30 diciembre, 2005

No Sé Si Te Fijaste En La Marca...

"Tengo un traje de Yves Saint Laurent / Un perfume de Paco Rabanne, seis corbatas diseño Cardin, / Como toda la gente... / Dos camisas que son Cacharel, tres pañuelos de Coco Chanel, cuatro jeans, un reloj, y un mantel son de Sergio Valente, / Como toda la gente..." (Poutpourrí ochentero, Ángela Carrasco)

No hace falta mucho para convencerse de que no hay nada nuevo bajo el sol. Anoche, buceando en las inmensidades de Wikipedia, encontré una página que se aproximaba en menos de dos líneas a una inquietud que tengo desde hace algún tiempo: existe un consultor de manejo de marcas que ha iniciado un proyecto de seguimiento a las marcas más frecuentemente mencionadas entre los Top 20 de la lista semanal de cien canciones que publica Billboard. Pese a que se especula que la tendencia actual de ciertos músicos (según espeta un crítico musical en Somos Nº 994, tras ser absorbidos por el monstruo corporativo) es que sean pagados por incluirlas en sus canciones, quienes tenemos los pies algo metidos en la afición musical el asunto no deja de incitarnos hacia pasiones algo detectivescas.

Algunos botones, aun cuando entre ellos no haya logrado rescatar ni una sola vez a la universalmente famosa marca ACME:

Si bien hay infinidad de canciones que enumeran ciudades y lugares (baste recordar la eterna 'Route 66', de Bobby Troup, popularizada por Chuck Berry), al parecer la asociación entre música y automóviles es más que inevitable,

'Cause baby I got plenty of that I love you for your pink Cadillac / Crushed velvet seats, riding in the back / Oozing down the street... ("Pink Cadillac", Bruce Springsteen).

Susy se divierte viajando en Cadillac / Tiene mucho dinero y nada en qué gastar / Su máquina la envuelve si sale a caminar / Sus manos en los controles y su sensualidad... ("Susy Cadillac", argentinísimo Pappo Napolitano, en tributo a la piernona de la "Mustang Sally", sobre la cual quiero pensar que Wilson Pickett compuso a partir de un Ford Mustang: su perfecto beat no merece menos).

Stop when you're in your Ford Cortina / You know when you're accident prone, / Nobody likes you. / Wave to a man in a Rolls/ 'Cause he knows how to live, ha! ha!... ("Stop & Take The Time to Smell The Roses", Ringo Starr)

Em fevereiro (Em fevereiro!) / Tem carnaval (Tem carnaval!) / Eu tenho um fusca e um violão / Sou flamengo e tenho uma nega chamada Teresa... ("Pais Tropical", Sergio Mendes. 'Fusca' es, por supuesto, un VW Escarabajo).

Y, desde luego no debo olvidar Mamá, mamá, mamá, no te robes mi Yamaha / Mamá, mamá, mamá, a tu edad ya no es tan paja... de Los No Se Quién & No Sé Cuántos.

Sobre aerolíneas, los Beatles pusieron su favorita de entonces en: Flew in from Miami Beach BOAC / Didn't get to bed last night / On the way the paper bag was on my knee / Man, I had a dreadful flight / I'm back in the U.S.S.R... Eric Clapton y B.B. King revivieron a la TWA y la encarrilaron sobre ruedas en "Riding With The King" (Get on a TWA to the promised land / Every woman, child and man gets a Cadillac / And a great big diamond ring / Don't you know you're riding with the king?...)

Of course, my horse. No faltan hasta las chelas y los tragos (fichos y de los otros):

Põe meia dúzia de Brahma prá gelar, muda a roupa de cama / Eu tô voltando... (Simone, "Tô Voltando").

Si vos no sos normal sabes, tampoco yo / Porque al parecer soy medio raro. / No quiero terminar en una celda / Sin mi Fernet con Coca, Coca Cola... ("Fernet Con Coca", Vilma Palma E Vampiros).

