloto de Descentralización en los concerniente a los Directorios de la Plana Otronóstica", estableciendo entre otros objetivos, alcanzar un bloggeo descentralizado a través del fortalecimiento de Auditorios y Lectoría Regionales así como gradual transferencia de funciones;

Se Resuelve (Perfectamente, Correctamente):

Artículo Único.- Deléguese al Directorio de Otro No la aptitud de convocar a Directorios fuera de los linderos de la ciudad de Lima, autorizándose a la convocatoria -como suceso inicial- a realizarse en el local de la Biblioteca del histórico Convento de Ocopa, localidad de Concepción, provincia de Huancayo, departamento de Junín.

Firmado: Augusto Effio Ordóñez - Bibliotecario Izquierdo.
................Carlos Barrientos Gayoso - Pro Tesorero Derecho.

02 setiembre, 2006

Actualización Para el 'CFE&E Fan Club'



Grabado del reciente look D´Artagnan del responsable de este blog, con sincero aprecio y cariño para todas las incondicionales fans del 'Charles Forever & Ever Fan Club', para su filial cajatambina 'Charles Sí, Otro No' y -aunque reniegue la señorita de iniciales N.T., Presidenta Vitalicia del CF&EFC- también para el 'Charles Sí, Brad Pitt No Fan Club' recientemente fundado por las amigas del CENECAPE Mario Poggi del anexo de Querecotillo, provincia de Sullana, Piura (chicas, ya les caigo por ahí: vayan matando, vayan matando).
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29 agosto, 2006

Acerca De Lo Que Me Gustaría Ser, If Only I Could

De todos los wishful thinkings que uno se consiente de vez en cuando, hay que reconocer que muchos se alinean primordialmente con los deseos de índole más bien rijosa.

Una vez Woody Allen dijo que, de existir la reencarnación, él gustaría de volver convertido en los dedos de Warren Beatty. Es un extraordinario deseo, a decir verdad (de mis all time favorites, como se diría según el protocolo yankee), pues ¿a qué varón no le gustaría tener un prontuario que incluyera a Isabel Adjani, Justine Bateman, Leslie Caron, Cher, Candice Bergen, Maria Callas, Joan Collins, Natalie Wood, Daryl Hannah, Janice Dickinson, Barbara Harris, Goldie Hawn, Vanessa Redgrave, Barbra Streisand, Carly Simon (You're so vain...!), Kate Jackson, Linda McCartney, Bianca Jagger, Mary Tyler Moore, Diana Ross, Liv Ullman, Melanie Griffith, Faye Dunaway, Britt Ekland, las propias Madonna y Jackie O. (herself), piantando finalmente con Annette Benning?
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Personalmente, creo que tras sólo leer la lista uno ya llega cansado. Por eso, es más terrenal desear ser solamente o Condorito -aún cuando se moleste Normita Tinoco (incondicional y muy celosa fan de este espacio literario-musical)-
para poder apapachar las formidables curvas de la Yayita, o más modernamente, Austin Powers para un clinch bien face to face con Elizabeth Hurley (como quien da un uso propio al mojo, de pasarella)


Pero la verdad (la neta del planeta), es que apenas me gustaría ser una de dos: o el joven piloto del Thunderbird Nº 2, o sea, Virgil Tracy (hijo de Jeff, hermano de Scott, John, Alan y Gordon, amigo del genio Brains, de Lady Penélope y su fiel chofer Parker) en 'Thunderbirds (Rescate Internacional)', aquella serie de marionetas de los lejanos sesentas, o más sencillamente un Oompa Loompa, pa' poder chambear en la fábrica de Willy Wonka y que por eso me paguen en granos de cacao, o mejor, en trufas de chocolate. Al menos, cualquiera de ambas opciones sería menos cansadora que hacerla de Warren Beatty. Eso, de seguro.

