23 noviembre, 2008

Lo Anunciado: Llegó QmpaMan


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Para presumir que esta colunna está dotada de cierta innegable precognición, el pasado 6 de Agosto El Metrónomo transcribió un fragmento de una comunicación que bajo el alias de Kal GolDo dirigió al buzón oficial un buen y distante amigo ("cinematográfico y pensado seudónimo que revela afición por Superniña & Las Tolacas de Krypton" se dijo en esa ocasión) .
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Anoche, con aparatoso y hollywoodense despliegue montado sobre Calgary, allá en su patria adoctiva, se ha cumplido el anuncio que hiciera alguna vez Kal GolDo, de reaparecer encubierto dentro de un brillante meteorito como un rollizo bebé. Como dicta el guión, dentro de algunos años Kal Goldo se convertirá en el superhéroe que el mundo espera bajo la identidá secreta de QmpaMan, el tímido reportero del ojo vivo.
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Aunque el disfraz definitivo de QmpaMan no está decidido aún, se sospecha que podría ser aproximadamente al siguiente:
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Seguiremos informando.
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22 noviembre, 2008

Pa' Qué Te Digo Que No, Si Sí


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En Marzo del 2007 este columnista escribió: "Invariablemente, todos vibran y corean cuando el clásico 'Tun-dunnn-dudu-dunnnn' de la incomparable 'Satisfaction', de los Stones, y a medida que ésta avanza, Juanse se empieza a desinhibir -merced a los varios on-the-rocks que se viene empujando entre canción y canción- que decide bajar desde el minúsculo escenario y mezclarse con la gente hasta que los gorilas-de-algún-bar armen círculo protector, el cual Juanse elude para treparse hasta la barra en donde este pechito y Lucho (hermano del pechito) degustan consabida jarra de chela, gran parte de la cual va a dar a los de barra-abajo que ni cuenta se dan entre que vitorean al músico y buscan tocarlo (afortunadamente, la maternal mano de una chiquilla veinteañera que está a mi lado salva del siniestro total a la referida jarra, más la cajetilla de Winston Light, pues con brioso quite las aleja justo antes de espectacular patada aérea de Juanse)."
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Favor verificar que se advierte esbelta silueta de Chito en 3:28 y caraza de este reporter (abajo, a la izquierda, camisa clara) en 3:36, en inequívoca prueba de que este servidor jamás miente.
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Gracias a mvasquezm por subir tan eficaz testimonio en YouTube.
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16 noviembre, 2008