Well, you went uptown riding in your limousine / In your fine Park Avenue clothes / You had the Dom Perignon in your hand / And the spoon up your nose... ("Big Shot", Billy Joel).

La verdad es que, tratándose de esto, hay de todo.

Refrigeradora: Just like a broken marriage, when two people just don't care / Like when the cupboard is empty or there's no food in the Frigidaire ("Heels Of The Wind", Elton John).

Revólveres y pistolas: Un .38 Smith & Wesson del especial / Que carga encima pa' que la libre de todo mal... (ya sabemos de quién y de dónde es), o, Y le puso al borracho un Magnum frente a la cara / Y le dijo 'Entrégalo todo o se dispara'... (mismo autor, Rubén Blades, en 'Sorpresas', la vigorosa secuela de 'Pedro Navaja')

Consola de videojuegos: Disagree? Well, that's you and I'm sorry / Imma keep playing these cats out like Atari / Wear high heel shoes gettin' love from the dudes / Four bad ass chicks from the Moulin Rouge... (Li'l Kim, "Lady Marmalade")

Insecticida (!): No queda nada, nada, nada que jalar / De vacaciones me quiero ir, a ver las focas y el Casino en La Feliz / No me banco las hormigas / Por favor pásame el Raid... (Charly García, "No Me Banco Las Hormigas").

En realidad, todo lo dicho antes sólo está puesto ahí para justificar la mención de las tres que originalmente motivaron mi búsqueda, por haber sido muy significativas en mi formación auditiva. Son, ¿cómo decirlo?... singulares. Las marcas difícilmente volverán a ser mencionadas así como así, por más que haya alguien que las quiera rankear desde las listas de Billboard. Tal vez por eso merecen ser atesoradas:

El presuntuoso Lear Jet de ensueño, gracias a la dulzura de voz de Carly Simon en "You're So Vain" (con coros del propio Jagger y dedicada a Warren Beatty, según dicen);

Well, I hear you went up to Saratoga / And your horse, naturally, won / Then you flew your Lear Jet up to Nova Scotia / To see the total eclipse of the sun...

La cámara Rolleiflex que captura la enorme magia del bossa, en composición y voz de Antonio Carlos Jobim, "Desafinado":

Fotografei você na minha Rolleiflex / Revelóu-se a sua enorme ingratidao / Só, não poderá falar assim do meu amor / Este é o maior que você pode encontrar / Você com a sua música esqueceu o principal / Que no peito dos desafinados também bate um coração...

Y, evidenciando lo generoso que puede llegar a ser el amor hacia la mujer que uno quiere, Serrat con el viril gesto de desprendimiento para con la pista de autitos elécticos, la amada Scalextric, en "La Mujer Que Yo Quiero".

La mujer que yo quiero me ató a su yunta / Para sembrar la tierra de punta a punta / De un amor que nos habla con voz de sabio / Y tiene de mujer la piel y los labios. / Son todos suyos mis compañeros de antes / Mi perro, mi Scalextric y mis amantes...

(Enorme, enorme...)

A este paso, entre marcas y nostalgias, ya vi que no me queda otra: debo recordar mencionar en todos mis pedidos de Año Nuevo el corito de la incontrastable Janis Joplin cuando tan bien decía aquello de...

Oh Lord won't you buy me a Mercedes Benz? / My friends all drive Porsches, I must make my ammends!
¡Ojalá y se me cumpla!

29 diciembre, 2005

Hora Décima

La poesía oral improvisada es de raíces antiguas, con toda seguridad anteriores a la poesía escrita. Sin embargo, ni la aptitud versátil que ésta tiene, aún con aquello de la composición alegórica y de sabor regional, le ha podido sacudir el estigma de ser considerada un género menor.

Confesando mi casi total ignorancia sobre el tópico, debo reconocer que muchas composiciones redactadas en décima (a veces, con la premura que impone un vertiginoso contrapunto) no dejan de tener un particular y modoso encanto. Para quienes quisieran ampliar el concepto de la décima, recomiendo la buena página peruana Decimistas.