25 agosto, 2006

Baby Grand



In my time
I've wandered everywhere
Around this world
She would always be there
Any day
Any hour
All it takes
Is the power in my hands
This baby grand's
Been good to me
.
En el álbum 'The Bridge', Columbia 1986 -con el concurso de Ray Charles para un singular y magnífico dúo de pianos y voces- Billy Joel compone 'Baby Grand', en honor a los pianos de media cola (a diferencia de un concert grand piano, que llega a medir tres metros desde el teclado al extremo, el baby grand apenas alcanza el metro y medio). Ingeniosamente, la letra de la canción sitúa al oyente en la abierta posibilidad de entenderla como si estuviera compuesta con nostalgia para la mujer que se extraña. Éste sería un espacio realmente confortable para ubicarse siempre que fuera posible creerse aquello de all it takes is the power in my hands...
("Baby Grand", Billy Joel & Ray Charles, 'The Bridge', Columbia 1986)

16 agosto, 2006

Veinticinco Años Ha


"Que veinte años no es nada, febril la mirada, radiante en la sombra te busca y te nombra..."

En Mayo serán veintinco años. Una vida, así de rápido. Veinticinco años. Nada.
Según se cuenta, el viernes 19 de Marzo de 1982 -acaso en un acto de provocación premeditado- las tripulaciones de una flotilla de barcos mercantes argentinos establecieron un campamento en las islas Georgia del Sur, territorios regidos por el Reino Unido. Seis días después el asunto había ya escalado y hacia fines de ese mes, la invasión argentina a las islas era inminente. Después de eso y por ocho largas semanas, todos fuimos espectadores de la guerra.

Entonces yo tenía veintiuno y casi seguramente me había dejado crecer los bigotes, como ahora. En esos días sin internet ni CNN, nos levantábamos todos los días con la tensa e inquieta prisa de oír los noticieros de la mañana y saber cómo andaba todo. Metidos en la brutal licuadora de la gran política mundial, Belaúnde y Pérez de Cuéllar lanzaban hidalguísimos mensajes llamando urgentemente a la paz mientras cuchicheaban Reagan, la Thatcher y Miterrand la mejor manera de sacarle la vuelta al TIAR, en la práctica efectiva letra muerta. La televisión en blanco y negro mostraba en Buenos Aires a Galtieri sonriente, confiado, mientras las manifestaciones a favor de la invasión rebosaban en Plaza de Mayo. Los días de Abril pasaban, incrementando la inquietud: mientras Perú representaba los intereses argentinos en Inglaterra y la no tan neutral Suiza hacía lo propio en Argentina con los británicos, Pinochet y Chile marcaban su raya en el piso y se abstenían de votar en la OEA a favor de Argentina, Francia secretamente ofrecía (en nombre de sabe Dios qué imperialismo) sabotear la electrónica de los misiles y aviones vendidos a Argentina y Fidel en su distante Habana peroraba horas sobre la unidad latinoamericana. El domingo 2 de Mayo, apenas horas después de que Belaúnde alcanzara un plan de paz que hubiera podido conducir prontamente un alto al fuego, el ARA Belgrano fue alcanzado por dos torpedos lanzados desde el submarino atómico HSM Conqueror. Ese día, nuestras lágrimas fueron argentinas: trescientos veintitrés hombres (la mitad de todas las bajas argentinas de toda esa guerra) perecieron en el hundimiento. La Thatcher y su canciller Pym seguramente esbozaron conservadoras y satisfechas sonrisas.