Nosferatu, Entre Líneas


"Whatever happened to Lestat I do not know. I feed on those who cross my path. I'm a spirit of preternatural flesh: detached, unchangeable, empty." ...............Louis, “Interview With The Vampire”, 1994
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Hace un par de semanas, mientras hacía tiempo en uno de los dos novísimos malls de Trujillo esperando a que diera la hora de volver a Lima, decidí pasar por Crisol, a ver si encontraba algún libro de esos que podemos llamar de entretención. Frente a la entrada, en una pila de no menos de treinta ejemplares, estaba mostrado como novedad “El Canalla Sentimental”. Tomé uno para mirar la etiqueta del precio y leí “S/.45.00”. "¿Bayly por S/.45? mmmm…, por ahora no.", -pensé, dirigiéndome hacia el estante de descuentos y remates-. A la vuelta, en una esquina proletaria cercana a la oficina de administración, el mostrador de gangas mostraba novelitas en edición de bolsillo a increíbles S/.6.50. Estaba tomando una en las manos (“Billie Morgan”, de un tal Joolz Denby), atraido por la cubierta en blanco y negro en la que un puño que se cierra sobre una mesa oscura luce anillos en todos los dedos -uno de ellos con una calavera y dos fémures-, cuando debajo de él apareció, sobre la portada de otro de los libros en remate, un rostro de anteojos oscuros (tan oscuros como esta otra portada) que me resultó bastante familiar. En letras rojas decía: “El Ansia – Whitley Strieber – La Gran Novela De Culto Sobre Las Ambiciones De Un Vampiro Moderno”. Con un cigarro en la mano y detrás de una bellísima y acuclillada Catherine Deneuve, el rostro familiar era el de David Bowie. “Alfredo…” –pensé- “Deja de buscar mi encargo allá… ¡acabo de encontrarlo!”.
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He empezado el inextricable “El Grito Silencioso” de Kenzaburo Oé, este genio japonés que titula sus novelas tan infamemente (tan bossionamente, digamos). La lectura es lenta y aún no avanzo más allá de la página cincuenta. El estilo sincopado y acaso la traducción (para variar, malísima, en una edición barata de Anagrama) son seguros motivos del retraso. Es el transitorio eso, o el antecedente de que jamás he dejado de terminar de leer una novela. Cuando se trata de novelas que no me satisfacen, en el peor de los casos (verbigracia, la refrita “El Huerto de Mi Amada” o el plomazo “Beau Geste”, tan distante del interesante guión de la película) las leo de tres en tres páginas hasta llegar al final. Algunas me toman tiempo, como “La Guerra Del Fin Del Mundo”, a la cual reivindiqué con una lectura que concluyó algo así como diez años después de haberla empezado. A otras, las ágiles o curiositas, las acabo en dos días, un weekend o en una semana completa de sesiones de WC. En realidad -para mí- vivir una novela depende del estado de ánimo, del tiempo disponible, de lo atractiva que resulte. At the end of the day, a los gustos y colores, se los lleva siempre la corriente (es decir, si se quedan dormidos, como los camarones).
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Los sábados son indeciblemente pajas como para caminar por Miraflores. Antes lo hacía de modo cotidiano, cuando nos albergaba la entrañable y muy querida oficina de Alcanfores. A pesar de que entonces estaba a quince minutos a pie de mi casa, rara vez iba a almorzar hasta allá. Prefería invertir el tiempo de refrigerio caminando hasta Cantuarias, al restaurant vegetariano al que me aficioné y al que procuré llevar a todos y cada uno de los amigos que se pusieron a tiro. El regreso de todos los días era invariablemente por Larco, por la vereda de Interbank y la nueva Crisol, hasta llegar a la esquina con San Martín, en donde se instala un surtidísimo kiosco de periódicos. Cada tarde me detenía a mirar las carátulas de los diarios y de las revistas que la dueña -una señora de unos setenta años- colgaba de modo estratégico. A lo largo de los casi cinco años que pasé por ahí a diario, además de los libros de colección o canje que ofrecen los diarios, la doña fue añadiendo modernidades como CD’s de mp3, DVD’s musicales y hasta de temas sugerentes, cuyas tapas cubría con un pedazo de papel blanco que rezaba ‘Sólo Para Mayores’. Este sábado, después de efectuar mi recorrido procesional y contrito por los bancos a fin de amortiguar -dijo la Sra. María- mis cuentas de tarjetas, di a pie una vueltota por el querido parque de Miraflores, entre y salí de Ripley, y enfilé por Larco con dirección a 28 de Julio. Me detuve, añorante, en mi kiosco; por esas cosas raras, he comprado muy poco ahí, de modo que para la dueña soy nada más que un transeúnte anónimo, apenas el vecino de un vecino que vive entre Colón, Ferré o más allá. Miré las caras bonitas de las portadas de las revistas, di una ojeada a los diarios (“Rómulo León Sostuvo Que…”, o algo así, decían todos) y a punto de empezar nuevamente a caminar me fijé que en la parte alta delante del kiosco, rotando en su bolsita que se opacaba al sol y con un cuadradito de papel escrito con grueso plumón negro que rezaba “S/.15”, parecía levitar “El Canalla Sentimental”, edición bucanera. “Bayly. Quince lucas. Atraco”. Pagué con un billete de veinte. Al darme el vuelto, la dueña ni me miró.