Entretanto dejo a sus ojos la siguiente y amena décima, compuesta por mi buen amigo Javier Rosas Best ante contrincante piurano.

En la cálida y bella Piura
La chicha se toma en poto,
Por eso es que te noto
Tomar en poto y sin mesura.
Pero has de saber mi hermano
Que acá en Lima es diferente,
En vaso toma la gente
Y tomar en poto es extraño.
Por eso te pido piurano
Para evitar un alboroto,
Y ponerle por fin coto,
Que me permitas el cambiazo:
Yo te consigo el vaso
¡Pero tú me das el poto!

28 diciembre, 2005

Lima y Su Alicayente FM: Static For All


"Give her some funked up music she treats you nice / Feed her some hungry reggae she'll love you twice / The girls don't seem to care tonight / As long as the mood is right / As long as the mood is right / No static at all / FM: no static at all..." (Steely Dan, "FM", 1978).

A propósito de la FM y el buen mood que solía tener, la conversión desde hace pocos días de la veneradísima Stereo 100 a la bastante más ramplona 'Ñ - Rock En Español' evidencia una etapa más del lento desplome de la radio de calidad ante la inexorable guadaña del rating. En un dial plagado del energúmeno griterío de reggaetón y del reverberado disfuerzo de estaciones salsohuayneras (algún neologismo hay de inventarse para denotar tan contrahecho mix), subsisten apenas tres estaciones musicales que, malgrado los años, permanecen estoicamente aún fieles a sus raíces: Doble 9, Telestéreo 88 y SolArmonía. Todas las demás -me refiero a las musicales- parecen estar pasando por diferentes estadios de mutaciones monstruosas que están convirtiendo la amalgama dubitativa del espectro multiforme limeño (que le dicen los NSQ), literalmente, en una horrísona chanfaina que propende a vender segmentos específicos de mercado como elementales espacios para la publicidad. Como se dice ahora, 'No, pues, ¡así no es!'.

Son inabarcables muchas de las combinaciones que el oyente de FM tiene según los horarios: por las casi dieciséis horas que una persona regular estaría en aptitud de escuchar radio (digamos, sólo FM), serían como cuatrocientos treinta los segmentos de una hora a los que tendría acceso. Si la persona regular fuera salteando de estación en estación, aun cuando ello se produjera sólo una vez cada cinco minutos (¡agárrense las manos, neuróticos del dedo inquieto sobre el dial!) los números se vuelven de magnitud inmanejable. Digo, ¿es posible, entonces, que uno pueda caber cabalmente dentro de una tipificación casi kirchneriana del oyente cuarentón, de preferencias por el rock en inglés y del segmento socioeconómico AB?. Imagino entonces que la sugerencia para dejar atrás a Stereo 100 se debe a algún hábil conductor de encuestas y focus groups quien, desenmarañando sobre una mesa de trabajo congestionada de cifras, gráficos y cuadros estadísticos, alguna vez vio la claridad que permitió sugerir a los gestores de esa compañía de radio la exacta delimitación del nicho de mercado que aún no ha sido atendido por su competidores... [El modo exacto fue éste: sin que venga a cuento (la Semana Santa está aún próxima y no sabe qué hará con la familia), el encuestero recuerda el campamento que pasó alguna vez en Chepeconde con la fulanita de tal que llevó su guitarra y que en medio de una feroz huasca se arrancó con un 'Rasguña Las Piedras' y que qué bonito sería si hubiera una estación pasara sólo esa música y... wait, ¡eureka, eureka!... Todo resuelto: uno, la estación que falta es una de rock en español (problema de consultoría solucionado) y dos, Semana-Santa-es-de-campamento-con-la-familia-y-ojalá-el-dueño-de-la-agencia-me-pague-puntualmente-este-fin-de-mes]. Vuelvo a decir (de pura pica porque jamás me han encuestado ni he estado en algún focus group): 'No, pues, ¡así no es!'.