Los argentinos y peruanos que pasamos de la cuarentena damos cabida a esos días con especial calidez. Los argentinos nos palmean la espalda y nos recuerdan 'Ustedes fueron los únicos que realmente nos ayudaron'. A nosotros, en general, nos ha servido mucho tiempo allá para sentirnos ben tractats (hagamos caso omiso de la xenofobia presente, a la venta de armas a Ecuador en pleno Cenepa). El gesto nuestro, sin adulación ni patería, fue un acto de verdadera hermandad: Belaúnde salió a decir entonces que 'estábamos listos para acudir en apoyo de Argentina con todos los recursos que fueren necesarios'. El 4 de Mayo, desde un avión Étendard de la Armada Argentina fue lanzado el misil Exocet que hundió al destructor HMS Sheffield. El misil y el artillero, dicen, eran peruanos. Yo escuché la noticia por radio, mientras hacía mi plana de asistente de análisis de costos, en Oxy; al mediodía, bajando en el ascensor, oí que un ingeniero peruano hablaba del incidente a un colega gringo: 'Have you heard we sunk a destructor?' (incidió en el 'nosotros', lo recuerdo perfectamente). 'Destroyer. Not destructor. Destroyer...' corrigió apenas el gringo (Richard-algo se llamaba), con un aire de bastante desdén, que supongo fue tanto por el nosotros como por fraterno dolor sajón. El peruano se corrigió entonces: 'Got it. We sunk a destroyer, then!' ('¡Bien hecho!' lo felicité desde dentro de mi sonrisa burlona). De ahí en más, creo, ya todo fue cuesta abajo: menudeaba el desgano en la tropa de ocupación, bastante mal pertrechada, hambrienta y con frío, los gurkhas (como perennizaría Charly después) seguían avanzando y todo el resto de nosotros dejábamos de escuchar a Clash. El 1º de Junio ocurrió el desembarco a gran escala, y en algo así como en un déjà vu del día del 6 a 0, nos dimos cuenta de que no había más que hacer. Una a una fueron cayendo las guarniciones hasta que el 14, finalmente, acabó la agonía con una apresurada capitulación. Como en Buenos Aires, aquí también nos dolió, y mucho.

Han pasado (¡qué pronto!) veinticinco años. Tanto los peruanos como los argentinos de esos días hemos dejado de ser lo que nunca fuimos. En ese lapso, la siempre infausta herencia de la guerra ha traido consigo no sólo la penosísima cuenta de cuatrocientos veinticuatro suicidios entre los ex combatientes (según he leído, elocuentemente narrados en films como el reciente 'Iluminados Por El Fuego' de Tristán Bauer), sino también toda una generación de argentinos marcados por la aberrante experiencia de haberse alineado en un nacionalismo que apuraron los mandos militares en circunstancias de franca emergencia social. Los peruanos, por cierto, también hemos tenido nuestras guerras, nuestros kharmas y quién sabe si hasta nuestros gurkhas, pero eso es harina de otro costal y letra de otra historia (como fue, por ejemplo, que en casa de nuestros queridísimos Solimano bautizaran a toda una camada de doberman nacidos en esos días con los infames nombres de Pym, Thatcher, Gurkha, Queen et alter).

Hay cosas que no se olvidan, empero (al menos, está entre las cosas que yo jamás olvidaré y que se entienda que no es un buen pretexto sólo para contar la anécdota, sino que explica realmente la complejidad del sentimiento). El domingo 15 de Junio de 1997, en el Estadio de River Plate en Buenos Aires se enfrentaban a las 19:00 locales las selecciones de fútbol de Argentina y Perú. Estábamos mi tío y compadre Lucho Matta, mi amigo Guido Gonzáles y yo en la tribuna que da a occidente, junto a una barra peruana de no más de quinientas personas: exigua, desde donde se le mirara (literalmente) ante las setenta mil almas que llenaban el Monumental. Casi una hora antes de empezar el partido, la barra de tribuna sur (la más popular, calculo) empezó a vociferar repetida y enérgicamente "¡Eso' peruano', hijo' de puuuta!... ¡Eso' peruano', hijo' de puuuta!... ¡Eso' peruano', hijo' de puuta!...". En medio de la tarde-noche helada, a un peruano de la barra brillantemente se le ocurrió decir "¡Vamo' muchacho'... ¡Todos a una! ¡Esa' Malvina' son Argentinas!, ¡Esa' Malvina' son Argentinas!, ¡Esa' Malvina' son Argentinas!..." y así lo repetimos todos los de la barra, con toda la fuerza que podíamos... Poco a poco la tribuna sur empezó a enmudecer. Y así, sucesivamente, todas las demás. La convulsionada maraña de brazos y torsos de los hinchas argentinos se fue quedando calladita y quieta. "¡Esa' Malvina' son Argentinas!, ¡Esa' Malvina' son Argentinas!...". Espontáneamente los setenta mil argentinos presentes empezaron a aplaudir, a aplaudir y a aplaudir. De lo último que recuerdo de ese genial instante, entre las lágrimas sinceras que también algunos peruanos derramábamos fue (en esa especie de confuso recuerdo que hace dudar si se vio en realidad o no, dada la distancia) una camiseta y un gorro argentinos, pertenecientes a un muchacho que estaba pegado al alambrado que separaba nuestras tribunas, mirarme directamente a los ojos, golpearse el pecho con el puño dos veces y echar la mano hacia adelante con los dos dedos levantados en señal de paz.

