Uno de los sultanes de Marruecos (la verdad es que desconozco si hay uno o más sultanes en esos lejanos reinos), a fin de poblar las dunas que circundan la ciudad de Ica, obsequió diez dromedarios a esa localidad, la cual -dicho sea de paso- se precia de tener la orilla de playa más ancha del mundo (¡casi 40 km!). Desde hace algunos días, el reducido livestock camélido ha ido disminuyendo de uno en uno, hecho que -como dicen los corresponsales de RPP cada vez que transmiten sus reportes matinales- viene ocasionando gran preocupación entre los vecinos. Como quiera que algún avispado lector podría a estas alturas estarse preguntando respecto de las diferencias entre un camello y un dromedario (aparte del número de sus jorobas, claro), debo explicar que los dromedarios son animales muy parecidos a los camellos; estrictamente hablando, caminan como camellos, comen como camellos, son estúpidos como camellos, tienen la proverbial sed de los camellos y -he aquí detalle revelador, o género distingüendo- ¡cagan como camellos!. Para terminar de saciar tales inquietudes, digo más: si uno mira desde una distancia de un kilómetro a un camello junto a un dromedario, las diferencias entre ambos animales son -¡agárrese Catalina!- exactamente las mismas que uno podría apreciar entre un guanaco y una llama macho vistos a la misma distancia (lector avispado, dése por satisfecho y diga que le fue bien, so riesgo de tener que soportar pormenorizada explicación acerca de por qué la estatua ecuestre de San Martín -colocada en una plaza del mismo nombre, en curiosa coincidencia- tiene una figura que representa a la Patria con un auquénido en la cabeza, una llama-animal, en vez de una de esas llamas a las que se dice votivas, tal como fue idea original del escultor).
Se han ensayado algunas hipótesis para explicar la tan súbita desaparición de dichos dromedarios, dos de las cuales pasan por fundarla en una severa intoxicación y la tercera es remitida a un plan de concepción algo más mística. La primera explicación consiste en decir que las vísceras hinchadas encontradas en los cuerpos se originaron en una sobredosis de chocotejas de la marca Helena -más precisamente, rellenas de manjarblanco y pecanas- las cuales los dromedarios ingirieron no sólo con el papel envoltorio, sino con bolsa de plástico negra de mercado, servilletas Karicia y dos o tres chisguetes de Kolynos más, los cual ocasionaron severas diarreas y una ulterior y letal deshidratación. Un segundo argumento señala que, tratándose del mes Morado, época de culto y veneración a la sagrada imagen del Señor de los Malogros -de los Milagros, perdón-, en vez de agua los dromedarios bebieron cachina iqueña, cuyos efectos post ingesta (y al respecto consulté con alguien que los padeció en organismo propio, mi buen amigo el Lic. Alfredo Delgado, que al margen de sus ciento dos kilos, toda su vida va a ser delgado) apuntan a que a uno primero se ponga morado, caiga de rodillas después y finalmente quede en condición de inconsciencia, listo para ser llevado en andas (sobre ello, las imágenes propaladas por los noticiarios no mintieron: la secuencia fue tal cual). La tercera explicación, de índole mas bien esotérica, está relacionada con el hecho de que algunos enemigos del Alcalde de la provincia, a fin de obstaculizar su reelección las elecciones municipales sentando que la gestión no ha sido exitosa ni siquiera en el rubro de cuidar una manada de camellos, hayan estado improvisando sesiones secretas de ritos vudú en las que, al ritmo de la conocida tonada infantil 'Yo Tenía Diez Perritos', reemplazaran en el estribillo la palabra perritos por la de dromedaritos, propinando así telepáticas maldiciones que hicieron que uno de los dromedarios cayera en la nieve (!), que otro se comiera un bizcocho, que otro se cortara con un machete, otro se fuera con Moisés, uno fuera al circo, uno al teatro, que a otro se lo pelara Andrés y que a los restantes, a uno le diera tos y al otro (en franco pánico) se mantuviera en asustado ayuno, de modo tal a hoy - 19.Oct.06- sólo queda viva la dromedaria 'Estrellita', la cual, según dicen es animal nacido en estos lares, y como tal, buen amancae peruvianis, sobreviva pese al hambre y la sed en el desierto inclemente que queda al sur de San Clemente (o sea, en Ica).
Como fuere, antecedente histórico del evento de esta desaparición de dromedarios sólo se encuentra en la súbita y trágica escasez de rinocerontes acaecida hace cosa de dos décadas en los pagos de la tribu de donde fue originario el mítico Yogurtu 'Ngué, tal como coplan Les Luthiers en su histórico álbum 'Cartas de Color'.
Seguiremos informando.
Se han ensayado algunas hipótesis para explicar la tan súbita desaparición de dichos dromedarios, dos de las cuales pasan por fundarla en una severa intoxicación y la tercera es remitida a un plan de concepción algo más mística. La primera explicación consiste en decir que las vísceras hinchadas encontradas en los cuerpos se originaron en una sobredosis de chocotejas de la marca Helena -más precisamente, rellenas de manjarblanco y pecanas- las cuales los dromedarios ingirieron no sólo con el papel envoltorio, sino con bolsa de plástico negra de mercado, servilletas Karicia y dos o tres chisguetes de Kolynos más, los cual ocasionaron severas diarreas y una ulterior y letal deshidratación. Un segundo argumento señala que, tratándose del mes Morado, época de culto y veneración a la sagrada imagen del Señor de los Malogros -de los Milagros, perdón-, en vez de agua los dromedarios bebieron cachina iqueña, cuyos efectos post ingesta (y al respecto consulté con alguien que los padeció en organismo propio, mi buen amigo el Lic. Alfredo Delgado, que al margen de sus ciento dos kilos, toda su vida va a ser delgado) apuntan a que a uno primero se ponga morado, caiga de rodillas después y finalmente quede en condición de inconsciencia, listo para ser llevado en andas (sobre ello, las imágenes propaladas por los noticiarios no mintieron: la secuencia fue tal cual). La tercera explicación, de índole mas bien esotérica, está relacionada con el hecho de que algunos enemigos del Alcalde de la provincia, a fin de obstaculizar su reelección las elecciones municipales sentando que la gestión no ha sido exitosa ni siquiera en el rubro de cuidar una manada de camellos, hayan estado improvisando sesiones secretas de ritos vudú en las que, al ritmo de la conocida tonada infantil 'Yo Tenía Diez Perritos', reemplazaran en el estribillo la palabra perritos por la de dromedaritos, propinando así telepáticas maldiciones que hicieron que uno de los dromedarios cayera en la nieve (!), que otro se comiera un bizcocho, que otro se cortara con un machete, otro se fuera con Moisés, uno fuera al circo, uno al teatro, que a otro se lo pelara Andrés y que a los restantes, a uno le diera tos y al otro (en franco pánico) se mantuviera en asustado ayuno, de modo tal a hoy - 19.Oct.06- sólo queda viva la dromedaria 'Estrellita', la cual, según dicen es animal nacido en estos lares, y como tal, buen amancae peruvianis, sobreviva pese al hambre y la sed en el desierto inclemente que queda al sur de San Clemente (o sea, en Ica).
Como fuere, antecedente histórico del evento de esta desaparición de dromedarios sólo se encuentra en la súbita y trágica escasez de rinocerontes acaecida hace cosa de dos décadas en los pagos de la tribu de donde fue originario el mítico Yogurtu 'Ngué, tal como coplan Les Luthiers en su histórico álbum 'Cartas de Color'.
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