Es una pena decir que la radio sobria y de calidad se está desplomando (ya no es ni la sombre de lo que nunca fue, Steely Dan). A los oyentes nos queda apenas un acto de inmolación (como todos ellos, inútiles y mudos o, en este caso, sordos): no pienso escuchar jamás 'Radio Ñ '. Jamás. En vez, procuraré prestar más oídos a Telestéreo 88, Doble 9 y SolArmonía (y si con eso ayudo a evitar que caigan segados por una radio huachafa y promiscua, hasta prometo poner atención a los comerciales).

Y para honrar la memoria de lo que fue pionera y muy querida Stéreo 100, con mucho cuidado ubicaré en el dial un espacio cuya frecuencia aún no haya sido otorgada, subiré el volumen al máximo y guardaré un respetuoso minuto de estática por los gloriosos momentos de la que fuera tan entrañable radio...

Stereo 100 ha muerto: ¡viva Stereo 100!.

09 diciembre, 2005

Casino Royale (O 'The Look Of Love / Is In Your Eyes...')



En 1967 se estrenó la película 'Casino Royale', basada parcial y distantemente en la novela homónima de Ian Fleming, en la que aparece por primera vez el personaje de James Bond, maestro espía. La película fue un fabuloso y enredado spoof que recuerdo haber visto algún domingo en la noche junto con mis hermanos en la sala de nuestra casa en Chincha, en un imperecedero Zenith, allá por 1969 ó 1970. No obstante haber perdido (por la transmisión de blanco y negro) toda la colorida psicodelia de la que está cargada y, a pesar de que el argumento y la edición son por demás enrevesados (la película fue dirigida en segmentos, en locaciones separadas, por cinco directores), mis ojos de niño consideraron durante mucho tiempo aquélla como una de las películas que mejores ratos me proporcionó.

Hace algunos años, aun cuando la saga Bond ya tenía más de una decena de películas lanzadas, deseé ubicar un ejemplar de la novela en la que se basó el guión de la primera película de la serie. En secreto impulso, quería ver por escrito el modo en que alguien podía dibujar el britanismo de un Peter Sellers hecho James Bond, la sensualidad opulenta de Ursula Andress como Vesper Lynd, el toque tan caballeresco de David Niven, el Bond ajado y sacado de su retiro... hasta los hipos de Woody Allen (Jimmy Bond) o el fumar desenfadado de Orson Welles haciendo de Le Chiffre. Por mucho tiempo la búsqueda fue inútil: no pude conseguir el libro, ni siquiera en copia usada, en Lima ni en Buenos Aires (allí, ni gracias al piadoso esmero con que mi gran amigo Guido Gonzáles recorrió librerías de segunda mano por todo el centro durante semanas y semanas). Sin embargo, cuando había sacado ya el tema de mi cabeza, en una búsqueda bastante accidental en una librería de Manhattan, alguna tarde en que me guarecía de la nieve y esperaba a que pasara la hora pico (y con ella, las tarifas para regresar en tren a New Haven), di con un ejemplar de la novela. No podía creerlo. Tenía en mis manos el libro con el que tanto había (literalmente) soñado. Lo olí, lo hojeé y -de nada vale negarlo- suspiré como acto que corona la búsqueda. La edición era barata y la tapa estaba adornada con una mujer a media luz, vista de lado. 'Casino Royale', by Ian Fleming...
¿No les ha pasado que al desear con mucho fervor algo, al momento de llegar a veces desilusiona? Eso, exactamente, fue lo que me pasó a mí. La novela es un relato de alguien que se está recién acostumbrando a oir su propia voz: muchas idas y vueltas, explicaciones innecesarias, personajes con poses y giros extraños; ni Bond, ni Lynd, ni Le Chiffre eran -por asomo- nada que pudiera asociarse a la maravillosa película que vi en la infancia... Al terminar de leerla suspiré otra vez. En esta ocasión, desilusionado.