- ¡Grande, peruano, grande!...
- Por ustedes, hermano. Por ustedes.
Después de eso, pudimos cantar el himno nacional tranquilos. Hasta eso pudimos.
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12 agosto, 2006

Terra Incognita


- ¿Y dómde lo pongo?
- ¡Ah! Ponlo aquí, nomás.
- ¿Aquí?
- Sip.
-¿Y se acordarán de la foto?
- Quienes te sigan, de hecho que sí, amixx.


Es que no quedan más lugares ignotos a dónde ir. El mundo ha perdido por completo el exotismo. La televisión, los libros y el cine hacen esfuerzos desesperados por mostrarnos hasta el cansancio lugares que jamás conoceremos. Esta tarde, como si tal, vi un documental de TNP sobre una excursión a la cima del Misti; mientras la expedición coronaba la cima -entre jadeos, fallas electrónicas y tiritones nomás a cero grados- el líder mencionó que en la punta existe una cruz ¡colocada ahí en Octubre de 1900! Pensé ‘¿Y dónde está el mérito de coronar el Misti si es que previamente alguien ya se dio el trabajo de llevar hasta ahí una cruz de fierro de no menos de una tonelada de peso, colocarla en una base de concreto y –encima- ponerle una placa conmemorativa?...’. Definitivamente, el exotismo habrá que buscarlo en algún otro lado: no sé, el fondo del mar, en algún lugar de la atmósfera superior, en Perth, Australia (tanto como con el ligero hastío ‘¿Conoces Londres? ¿O Río? ¿O San Francisco? ¿O Nueva York?’, hasta el momento nadie me ha preguntado, felizmente, si conozco Perth, o Auckland o Anchorage).

[Hint, Charly Boy: la parte más exótica que jamás podremos visitar vive dentro de nosotros. Más precisamente, en nuestros sueños.]

