18 marzo, 2006

“O Sea, Sí Me Di Cuenta De Que Nos Parecemos, ¿Ves?...”: El Pirrurris (O El Naco) Que Todos Llevamos Dentro

’Sea, un día le dije a mi Papi que me compre un Boeing 727. Y mi Papi, o sea, ¡me compró setecientos veintisiete Boeings!... ¡Qué picudo!, ¿no?... [Del ‘Show De Luis De Alba’, sketch ‘El Pirruris’, circa 1995 ]

El cómico mexicano Luis De Alba (n. 1945) creó a comienzos de los años ochenta el personaje de ‘El Pirrurris’, encarnación del joven hijo consentido de una familia mexicana extraordinariamente rica, poderosa e influyente. Medio en broma, medio en serio, alguna vez de Alba explicó que el nombre provenía de la composición de la palabra Pi (vulgo, 3.1416) y ‘Rorro’ (guapo, bien parecido) para explicar que el personaje era, como natural consecuencia de su elevado abolengo, ‘tres punto catorce dieciséis veces rorro’. La característica peculiar de El Pirrurris era un ventral e invencible repudio hacia todo lo que pudiera significar naco, esta especie de adjetivo peyorativo tan mexicano que denota todo aquello que combina desde pobreza relativa, origen racial inferior, mal gusto o llana cursilería. Por esta razón, El Pirruris jamás perdía tiempo cuando se trataba de establecer muy claramente tal distinción, aún cuando su acompañante fuera alguien del mismo status: “Sssssssss… no seas naca… ¿Qué no ves que éste es un auto del último-último-último modelo que mi Papi me ha comprado? ¡Te habrás cortado las uñas de los pies antes de subir!, ¿no? –y en voz más baja- ¡méeendiga naca!…” (sketch cit., alrededor de 1984), y todo ello dicho con acento y gestualidad que procuraban enfatizar su clase. Que yo recuerde, El Pirruris no tenía amigos (naturalmente, habrían de tener como mínimo su misma extracción), seguramente para no transcurrir por el expediente de padecer en otros su propia pedantería. No obstante ello, caso no hubiera sentimiento más claro en su mentalidad que la de su propia conciencia de clase: “O sea, te lo voy a explicar, pero sólo una vez, ¿OK?... Mi Papi, o sea, tiene fábricas en las que trabajan nacos, que ganan dinero para ir a comprar cosas nacas a todas esas tiendas nacas que también son de mi Papi, ¿ves?; como comprenderás, en esas tiendas trabajan otros nacos que hacen lo mismo y así, sucesiva, sucesiva y sucenacamente. El único que gana dinero con toda esa naquez que se repite y repite es mi Papi, ¿ves? –y sonriendo, en éxtasis- ¡Qué padre! ¿nooo?...” (sketch cit., alrededor de 2000). Cómo habrá calado el personaje en la variopinta y siempre risueña cultura mexicana, que se cuenta que el político izquierdista Joaquín López Obrador (reeditado en nuestros folclóricos Humala) en alguno de sus discursos al candidatear por la Presidencia mexicana pidió al pueblo “enfrentar y a derrotar a la innoble casta de Pirrurris que hacían de México un infame feudo”.

Entendiendo que este lado de Latinoamérica es permanente bombardeado a través de la televisión por la cultura mexicana (de modo consentido o a veces, involuntario), el establecer parangones y símiles entre nuestras culturas resulta inevitable. La idea de El Pirrurris me resulta aproximable (ma non troppo, debo admitir) a la idea del Pitucus Maximus, especie similar que habita en el Perú y que alguna vez también Hugo Salazar parodió televisivamente hace muchos años. Valgan verdades, ésa es casi una especie en extinción cuyos últimos santuarios ecológicos de preservación están ubicados alrededor de las playas de Asia, en Mala. Por cierto, a este respecto alguna vez el empresario (lanzado entonces como político) Ricardo Vega Llona soslayó que un millonario peruano vendría a ser algo así como un ‘heladero de carretilla’ comparado con un millonario de Brasil o de México, con lo que tampoco para tener ´Hijines´ o Pirrurris nos da. A más de ello, y como discutimos aquí mismo hace algunos posts, ocurriría lo mismo con la carencia de nacos, pues las acepciones y connotaciones de tal calificativo exceden por varios largos cuerpos a nuestro peruanísimo huachafo. Ni modo… Como en todo, por más que pieles, culturas y sociedades se parezcan, siempre hay algo que se pierden en la traducción.

De momento, según vi esta mañana en el programa televisivo de canal mexicano que inspiró esta nota, me da gusto anunciar que El Pirrurris goza de buena salud en perfectamente cortadas camisas Armani y lustrosos zapatos Louis Vuitton, siendo lo más probable que sobreviva por bastantes años a su progenitor -un envejecido, gordo y pelón, pero aún estupendo cómico- el genial Luis De Alba.

O sea, ¡qué padre saberlo!... ¿no?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El Pirrurris quiza sea lo más parecido al entrañable Pepe Del Salto y Cadbury, de quien su ex-hembrita (la China Tudela) dijo alguna vez "era la parte más sensible de su mercedes". Es más, estoy casi seguro que Pepe del Salto aparareció antes que el Pirrurris (77 o 78).

Anónimo dijo...

El Pirrurris ni remotamente tiene la personalidad y don de gentes de Pepe, a quien tuve la oportunidad de conocer en la de Lima, donde fungia estudiar Administracion. Somos promocion 77, en effet.A proposito, que sera de su vida?