Debo admitir que la vida siempre da segundas oportunidades, y por eso no me quejo. Una vez, para mi fortuna, paseando con Pepe Velásquez por algunas tiendas en Miami buscando -como todo peruano que se precie- vídeos en ofertas y remate, encontré una copia en DVD de 'Casino Royale' (tampoco lo podía creer, no había podido ubicar ninguna copia disponible ni en Amazon ni en EBay). Estaba intacta, sellada, y pertenecía a una edición -probablemente muy corta- efectuada en el año 2001. La olí, como es natural, antes de pagarla en la caja.

Varios días después, ya en casa, pude estar al amparo de la tranquilidad que me permitiría disfrutar un singularísimo reestreno. 'Casino Royale', for Carlos Barrientos only. La primera sorpresa es que el DVD incluía en bonus una versión de un 'Casino Royale' lanzado al aire para la televisión en 1954 y protagonizado por Peter Lorre. Para alargar el disfrute, decidí ver esta versión en primera instancia: el argumento era exacto al de la novela, con lo cual el ver esta parte no pasó de ser algo bastante aburrido (como mucho de todo lo que se ve en blanco y negro). Sin embargo, desde que empezaron a aparecer los títulos de la verdadera película (esta 'Casino Royale' jipilina y casi surrealista), mi ánimo iba pasando de normal a Richard-Gere-en-Mr.-Jones-de-etapa-eufórica. Sencillamente, la película es una completa locura, aún cuando no se cuente aquello de que Peter Sellers simplemente largó a la producción faltándole filmar centenares de escenas, ni que -debido al celo profesional de dos de los directores- buena parte de los rollos de cuadros cruciales se extraviaron. El film es un monumento al optimismo y a la comicidad desplegada por el magnífico conjunto de un jamás igualado cameo y en la que todo brotaba de modo muy espontáneo. La película me volvió a parecer entrañable, divertidísima.

[Debo detenerme aquí... dicen que las emociones sentimentales comienzan a aparecer recién en la adolescencia, y sin embargo, desde la primera vez en que vi la película recordaba con detenida precisión el espléndido porte de una Ursula Andress (la única Vesper que cabrá en mis recuerdos), vestida de una seda delicada y haciendo una lentísima entrée detrás de la cortina que a los ojos de Sellers (Bond) impone una pecera en la que decenas de pececillos de colores parecen flotar, mientras alrededor suena 'The Look Of Love' en las suaves y eficaces trompetas del Tijuana Brass... Si hay algo parecido a la definición de lo que es sensualidad, creo haberla encontrado ahí: en el medio preciso de esos bamboleantes y muy musicales pechos que la Andress me regaló una noche de domingo...]

En 2006 se estrenará otra 'Casino Royale', esta vez con un nuevo Bond (Daniel Craig). Las chicas Bond volverán a ser lindas y plásticas, y seguramente Le Chiffre será un malo tecnológico e insondablemente ruin. A lo mejor, hasta podríamos pensar que todo volverá a ser como en el libro original, sin gracia, risas ni bossa nova. Iré al cine, la veré y seguramente habré de disfrutarla. Y sin embargo...
(No. No tienen que preguntarme: entre las dos, Uds. ya saben cuál habrá de ser mi favorita.)

25 noviembre, 2005

Hora Del Laxante


Está circulando como parte del correo patriotero de estos días de pulla diplomática una pintoresca gracejada escrita por un ciudadano chileno llamado Rafael Gumucio, quien por el estilo y la pinta ha de ser algo así como el Beto Ortiz de las letras chilenas.

La lectura de este artículo no es recomendable para aquel peruano que esté dispuesto a tomárselo en serio. Sin embargo, en consideración a que el autor escribe de una manera especialmente badulaque, sugiero que se ingiera como cuando uno quiere que la caca le salga del cuerpo (o sea, comiendo una ciruela chilena).


Buena digestión.