Anoche (esta mañana, a lo mejor) soñé que estaba en un parque infantil y de pronto subí a un carrousel repleto de niños. El aparato comenzó a girar y a girar y los niños gritaban con esa especie de miedo leve y excitación que les da la velocidad. Delante de mí, en una especie de carromato sin caballos había cuatro niños, muy parecidos entre sí. ‘Estos dos son mis hermanos’ me dijo uno, el que tenía delante de mí (camiseta a rayas, muy rubio y los hermanos con las manitas hurgando en bolsas de pop corn o papas fritas). ‘Y ella es mi hermana’. Era una niñita rubia, con rizos. La vi a los ojos y le sonreí (los adultos, en los sueños, tenemos la prerrogativa de ir sonriendo a los niños como si también lo fuéramos). ‘¿Cómo te llamas?', le pregunté. Me dijo ‘Brrrabbbabbbbia’, mientras pedacitos de galletas salían volando de su boca. ‘Anda. Termina de masticar esas galletitas y dime cómo te llamas. De otro modo nunca te voy a entender’ (más gerundio peruano, aún en sueños no le dije directamente ‘Nunca te entenderé’). ‘Abbbabbonnia’ repitió, muerta de la risa. ‘¿Cómo dijiste?’, insistí. Dejó la bolsa de galletitas sobre su regazo (un primoroso vestidito blanco, de esos de álbum de fotos), se limpió la boca con el dorso de la mano izquierda y me regaló una sonrisa bellísima a la que faltaba un diente, empezando a mudar. ‘¡Apolonia!’, me gritó. ‘¿Apolonia?’, le pregunté. El hermano mayor, mirándome con un gesto serio y como confiándome algo muy secreto, dijo: ‘Es que así se llamaba la abuela de mi madre’ (ahí pensé que yo jamás me hubiera referido a mi mamá como madre). ‘Apolonia es un lindo nombre’ le dije, pensando en que de verdad era un nombre bello, ‘Tus padres realmente deben haberse tomado un tiempo para decidir por es nombre tan bonito, Apolonia’. ‘¿Y tú por qué escribiste eso?. No me gustó…’, me dijo Apolonia. Yo dudé un instante porque sabía lo que venía (tanto como un buen par de paréntesis, la ventaja que uno tiene sobre sus propios sueños es que, al diseñarlos, sabe Dios en qué neurona o axón perdidos en la terrible maraña del cerebro, más o menos intuye por qué lado viene el asunto). ‘¿Eso? No sé qué es eso, Apolonia’. Metió su manita otra vez dentro de la bolsa de galletas y me dijo ‘Eso, lo de mi agenda de Hello Kitty’. Asentí, pensativo. ‘Ah, eso… Bueno, los grandes a veces escribimos cosas raras. No sabía que alguna vez te iba a encontrar. Supongo que estuvo mal que hablara de tu agenda Hello Kitty sin haberte pedido permiso antes, ¿no?’ Ella dijo ‘Mmjm’ bajando y subiendo la cabeza, ‘Estuvo mal. A mi mamá tampoco le gustó’. Miré en derredor (mirada de Bruce Willis, apretando los dientes y ojos entrecerrados, de sospecha). ‘No lo sabía. Perdón’, le contesté. ‘No importa. Ya no me gusta. Te la regalo’, me dijo, bajándose del carrousel, que en ese momento se detenía. El hermano me explicó ‘Ella es rara. No le hagas caso’. ‘Todo bien’ –le dije- ‘No le haré caso…’. ‘Chao’ me dijeron los tres hermanos, mientras corrían, alejándose. ‘Chao’ les dije, y seguramente desperté en otro sueño (y no sé bien por qué hoy he echado a Apolonia tanto de menos).

Algún día, alguna vez, si por ahí nos encontramos en alguna charla incidental, en una de ésas en las que nos vence la vanidad de exponer al alimón lugares que hemos tenido en dicha conocer, antes de preguntarme por Perth, Brisbane o Luzón, por favor, pregúntenme por Apolonia. Yo les diré -con todo pormenor- cómo apenas desperté, anoté con cuidado nombres y circunstancias e hice un croquis aproximado para todos aquellos que quieran conocerla: primero, hay que escribir un cuento en el que se le rompa el corazón terrible, impíamente; luego, hay que soñarla sin proponérselo, no sobresaltarse al encontrarla y esperar de modo paciente hasta que nos diga correctamente su nombre; al despertar, hay que anotar cuidadosamente nombres, circunstancias y situaciones. Es preciso siempre acabar con un ‘y no sé bien por qué hoy he echado a Apolonia tanto de menos’, entre paréntesis.

(Eso es lo fundamental. No hay que olvidarse jamás de los paréntesis. Eso es lo fundamental para encontrar, finalmente, a Apolonia) .
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05 agosto, 2006

