28 diciembre, 2005

Lima y Su Alicayente FM: Static For All


"Give her some funked up music she treats you nice / Feed her some hungry reggae she'll love you twice / The girls don't seem to care tonight / As long as the mood is right / As long as the mood is right / No static at all / FM: no static at all..." (Steely Dan, "FM", 1978).

A propósito de la FM y el buen mood que solía tener, la conversión desde hace pocos días de la veneradísima Stereo 100 a la bastante más ramplona 'Ñ - Rock En Español' evidencia una etapa más del lento desplome de la radio de calidad ante la inexorable guadaña del rating. En un dial plagado del energúmeno griterío de reggaetón y del reverberado disfuerzo de estaciones salsohuayneras (algún neologismo hay de inventarse para denotar tan contrahecho mix), subsisten apenas tres estaciones musicales que, malgrado los años, permanecen estoicamente aún fieles a sus raíces: Doble 9, Telestéreo 88 y SolArmonía. Todas las demás -me refiero a las musicales- parecen estar pasando por diferentes estadios de mutaciones monstruosas que están convirtiendo la amalgama dubitativa del espectro multiforme limeño (que le dicen los NSQ), literalmente, en una horrísona chanfaina que propende a vender segmentos específicos de mercado como elementales espacios para la publicidad. Como se dice ahora, 'No, pues, ¡así no es!'.

Son inabarcables muchas de las combinaciones que el oyente de FM tiene según los horarios: por las casi dieciséis horas que una persona regular estaría en aptitud de escuchar radio (digamos, sólo FM), serían como cuatrocientos treinta los segmentos de una hora a los que tendría acceso. Si la persona regular fuera salteando de estación en estación, aun cuando ello se produjera sólo una vez cada cinco minutos (¡agárrense las manos, neuróticos del dedo inquieto sobre el dial!) los números se vuelven de magnitud inmanejable. Digo, ¿es posible, entonces, que uno pueda caber cabalmente dentro de una tipificación casi kirchneriana del oyente cuarentón, de preferencias por el rock en inglés y del segmento socioeconómico AB?. Imagino entonces que la sugerencia para dejar atrás a Stereo 100 se debe a algún hábil conductor de encuestas y focus groups quien, desenmarañando sobre una mesa de trabajo congestionada de cifras, gráficos y cuadros estadísticos, alguna vez vio la claridad que permitió sugerir a los gestores de esa compañía de radio la exacta delimitación del nicho de mercado que aún no ha sido atendido por su competidores... [El modo exacto fue éste: sin que venga a cuento (la Semana Santa está aún próxima y no sabe qué hará con la familia), el encuestero recuerda el campamento que pasó alguna vez en Chepeconde con la fulanita de tal que llevó su guitarra y que en medio de una feroz huasca se arrancó con un 'Rasguña Las Piedras' y que qué bonito sería si hubiera una estación pasara sólo esa música y... wait, ¡eureka, eureka!... Todo resuelto: uno, la estación que falta es una de rock en español (problema de consultoría solucionado) y dos, Semana-Santa-es-de-campamento-con-la-familia-y-ojalá-el-dueño-de-la-agencia-me-pague-puntualmente-este-fin-de-mes]. Vuelvo a decir (de pura pica porque jamás me han encuestado ni he estado en algún focus group): 'No, pues, ¡así no es!'.

Es una pena decir que la radio sobria y de calidad se está desplomando (ya no es ni la sombre de lo que nunca fue, Steely Dan). A los oyentes nos queda apenas un acto de inmolación (como todos ellos, inútiles y mudos o, en este caso, sordos): no pienso escuchar jamás 'Radio Ñ '. Jamás. En vez, procuraré prestar más oídos a Telestéreo 88, Doble 9 y SolArmonía (y si con eso ayudo a evitar que caigan segados por una radio huachafa y promiscua, hasta prometo poner atención a los comerciales).

Y para honrar la memoria de lo que fue pionera y muy querida Stéreo 100, con mucho cuidado ubicaré en el dial un espacio cuya frecuencia aún no haya sido otorgada, subiré el volumen al máximo y guardaré un respetuoso minuto de estática por los gloriosos momentos de la que fuera tan entrañable radio...

Stereo 100 ha muerto: ¡viva Stereo 100!.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Comparto tus temores y frustraciones radiales mi estimado Carlos. Felizmente, en mi memoria aún se conserva la imperecedera "1550", una radio "nuevaolera" de mi ciudad natal, cuyas ondas me permitieron conocer las más deliciosas cursilerías del tipo Tormenta y Mocedades. Por eso, cuando la mala fortuna arrecia en el dial, prefiero en tarareo.
Augusto