24 noviembre, 2005

Traduttore (Non) Traditore


Conversaba con Augusto, Hernán y mi hermano Alfredo acerca de una anécdota juvenil que tenía que ver con cierta traducción del poema 'If' de Rudyard Kipling, de la cual yo retenía aún sólo algunos versos en la cabeza. A propósito de haber traido el tema a colación (tentempié, piscolabis, refacción) Googleé un rato para ubicarla, sin tener mayor éxito. ¿Será posible que entre los cientos de millones de páginas de la web no exista colgada siquiera una copia de la muy feliz traducción de 'If', la cual -según Alfredo- probablemente sea un raro caso en que la traducción supere al original...? (excepción hecha, por supuesto de aquel 'Res non verba', o sea 'Las vacas no hablan', según alegremente se atribuye como de procedencia argentina).

Parte por suplir esta imperdonable omisión web-era además de honrar a quien nos entregó a Alfredo, Chicho y a mí (es decir, mi padre, "El Doc"), he aquí la traducción de ese antológico 'If', de autor (aún) desconocido.

SI

Si conservas el juicio cuando todos lo han perdido,
Mientras te juzgan ellos, por tu cordura, loco
Si sólo en ti confías cuando estás perseguido,
Dejando que la duda se vaya poco a poco.
Si esperas resignado sin cansarte en la espera,
Si calumniado, nunca devuelves las injurias
Porque no sientes cólera
Y encuentras la manera sin mostrarte violento, de soportar sus furias.
Si a soñar has llegado sin ser tú sólo sueño,
Si pensar puedes sin que tu pensamiento
Sea el único norte de tu acción y tu empeño,
Si una verdad que has dicho te la devuelve el viento,
Por labios de villano desvirtuada o torcida,
Si no te inmuta el odio de los hombres falaces,
Si cuando ves quebrarse la ilusión de tu vida,
Con fuerzas ya gastadas de nuevo la rehaces.
Si en un monton reúnes ganancias y riquezas,
Y arriesgas todo de golpe en una suerte,
Y ante la misma perdida, con ágil fortaleza,
Trabajas, olvidando lo que pudo perderte.
Si puedes a tus músculos, tu corazón, tus fibras,
Obligarles, gastados, de nuevo a sostenerte,
Si luchas sin desmayo cuando ya apenas vibras,
Porque es tu voluntad, más que tus huesos, fuerte.
Si hablando a multitudes no pierdes el buen juicio,
Y andando con monarcas no caes en jactancia,
Si amigos y adversarios te arrastran hacia el vicio,
Mientras los compadeces sereno y a distancia,
Si vives en el vértigo, y al girar de la Tierra
Corres con los minutos sin que nada te asombre,
Tuyo ha de ser el mundo con todo lo que encierra,
Tuyo al fin, hijo amado, ¡porque serás un Hombre!

22 noviembre, 2005

Después Del Partido: A Propósito De 'Selección Peruana'


Aprovecho para comentar que terminé de leer 'Selección Peruana', compilación de cuentos peruanos producidos en el período 1990-2005 (Estruendomudo, 2005).

Como me ocurre con toda selección peruana que se precie, el contenido es bastante irregular y muy peruano: hay desde apatía (el del delfín, 'Blanca Navidad', de Castañeda), inexperiencia (el del fútbol al comienzo, 'Donde Anidan Las Arañas' por Galarza, malísimo por goleada), sabihondez (insufrible Iwasaki, luciéndose en soporífero recuento palais-concert que no provoca terminar de leer, cosa que hice, dejarlo) a veteranía que permite jugar parado (Bellatín, nada bellaquín, con cuentos que arman uno solo, ingeniosamente divididos por el cut & paste que gusta recién al final, gracias a la forma singular de presentar un interruptus), y, como fondo, a esfuerzo medido de jugador curtido: Sumalavia, Roncagliolo y Thays -en ese orden de gusto-. Lo de Sumalavia ('Los Climas') me pareció bastante bueno: denso y en lo suyo; lo de Roncagliolo ('Hospital'), bien coordinado en los tempos y muy buen dominio. Lo de Thays, 'Encuentro Con Tomás', ahí, expiador y -para variar- exhibiendo veneciana y enciclopédica vanidad (bueno es culantro, pero no tanto). Si olvido mencionar algún relato o autor (aparte de los aburridísimos payasos finales), ¡bien hecho!, seguramente me quedé dormido en el asiento o no lo vi porque justo pasaba a mi costado el vendedor de delicias de coco (¡uhh!).