A K2 Of My Own

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He hecho una estimación acerca de la cantidad de palabras contenidas en “Rayuela”. La edición que tengo en la mano (formato paperback, editorial Punto de Lectura, tapa gris y blanca, atrás foto de perfil de Cortázar, fumando) tiene setecientas once páginas. Hice un muestreo en dos o tres de ellas y resultaron tener alrededor de trescientas palabras, poco más o menos. Promediando el contenido de los folios que están profusamente adosados de notas con los que apenas incluyen dos o tres renglones (el más breve, aunque no lo aseguro, es el 118 en el que cita a Malcolm Lawry, en ‘Under The Volcano’, "¿Cómo convencerá el asesinado a su asesino de que no ha de aparecérsele?", el cual compite en brevedad con uno de mis favoritos, el 85, "Las vidas que terminan como los artículos literarios de periódicos y revistas, tan fastuosos en la primera plana y rematando en una cola desvaída, allá por la página treinta y dos, entre avisos de remate y tubos de dentífrico", verdad que es tan directamente aplicable a los cuentos que uno acomete), “Rayuela” debe contener unas seiscientas cincuenta páginas, y si es verdad que hay unas trescientas palabras en cada una de ellas, incluyendo los tres asteriscos que siguen al "paf, se acabó" del capítulo 56, debe contener unas ciento noventa y cinco mil palabras castellanas (no voy a redondear esa cifra a la centena de millar más cercana, es decir, las doscientas mil, por el pudor que implica saber lo que cuesta no poder escribir cinco mil palabras seguidas).

Hoy he escalado el K2 dos veces: hice algo que no muchas centenas de personas ha hecho (acaso sólo decenas, acaso nadie).

En el capítulo 78, segunda página en mi edición, Cortázar escribe: “…ese poema de Cummings donde se dice que para la creación el Viejo juntó tanto aire en los pulmones como una carpa de circo”. Cuarenta y tantos años después de que Cortázar incluyera esa mención en su manuscrito -seguramente tras haber revisado qué sé yo qué nota y pitar un amargo Gaulois- consulté en el oráculo Google (mediante “God” + “tent” + “Cummings”, siendo ee cummings, by the way, el poeta aquél que escribía todo en minúsculas, hasta su nombre, y uno de cuyos poemas fue mencionado –no tan al paso- en "Hanna & Her Sisters" de Woody Allen, específicamente aquel bellísimo que reza que "nobody, not even the rain has such small hands..."), apareciendo algunas cuantas veces la mención al fragmento que se cita. Textualmente dice (en minúsculas): “when god decided to invent everything / he took one breath bigger than a circus tent / and everything began…” Cortázar sigue: “No se puede decir en español. Sí se puede, pero habría que decir: juntó una carpa de circo de aire.” (nomás dejarlo ahí, pitando otro cigarro, fatigándose con la imposibilidad de la traducción perfecta, lamentando las curiosas imperfecciones de ciertos armazones lingüísticos y bufando otro ‘eppur, il faut tenter de vivre…’, frase que deberá poner cuidadosamente dos veces en el capítulo 28 -acaso el más largo, tampoco lo aseguro- en medio de sus trece mil doscientas palabras, si seguimos los promedios).

En el capítulo 101 (primera página) escribe, muy probablemente habiendo consultado algún santoral francés: “…jueves 1, viernes 2, sábado 3, domingo 4, lunes 5, martes 6, Saint Mamert, Sainte Solange, Saint Achille, Saint Servais, Saint Boniface…”. Según ello, la celebración de San Mamerto es el 11 de Mayo, el de Santa Solange el 10, el de San Aquiles el 12, San Gervasio el 13 y San Bonifacio el 14. El mes que Pola veía en el almanaque era, en consecuencia, Mayo. Dado que “Rayuela” se publicó en 1963, el año inmediatamente anterior que correspondió a un jueves 1º de Mayo fue 1958 (aquí presumo: Cortázar escribió este párrafo, con otro propósito y acaso con la intención de incluirlo dentro de los capítulos prescindibles, la brumosa noche del viernes 16 de Mayo de 1958, con aburrida luna nueva y una tremenda acidez parisina).

