Usualmente una cosa lleva a la otra. Asociaciones mentales, que les dicen, tan involuntarias como gratas.
Mirando la tele sabatina, específicamente “El Especial del Humor” de Canal 2, reincidía en mi habitual idea de que Álvarez y Benavides, junto a Armas y Vidaurre, son de los poquísimos cómicos peruanos que pueden llamarse propiamente imitadores. Mas aún, son de aquellos imitadores que jamás han copiado una imitación; muchos aspirantes copian a los imitadores haciendo lo suyo, de modo que al cabo de un tiempo la imitación se vuelve un personaje único, distante leguas del paradigma original. ¿Algunos ejemplos? los manoseados remedos de Alejandro Guerrero, Susy Díaz, Ricardo Belmont y Jorge Del Castillo, por sólo citar algunos (¡ah! y por cierto, Guillermo Rossini jamás ha sido y –dada su edad- jamás será imitador).
Volviendo al punto de las asociaciones de ideas, Álvarez y Benavides presentaban un sketch en el que el primero imitaba al futbolista Juan Manuel Vargas (como sabemos, apodado “El Loco”)- mediante un diálogo lleno de ingeniosas incoherencias y jocosos gritos. “Buen personaje” –pensé- “Ingenioso y original. Cualquier otro hubiera recurrido a copiar lo que antes ya había hecho ‘El Loco’ Ureta…”.
¿‘El Loco’ Ureta? ¡Qué loco para genial! Como es sabido, ‘El Loco’ pertenecía a un clan de actores, los Ureta-Travesí, por lo que empezó en la actuación en el espacio justo en que su breve porte y precoz pelada le ubicaron rápidamente: la comicidad. ‘El Loco’ empezó sus caracterizaciones en ‘La Peña Ferrando’ a mediados de los sesenta y cuando apareció ‘Teleloquilandia’, ‘El Loco’ trasladó a las pantallas su ronco “Aúa, aúa, tuttú-tuttú… ¡Buenas noches los pastores! ¡Brrrrrrrrrr!...”, con meneada de cabeza, mentón salido, pijama de franela de rayas y bacinica en la cabeza más. ‘Eso solito se merece un post, Baliente Metrónomo’, me dije. ‘Hora de googlear en búsqueda de más datos’.
Lo cierto es que sobre ‘El Loco’ Ureta no hay mucho, como se puede verificar dando su clave en el Google. Lo más sabroso, acaso, es una entrevista que recoge Arkiv que le hizo en 1979 la revista ‘Zeta’ (llamada ‘Tetas’ por la juventud progresista del pueblo de Nauta, por el profuso contenido de pechamentas y tolacas de todo tipo), y en la que soslayaba en un desconocido tono agridulce su afición artística: “El día que yo nací no nació ninguna flor. A mí no me trajo la cigüeña: me trajo el Pájaro Loco. Llegué a mi casa cuando mi mamá había salido”, dijo, “Voy a a hacer café-teatro. Estoy buscando un local. Explotan al artista: no pagan bien”.
Alfredo y yo lo vimos en vivo una vez. Fue por ahí en 1969, a unos meses de estrenarse ‘Teleloquilandia’ en el Canal 4. Fue en el Cine Chincha en una noche de lleno total, por lo que hubimos de situarnos (¡dichosos de nos!) en la primera fila, al centro. De pronto se apagaron las luces y por los parlantes empezó a sonar el jingle del programa: ‘Teleloqui-loqui-landia es la estación / De la locura, donde todos están locos, donde nadie tiene cura. / Les traemos la receta para curar la amargura / Telelo-loquilandia: la estación de la locura…’ y los artistas a desfilar, en vivo y a todo color. En su habitual pijama de franela, con barba pintada y la bacinica de rigor ‘El Loco’ Ureta se paseaba de un lado a otro del escenario mientras los aplausos de la gente no se detenían. En eso llegó justamente al punto delante del cual nos encontrábamos Alfredo y yo y se detuvo en seco. Sacó aún más la quijada, achinó los ojos como quien se sacude el intenso haz del spotlight, nos miró hacia abajo y le preguntó a Alfredo, mirándolo directamente a los ojos, “¡Oye!, ¿Y tú de qué te ríes?...”. Seguimos carcajeándonos mientras se alejaba, aún con la incredulidad de que se hubiera dirigido a nosotros de un modo tan específico (seguramente era parte de su rutina, pero esto no se lo voy a decir a nadie, lo prometo). ‘El Loco Ureta’ participó después en ‘El Tornillo’, en ‘Estrafalario’ y luego –según recuerdo- en un breve tramo de ‘Risas & Salsa’, hasta que una peritonitis se lo llevó prematuramente en 1982.