Muy de jugadores peruanos, como se ve: hay a quienes siempre les va a faltar mucho y otros quienes definitivamente asisten sin condiciones para estar al nivel, así fuere en el medio de nuestras siempre alicaídas letras. Eso sí, para la siguiente selección, a Estruendomudo no le caería nada mal seguir un seminario o clínica para entrenadores, a ver si así arma un cuadro que dé resultados algo más consistentes.

Ni Cursi Ni Kitsch: ¡Huachafo!



Con Augusto y Hernán intercambiábamos mails acerca de un artículo de Mario Vargas Llosa, escrito para 'Caretas' en 1983 y recogido por la siempre eficiente página de Arkiv, acerca de la huachafería. Pese a la distancia que imponen los años desde su redacción, aún en esos días se hacía evidente que era también bastante huachafo el que, al llegar a ser considerado un escritor de cierto mérito, ser llamado por los dos apellidos era más que un deber.

Debió ser por una cuestión de distancia a lo peruano -por aquello de que era imposible de que en Madrid o Londres, donde Mario vivía, existieran más huachafos por km² además de la cuestión generacional- que Vargas distorsionara notoriamente el concepto de lo que es huachafo. Cita, por ejemplo, a lo que los venezolanos llaman pava: es posible que por más que se esfuerce en explicarlo a través de los ejemplos (malos o muy imperfectos a ojos venezolanos, con toda seguridad), jamás nos aproximaremos a lo que es la verdadera idea de lo que puede llegar a ser algo pava. Igualmente, nada de lo que pueda exponerse en tono didáctico acerca de lo que en México se considera fodongo nos aproximará a esa exacta mezcla de lo desaseado, lo vulgar y descuidado que un fodongo puede llegar a ser. Tuve ocasión de preguntarle esto a un amigo mexicano cuando se refirió a una conocida común como a una fodonga; la definición más aproximada a lo que este amigo alcanzó a llegar fue (haciendo con la mano el ademán de pedir una repetición, más o menos) 'Fodonga es... ¡espera! fodonga es...'. Suffisant: le entendí de modo perfecto. Otro mexicanismo es naco, que no tiene nada que ver con nuestras numerosísimas acepciones de cholo ni tampoco con aquello que los argentinos llaman groncho, aunque en más de alguna arista estos calificativos sí coincidan.

Se me ocurre pensar ahora que he releído el artículo, que Mario Vargas tenía una fijación en bajarse (entre otras cosas, pues así se lo permitía la majestuosa serenidad desde la cual dirigía aún desde época sus sabios oráculos) al particular verso aquél en que Chabuca Granda lanza aquello del arrebol (del muy poético 'Fina Estampa': "arrebol de los claveles y las mejillas en flor", perfectísima licencia que emula lo encarnado de ambos sustantivos). Se la tenía jurada, seguramente. Sin embargo, que hay valses huachafos, sí, por supuesto que los hay: "Luis Enrique, el plebeyo, el hijo del pueblo, el hombre que supo amar / Y que sufriendo está de esta infamante ley", "No necesito amar, absurdo fuera / Repetiré el sermón de la montaña" (!) hasta llegar a los monumentalmente huachafos versos de "Pátro-patrón, sírvame más caña / Se me ha atorado un huesito en la garganta / Vaya al diablo el perrito y la calandria" (digo, con perdón, ¿qué carajo hacen un perrito y una calandria en un vals?). En fin sobre la huachafería en los valses hay material hasta pa' tres ternos con chaleco (otra huachafería en la que todos incurrimos alguna vez, supongo).