[Capítulo (Absolutamente) Prescindible: ¿Subir al K2? Algo pretencioso, seamos sinceros. Nada que no implique algunas cuantas horas de lectura y computador, y sin embargo… el repasar “Rayuela” implica riesgos tan grandes como la anoxia y la congelación: sostener en la escalada parte de una vida, atada a un invisible cordón de citas subrayadas en lápiz y en declinante resaltador amarillo, encarando identificaciones tan profundas como abismos en el hielo, enfrentando ahogos se parecen tanto a suspiros. Y todo para seguir apenas en la intuición de que la vida no es más que andar sin buscar, a sabiendas que se anda siempre para encontrar, como en toda segunda página de cualquier capítulo 1…]
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03 agosto, 2006

You Take Good Care!

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Creo que hubiera hecho lo mismo de tratarse de Karen Silkwood, John Nash, Erin Brockovich y, por supuesto, del imposibilísimo Leonard Zelig.

Cada vez que ocurre algo similar, Vivi Lucía debe reconocer la monumental cara de estupor que pongo, la media sonrisa, los ojos iluminados y esa especie de febril entusiasmo infantil que me domina. Como la vez en que, junto a ella (y no con ella, porque ella estaba mirando hacia otro lado, o sea, hacia la salida) quedé estupefacto, boquiabierto y patidifuso ante la vista de uno de los dos ejemplares que quedan en el mundo de la primera Biblia impresa por Gutemberg, cuidadosamente preservada en New Haven, en la Beinecke Rare Book Library de la Universidad de Yale (alguien que haya visto y leído algunos cuantos libros podrá hacerse de una idea próxima a lo que significa la contemplación de ese monumento que describo), o cuando, sorteando la mínima seguridad de la Yale Art Gallery, pasé por encima de la cuerda que se interponía entre una escultura de Rodin y yo y la toqueteé a sabor, con el impulso tan humano conectarse con el mundo a través del tacto (la escultura metálica estaba, por supuesto, muy fría y por cierto, no hubo nadie en leguas para llamarme la atención por el desatino). Y no hablo de cuando me quedé al borde de las lágrimas ante la vista de unos grabados de Leonardo exhibidos en el Metropolitan Museum of Art de New York (los cuales, felizmente, no intenté tocar dado que sospeché que con ello probablemente acabaría en algún precinto policial de Manhattan, dándole explicaciones a algún sargento que tuviera la pinta y el acento de Rubén Blades haciendo de tombo neoyorquino).

[Entonces ¿van sumando: admiración, estupefacción, tacto y, como único testigo, Vivi Lucía?. O.K.]

Ayer por la tarde invité a Vivi Lucía a tomar lonche en la recién inaugurada sandwichería Palermo, aquí en 28 de Julio, en Miraflores (para quienes no tengan pajolera idea de quién es Vivi Lucía, aclaro que es mi hija de catorce años, ruda e impagable amixx, chochera musical y antiliteraria, afortunada heredera del ácido sarcasmo del taita; y para quienes no tengan pajolera idea de los buenos sandwiches que venden en Palermo, ¡bueh...! ¡no saben lo que se pierden...!). Después de eso fuimos a dar una vuelta por Larcomar, yo, con la secreta intención de entrar a la Librería Ibero a ver si alguien ya se había tomado la molestia de recopilar mis (muy malos) escritos y en una de ésas, haberme publicado sorpresivamente y sin mi permiso, y ella, con el sagaz propósito de hacerme ir a ver con engaños 'Viviendo Con Mi Ex' (al menos, ver a la Aniston podría haber sido motivador, digo). Entonces...

[Digresión: hace unos dos meses vi un reportaje acerca de la labor en que viene empeñándose (nótese el peruanísimo y delator gerundio) la actriz teatral Wendy Ramos junto con un grupo de clowns voluntarios autodenominados 'Doctores Bola Roja'. Una de sus últimas incursiones consistió en irse a algunas comunidades de la selva -siempre con la consigna del enorme poder sanador de la risa- a socorrer postas y hospitales de poquísimos recursos (o sea, casi todos) visitando a los enfermos, y de éstos, principalmente a los pacientes infantiles. El reportaje mostró, como caso final, la situación de una niña autista de unos catorce años, quien jamás había mostrado reacción a ninguna de las terapias convencionales: cuando los Doctores Bola Roja llegaron y la arrullaron e hicieron bailar con sus instrumentos rarísisimos y sus geniales payasadas, la niña -esto mostraba el documental- abrazó a unos de los clowns, sonriendo. A mí, como seguramente a la mayoría de la audiencia, se me hizo un enorme nudo en la garganta. ¡Cuánta humanidad, cuánta...!]