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Santiago es un muchacho bueno. Casi nunca pide cosas estrambóticas o caras, tal como he oído hacen varios de sus compañeros de colegio. Sus pedidos los preludia siempre con un “Oye, papá, ¿tú crees que hoy podamos ir a…?”. Es austero y bastante generoso. El sábado pasado vio que había un chiquito que miraba con evidentes e infantiles ganas de jugar las consolas de videojuegos en el salón Moy, en Larcomar. Santiago se le acercó y le dijo que las fichas se compraban hacia la parte de atrás; el chiquito le dijo que no tenía plata (estaba solo, extrañamente). “No te preocupes” –le dijo- “Acá mi papá me cargó la tarjeta con créditos. Deja que la paso por ti”. La incredulidad del chiquillo era tan solo comparable con la mía. Lo jalé y le dije “Ven. Vamos a la tienda de música. A lo mejor hay algún DVD que quieras”. Hay ocasiones en la que me hace un padre muy orgulloso.
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Si hay algo bonito en leer a alguien que mezcla bien las venas humorísticas y autobiográficas, es que uno se siente también como parte-de. Aquí pasa con varios, especialmente, con Bryce, Sánchez León y con Barrientos (o sea, yo, según dicen algunos generosos áulicos). Pero que alguien que ya no se soporta ni él mismo, que destila rancidez, podredumbre, autodestrucción, escriba sobre sí mismo, a pesar de que sea apenas un supuesto… No sé.
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¡Acá está!”, dijo Santiago levantando un original de ya no recuerdo qué DVD, “¿Puedo llevarlo?”. “Sure”, le dije en inglés con acento de Oaxaca, “Deja que busque alguno que me pueda llevar yo...” y, dirigiéndome al chico que atendía tras comprobar que exhibían en los anaqueles algunos clásicos de los cuarentas, “¿Puedes fijarte si tienes “Beau Geste”?”. Mientras el chico se dirigía hasta su terminal de computadora empecé a revisar qué otras películas viejonas podrían tener a la venta. Tras alguna de “Rocky”, reconocí un rostro de anteojos oscuros que me resultó bastante familiar. En letras rojas decía: “El Ansia – Ningún Ser Humano Ama Para Siempre”. Con un cigarro en la mano y detrás de una bellísima y acuclillada Catherine Deneuve, el rostro familiar de inexplicable dèjá-vu era el de David Bowie. “Alfredo…” –pensé- “Deja de buscar. Deja de buscarlo todo”.
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Las historias de vampiros, como aquella que basó su brillante guión en la novela de Anne Rice, apasionan por la eterna e inconfesable pretensión humana de aspirar las vidas de sus congéneres. Pero, ¿cuál podría ser el costo de tan abominable pecado? Tal como el Lestat que es abandonado a una eterna, inacabable agonía, o como los perpetuamente moribundos compañeros de Miriam Blaylock en “El Ansia”, el castigo es convertirse en seres arrinconados, decrépitos, pestilentes. Empero, como rezago de pretéritos esplendores -tal como un aristócrata caido en desgracia-, ostentan un imbatible orgullo, pretencioso y fatuo hasta la náusea. Algo así como el fingido “Mjm, mjm, mjm…” que remeda cínicamente a la risa puesta en boca de un entrevistador de televisión que cuenta en una novela sin guión -de ésas que se dejan a la mitad y para siempre-, hecha con retazos de intentos de anecdótica habitualidad, sus malos humores, su prosaica cotidianeidad de bisexual itinerante hasta acabar en el acre olor de sus medias sucias. La pretensión de la pretensión, el fingido roce con una miseria plástica en el travelling desde el mariquita-et-enfant-terrible que aborrece ser llamado Jaimito, hasta el adulto cuarentón que no soporta siquiera el hecho de ser padre, mientras ve pasar los días desde el balcón del segundo plano como observador cáustico, astroso y cínico. Cínico, antes que canalla. Retorcido, antes que sentimental. Pobre diablo. Pobre muchacho. Detached. Empty. Como Louis. O peor. Como un Lestat acarreando, como escarabajo estercolero, la enorme y pestilente esfera de una vida inmunda, hecha enteramente de bosta.
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"Súbete A La Moto De Wi-iccc..."