Mas bien, quien con bastante esmero y conciencia ha ido develando lo más huachafo de lo limeño en tiempos más recientes es Rafo León, a través de su columna 'China Te Cuenta Que', escrita por la hoy Dra. Lorena Tudela Loveday. León (desconozco su segundo apellido o no tiene mérito literario reconocido, una de dos) tiene una precisión quirúrgica para poner el dedo en la llaga con las huachaferías de todas las clases peruanas: aquello de impedir en las playas de Éishia que la servidumbre se bañe en el mar antes de las seis de la tarde y jamás de modo individual, lo arequipeño de veranear en Mejía aún cuando se tenga diez quiebras comerciales encima (y como si tal cosa), el alquilar el Casino de Miraflores para unas bodas de oro sin ser socios ni tener la menor intención de regresar en otra ocasión, las fiestas de quince años con bajada de escalera más, aquello de echarse siempre un 'Que en paz descanse' al referirse a un difunto por más que se le tenga que citar diez veces en una conversación, comprarse la 4x4 a pesar de que jamás se salga del asfalto, meterse a cursos de ISO 9000, intercalar términos técnicos específicos en inglés o escribir un blog... (dicho sea de paso, prácticamente todo lo anterior también linda con lo cojudo, así que por prudencia reculo aquí y no entro más en terrenos tan cenagosos, a menos que se quiera usar la 4x4 ut supra, claro...).

Una amiga muy querida murió hace poco. Cuando el féretro estaba descendiendo, un familiar (un tío, asumo), chapó el micro y le lanzó a voz en cuello un panegírico-jaculatoria-catilinaria (no sé qué era, en realidad) que fue para mí especial: era tan huachafo, pero tan huachafo, que motivó que me fuera a un lado a matarme solito de la risa... Eso sí, discretamente y por la sombra, que es como debe se proceder en observación al huachafísimo y nunca bien ponderado manual de Carreño.

20 noviembre, 2005

Chicas, ¡Al Salón!: "Suena En Mí".



Pasé parte de la mañana escuchando con detenimiento "Suena En Mí" (Acqua Records, 2005), la última producción de la banda argentina "Las Blacanblus". El ex cuarteto, hoy convertido en compacto trío bluesero que conforman Cristina Dall, Deborah Dixon y Viviana Scaliza, lanza su cuarta producción discográfica siete años después de un poco meritorio compilatorio en vivo.

El tiempo transcurrido, sin embargo, parece haber jugado a favor de la consistencia y de la madurez vocal de sus integrantes en una feliz reunión de ritmos que alcanza el pico en el corte que da título al álbum, "Suena En Mí". Como de costumbre y desde "Cuatro Mujeres y Un Maldito Piano" (Cielito Records, 1994), son vitales los teclados electrónicos que siguen a las magníficas voces. En "Dentro & Fuera", Deborah Dixon se luce con lyrics franceses que inevitablemente evocan a la incomparable DeeDee Bridgewater ("Il pleut dans mon coeur / Comme il pleut sur la ville / Quelle est cette langueur qui / Penetre mon couer...") en una dilusión jazz-blues calma y muy agradable. "Celebrar" se refuerza con slides y coros para hacer sentir la omnipresencia del blues fuerte y denso, y en "Amen" se reedita la simpatía hacia el folk tradicional en su vertiente gospell.

Es de mencionar que para quienes hemos seguido los pasos de "
Las Blacanblus" a la distancia que nos permiten las contadas visitas a la melódica Buenos Aires o las remesas disqueras desde allí, se hace extrañar muchísimo el aporreo de las manos femeniles sobre los pianos (a los verdaderos, de cola y madera me refiero). Como muchos de sus admiradores quizás, debo admitir que al cerrar los ojos y taconear los talones escuchando las pistas de este disco, esta vez y pese a no desentonar, la magia ha sido algo más discreta.
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