"¡Cine!", "¡Librería!", "¡Cine!", "¡Librería!", "¡Cine!", "¡Librería!"... Íbamos en eso con Vivi Lucía cuando en uno de los pasadizos de Larcomar (sí, precisamente frente a la crêperie del segundo nivel) había unas cinco o seis personas vestidas estrafalariamente (pantalones anchos, camisas blancas con muchos pines, corbatas de colores chillones) y alguien del mismo grupo tomándoles una foto. Miré bien. Volví a mirar bien. Miré a Vivi Lucía y le dije que no podía creerlo (prestamente, ella reconoció la cara de estupor y uno a uno, todos y cada uno de los síntomas sucesivos... hábilmente, dijo '¡Oh, no! Not again!' y empezó a retroceder dos o tres pasos...).

Me acerqué al tipo que estaba tomando la foto y le pregunté: 'Is he actually him?...'. El tipo dijo (parodiando seguramente mi malísimo inglés): 'Yes. He is himself!'.

[Olvidé mencionar en la anterior digresión algo que va a ayudar al factor sorpresa y al estilo de decirlo todo por cucharaditas y entre paréntesis... Wendy Ramos inspiró parte de su muy altruista obra en una película de 1998 que Robin Williams protagonizó y que se hizo merecedora no sólo a una nominación a mejor filme de los Golden Globes Awards, sino también a una por mejor actuación de papel principal. Es una película que habla sobre un paciente psiquiátrico que alguna vez quiso estudiar medicina: su nombre era Hunter Adams. Sólo que hasta hoy, siempre ha querido que lo llamen por su apodo: 'Patch'.]

Yo: Dr. Adams?...

Él (tipo sesentón, de pelo blanco y larguísimo, con pony tale, corbata gorda y amarilla): Patch!.

Yo: (me corrijo) I'm sorry, Patch. You see... I'm peruvian, and I was just passing by here with my daughter (y elevo la manos hacia my daughter, que precisamente está a siete u ocho pasos y alejándose, muerta del roche). I mean... I saw the documentary about your previous visit and the work you did with Wendy there...

Él: Oh. I'm very pleased...

Yo: Dr. Adams, I just...

Él: Patch.

Yo: Patch. It's a real honor to have you here, in our country (y extiendo la mano, en señal de saludo).

Él (mirándome la mano, primero desconcertado y luego con una enorme y confianzuda sonrisa; mano tibia y firme, énfasis en cada palabra): Oh. Thank you very much. Thank you very much.

Yo: Have a pleasant stay... (y entrando al protocolo yankee, como de un post ut supra). You take good care!

Él: (sonriente) Thanks. And goodbye!.

Y se fue, con su alborotada gente, seguramente a seguir pasando desapercibido entre tantos y tantos limeños que jamás sabrán que estuvieron a tiro de piedra de este buen hombre (quizá no tan grande, quizá no tan heroico, pero buen hombre, sí, ¡buen hombre!). Me quedé con una espectacular cara de bobo mientras Vivi Lucía venía a mi rescate. '¡Pappppá!...' (enfatizando en las 'p', con la boca llena de aire) '¿Siempre tienes que hacer lo mismo...?'.

Me miré la mano como quien ha recibido el toque de Midas.

Le sonreí, mientras me acomodaba mi nueva e invisible nariz de clown y pensé en el largo tiempo que aún me falta para poder contárselo a mis nietos. Y como el Nene Cubillas -contentísimo de la vida- le dije solamente y en un largo abrazo 'Sí, hija. Sí...'
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