A pedido de mi hermano Chito, mi cuñado Wic y mi buen amigo El Cumpa -ahora radicado en latitudes norteñas- asistí en calidad de chaperón al concierto ofrecido en la víspera por los ex Menudo.
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Aunque fue un poco difícil ensayar el paso (muy difundido por Wic, en sus años mozos) correspondiente a la canción "No Te Deprimas" sobre una silla plástica de 25x25 cm., algo se hizo para honrar la coreografía. Por cierto, hay que reconocer que improvisaron un generoso "La Flor de la Canela", fuera de programa y que los muchachones -uno de ellos bien entrado (y harto salido) en sebosas carnes- aún conservan voz y bailes como si los veintisiete años que tardaron en volver no fueran nada. Tan así fue, que cuando aparecían en las pantallas gigantes los primeros planos de todos ellos (menos el seboso, of course), las cuarentonas que en compacto grupo de doce mil asistieron a la explanada del Monumental anoche, se desgañitaban en entregados y reverdes alaridos. Desfilaron sus "Voulez-Voz?", "Si Tú No Estás", "A Volar", "Y Yo No Bailo", "(No Me Pregunten Cómo Es) Ella" y en el medio y al final, respectivamente, como para provocar hormonal explosión en la cuarentonada femenil (a esas medias y totales alturas, con visible ronquedad), "Claridad" y "Súbete A Mi Moto".
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Se añade brevísimo clip de la penúltima de las mencionadas, colgado en YouTube por cineastafónica fan (MarthaBPB).

