09 diciembre, 2005

Casino Royale (O 'The Look Of Love / Is In Your Eyes...')



En 1967 se estrenó la película 'Casino Royale', basada parcial y distantemente en la novela homónima de Ian Fleming, en la que aparece por primera vez el personaje de James Bond, maestro espía. La película fue un fabuloso y enredado spoof que recuerdo haber visto algún domingo en la noche junto con mis hermanos en la sala de nuestra casa en Chincha, en un imperecedero Zenith, allá por 1969 ó 1970. No obstante haber perdido (por la transmisión de blanco y negro) toda la colorida psicodelia de la que está cargada y, a pesar de que el argumento y la edición son por demás enrevesados (la película fue dirigida en segmentos, en locaciones separadas, por cinco directores), mis ojos de niño consideraron durante mucho tiempo aquélla como una de las películas que mejores ratos me proporcionó.

Hace algunos años, aun cuando la saga Bond ya tenía más de una decena de películas lanzadas, deseé ubicar un ejemplar de la novela en la que se basó el guión de la primera película de la serie. En secreto impulso, quería ver por escrito el modo en que alguien podía dibujar el britanismo de un Peter Sellers hecho James Bond, la sensualidad opulenta de Ursula Andress como Vesper Lynd, el toque tan caballeresco de David Niven, el Bond ajado y sacado de su retiro... hasta los hipos de Woody Allen (Jimmy Bond) o el fumar desenfadado de Orson Welles haciendo de Le Chiffre. Por mucho tiempo la búsqueda fue inútil: no pude conseguir el libro, ni siquiera en copia usada, en Lima ni en Buenos Aires (allí, ni gracias al piadoso esmero con que mi gran amigo Guido Gonzáles recorrió librerías de segunda mano por todo el centro durante semanas y semanas). Sin embargo, cuando había sacado ya el tema de mi cabeza, en una búsqueda bastante accidental en una librería de Manhattan, alguna tarde en que me guarecía de la nieve y esperaba a que pasara la hora pico (y con ella, las tarifas para regresar en tren a New Haven), di con un ejemplar de la novela. No podía creerlo. Tenía en mis manos el libro con el que tanto había (literalmente) soñado. Lo olí, lo hojeé y -de nada vale negarlo- suspiré como acto que corona la búsqueda. La edición era barata y la tapa estaba adornada con una mujer a media luz, vista de lado. 'Casino Royale', by Ian Fleming...
¿No les ha pasado que al desear con mucho fervor algo, al momento de llegar a veces desilusiona? Eso, exactamente, fue lo que me pasó a mí. La novela es un relato de alguien que se está recién acostumbrando a oir su propia voz: muchas idas y vueltas, explicaciones innecesarias, personajes con poses y giros extraños; ni Bond, ni Lynd, ni Le Chiffre eran -por asomo- nada que pudiera asociarse a la maravillosa película que vi en la infancia... Al terminar de leerla suspiré otra vez. En esta ocasión, desilusionado.

Debo admitir que la vida siempre da segundas oportunidades, y por eso no me quejo. Una vez, para mi fortuna, paseando con Pepe Velásquez por algunas tiendas en Miami buscando -como todo peruano que se precie- vídeos en ofertas y remate, encontré una copia en DVD de 'Casino Royale' (tampoco lo podía creer, no había podido ubicar ninguna copia disponible ni en Amazon ni en EBay). Estaba intacta, sellada, y pertenecía a una edición -probablemente muy corta- efectuada en el año 2001. La olí, como es natural, antes de pagarla en la caja.