06 noviembre, 2008

¡Cómo Duran Los Duran Duran, Oe! (O Muy Sucinto Recuento Del Concierto De Los Duranes En Lima)


Los soberbios intros de "Hungry Like A Wolf" (con previa de Lebon preguntando 'Is anyone hungry out there?...'), "Notorius", "The Reflex" (fle-flex), "Planet Earth" (pam-pam-papam-pam-papam) y "View To A Kill" entre otras, fueron aplaudidos y coreados por la audiencia que estuvo el pasado Martes en la explanada del Monumental. 'El Comercio' (de donde proviene la foto) menciona que fuimos cinco mil, pero lo cierto es que la asistencia a lo mejor bordeaba los ocho o diez mil.
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Intercalando algunas piezas de su último 'Red Carpet Massacre', lo más conocido de la banda fue saliendo desde un escenario más bien austero. Siendo el público de peso (es decir, compuesto por chiquilines cuarentones como este dinámico pechito más una que otra tía aún de muy buen ver) el taxista que nos acercó a Lucho y a mí hasta el óvalo previo al estadio (como siempre, el acceso se cierra casi totalmente) nos dijo entre bromas: 'Como se ve que el concierto es de gente mayor: si hubiera sido concierto de reggaetoneros, la gente va caminando nomás'... ¿Habrá sido eso, el peso de algunas canas o el de las barrigas, por lo que el público tardó en responder a Lebon cuando, transcurridos algunos minutos del inicio del concierto preguntó "It took a long while for us to come here, hum?"? No obstante ello, la gente se fue comprometiendo y lo cierto es que una hora y cuarenta minutos después coreaba entusiasmada cada canción, aupada por perlas como el generoso 'You are awesome!'. En eso, los duranes se retiraron del escenario a fin de dejar en las palmas del público la petición del encore. ¿Y qué pasó, entonces? Un casi unánime y procupante silencio. "Aplaude, Chito, ¡carajo!", codeé a Lucho, mientras alguna gentita de al fondo (porque uno, como buen Metrónomo recopilador de novedades literario-musicales, ya se puede permitir boletos viaipí a estas alturas de la vida) empezaba a corear el consabido "¡Olé, olé, olé, Durán, Durán!". Chito puso el índice sobre la boca y con ojos intrigados tras decir '¿Mmmm?', se puso a aplaudir fervorosamente.
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En eso los haces de luces se vuelven a encender apuntando hacia el público y el chubby Lebon reaparece en mangas cortas y con toda la banda, apoderándose de los instrumentos para el intenso cliqueo con que comienza "Girls On Film" (que ya no me acuerdo si ésta fue en el encore es que se me hace una confusión, pero para Uds. que no estuvieron ahí, en realidad da lo mismo) y tras un emotivamente derrochador y entregado "Ordinary World", Lebon presenta a la banda permitiendo varios notables solos, destacando el soberbio bajista, que es alguno de los tres Taylor que hay en la banda. Al momento de presentarse, Lebon inquiere a la audiencia 'C'mon, who's your daddy?... who's your daddy?...', mientras Chito y toda la tiada se desgañitaba en estentóreos '¡Sáaaaaaaaaaaimon!', y sale ataviado con una '6' de la selección peruana (según Chito, siendo ellos de Birmingham, a lo mejor pensaron en la de Solano) para concluir con un estruendoso y muy bien logrado "Rio", la más esperada cereza de la torta. En suma, entretenidísimo y sabrosón: malgrado los visibles kilos, Duran Duran sigue sonando casi tan bien como hace veintiséis años.
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Y ¡ah, malhaya!, parafraseando a Stewart Copeland a propósito de su vida a raíz del éxito, ¡quién pudiera llevar una vida como las que se ven en los videos de Duran Duran...!
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01 noviembre, 2008

How Mr. G. Went To Canada & Became The Notorious Thelonius B.I.G. (O "Ya No Dejo Comments, De Lo Ocupadito Que Estoy")

Tras unos ires y venires sabatinos por Miraflores me dediqué a revisar los e-mails y verifiqué que había uno de un muy buen amigo (a quien llamaremos G., de Goldo), quien se fue pa' Toronto y no volvió más, y que dice más o menos lo siguiente:

"Cumpa, posiblemente no me vaya a creer, pero este pechito que ahora come papa (canadiense) ha incursionado con bastante écsito (sic) en el cine de aquí. Gracias a esta potente y engolada voz de speaker, me he insertado en el mundo de la animación y me place compartir con Ud. que me ha tocado representar a un personaje que es el adú de otro que se llama Lord Farquaad, quien persigue a un ogro de color verde cuyo nombre ahorita, ahorita no me recuerdo (sic). Resulta que en alguna de las escenas en las que me tocó interbenir (sic) mi personaje, llamado Thelonius, desmenuza al felón más antipático de la película, un hombrecito traidor y veletón que más encima (sic), cuando estaba volviéndolo en un amasijo e informe montoncito de crumbs, se puso a cantar Pimpón es un muñeco, muñeco de cartón, se lava la carita con agua y con jabón, al más puro estilo de su primo Miguelito. Y Ud. sabe que esas mariconadas yo no las consiento, así que le di la pamba china consabida y de rigor. En eso he estado bien ocupadito, cumpa, así que sabrá Ud. disculpar que no le haya dedicado ni tan siquiera un comment en sus últimos pos (sic), pero es que entre el cine, el nuevo grupo de hip hop que me he armado con mis amigos pakistaníes y uzbekiztanos con quienes rappeamos todas las tardes después del laburo y la encuesta que Ud. me encargó por estos lares, el tiempo ya no me da ni para ir debidamente al ñoba. Cuidesé, que ahí lo dejo, con la foto de mi última víctima (ojo: víctima en la película nomás, *s*)..."