Varios días después, ya en casa, pude estar al amparo de la tranquilidad que me permitiría disfrutar un singularísimo reestreno. 'Casino Royale', for Carlos Barrientos only. La primera sorpresa es que el DVD incluía en bonus una versión de un 'Casino Royale' lanzado al aire para la televisión en 1954 y protagonizado por Peter Lorre. Para alargar el disfrute, decidí ver esta versión en primera instancia: el argumento era exacto al de la novela, con lo cual el ver esta parte no pasó de ser algo bastante aburrido (como mucho de todo lo que se ve en blanco y negro). Sin embargo, desde que empezaron a aparecer los títulos de la verdadera película (esta 'Casino Royale' jipilina y casi surrealista), mi ánimo iba pasando de normal a Richard-Gere-en-Mr.-Jones-de-etapa-eufórica. Sencillamente, la película es una completa locura, aún cuando no se cuente aquello de que Peter Sellers simplemente largó a la producción faltándole filmar centenares de escenas, ni que -debido al celo profesional de dos de los directores- buena parte de los rollos de cuadros cruciales se extraviaron. El film es un monumento al optimismo y a la comicidad desplegada por el magnífico conjunto de un jamás igualado cameo y en la que todo brotaba de modo muy espontáneo. La película me volvió a parecer entrañable, divertidísima.

[Debo detenerme aquí... dicen que las emociones sentimentales comienzan a aparecer recién en la adolescencia, y sin embargo, desde la primera vez en que vi la película recordaba con detenida precisión el espléndido porte de una Ursula Andress (la única Vesper que cabrá en mis recuerdos), vestida de una seda delicada y haciendo una lentísima entrée detrás de la cortina que a los ojos de Sellers (Bond) impone una pecera en la que decenas de pececillos de colores parecen flotar, mientras alrededor suena 'The Look Of Love' en las suaves y eficaces trompetas del Tijuana Brass... Si hay algo parecido a la definición de lo que es sensualidad, creo haberla encontrado ahí: en el medio preciso de esos bamboleantes y muy musicales pechos que la Andress me regaló una noche de domingo...]

En 2006 se estrenará otra 'Casino Royale', esta vez con un nuevo Bond (Daniel Craig). Las chicas Bond volverán a ser lindas y plásticas, y seguramente Le Chiffre será un malo tecnológico e insondablemente ruin. A lo mejor, hasta podríamos pensar que todo volverá a ser como en el libro original, sin gracia, risas ni bossa nova. Iré al cine, la veré y seguramente habré de disfrutarla. Y sin embargo...
(No. No tienen que preguntarme: entre las dos, Uds. ya saben cuál habrá de ser mi favorita.)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo también vi “Casino Royal” cuando era niño. El recuerdo borroso de algún gag divertido, la música de Bacharach, la evocación de tanta cara conocida y el descubrimiento de Peter Sellers en películas posteriores, me impulsaron a querer fervientemente volver a verla, lo cual conseguí en mis late twenties. Al contrario de lo que sucedió con Ud., mi distinguido Metrónomo, el reencuentro fue una desilusión. La película me pareció insufrible, soberanamente aburrida.
Los problemas de dirección y edición que Ud. menciona, aunados a un conflicto de irreductibles über egos hicieron de “Casino...” una producción fallida. Por decir lo menos.
Esa era mi impresión general hasta que lei vuestra entusiasta reseña, la cual me trajo la duda: he estado equivocado todos estos años? Puede ser que haya estado ante una obra maestra y no me haya dado cuenta?
Para salir de dudas, y como no tengo el DVD a la mano, le eché a mis cancerberos usuales: Rotten Tomatoes, filmcritic, Draxblog; la destrozaron, se la atarazaron, todos de acuerdo: la película? Un budín, como dice mi padre.
Pero, dandole una oportunidad mas, consulte con el benigno Roger Ebert: negativo tambien.
Entonces? Que pasó? Le falló esta vez el olfato, mi querido Metrónomo?
Me aventuro a especular que vuestra putativa filiación con el Dr. No, pueda haber impedido que tome la necesaria distancia para una evaluación mas imparcial.
Le sugiero haga esta prueba: vea nuevamente “Casino Royale”, a solas, por supuesto, y dese cuenta la gran película que pudo haber sido........ pero no fue. Después me cuenta.
Por mientras, y aunque no me convence para nada el nuevo Bond, creo que Hollywood tiene una excelente oportunidad de hacer un remake superior al original. Por lo menos, esta vez la tiene fácil.

Anónimo dijo...

A este paso, lo que queda es hacer un popio cut, destacando, eso sí, la delantera de la divina Andress. -- Carlos B. --