De entre todas sus caracterizaciones, además aquella del marica que acuñó aquello de “¡Me quiero moríiiir!”, ‘El Loco’ Ureta imitaba a Rita Pavone de un modo genial. Huelga decirlo: no hay en YouTube ningún clip colgado del genial ‘Loco’, pero sí de Rita Pavone. Sin embargo, quienes alguna vez pudieron ver la imitación de ‘El Loco’ convendrán conmigo en que el siguiente clip, de la verídica Rita Pavone, hace que la imitación supere largamente a la original. Incuestionablemente. ¡Larga vida al ‘Loco’ Ureta!
Mirando la tele sabatina, específicamente “El Especial del Humor” de Canal 2, reincidía en mi habitual idea de que Álvarez y Benavides, junto a Armas y Vidaurre, son de los poquísimos cómicos peruanos que pueden llamarse propiamente imitadores. Mas aún, son de aquellos imitadores que jamás han copiado una imitación; muchos aspirantes copian a los imitadores haciendo lo suyo, de modo que al cabo de un tiempo la imitación se vuelve un personaje único, distante leguas del paradigma original. ¿Algunos ejemplos? los manoseados remedos de Alejandro Guerrero, Susy Díaz, Ricardo Belmont y Jorge Del Castillo, por sólo citar algunos (¡ah! y por cierto, Guillermo Rossini jamás ha sido y –dada su edad- jamás será imitador).
Volviendo al punto de las asociaciones de ideas, Álvarez y Benavides presentaban un sketch en el que el primero imitaba al futbolista Juan Manuel Vargas (como sabemos, apodado “El Loco”)- mediante un diálogo lleno de ingeniosas incoherencias y jocosos gritos. “Buen personaje” –pensé- “Ingenioso y original. Cualquier otro hubiera recurrido a copiar lo que antes ya había hecho ‘El Loco’ Ureta…”.
¿‘El Loco’ Ureta? ¡Qué loco para genial! Como es sabido, ‘El Loco’ pertenecía a un clan de actores, los Ureta-Travesí, por lo que empezó en la actuación en el espacio justo en que su breve porte y precoz pelada le ubicaron rápidamente: la comicidad. ‘El Loco’ empezó sus caracterizaciones en ‘La Peña Ferrando’ a mediados de los sesenta y cuando apareció ‘Teleloquilandia’, ‘El Loco’ trasladó a las pantallas su ronco “Aúa, aúa, tuttú-tuttú… ¡Buenas noches los pastores! ¡Brrrrrrrrrr!...”, con meneada de cabeza, mentón salido, pijama de franela de rayas y bacinica en la cabeza más. ‘Eso solito se merece un post, Baliente Metrónomo’, me dije. ‘Hora de googlear en búsqueda de más datos’.
Lo cierto es que sobre ‘El Loco’ Ureta no hay mucho, como se puede verificar dando su clave en el Google. Lo más sabroso, acaso, es una entrevista que recoge Arkiv que le hizo en 1979 la revista ‘Zeta’ (llamada ‘Tetas’ por la juventud progresista del pueblo de Nauta, por el profuso contenido de pechamentas y tolacas de todo tipo), y en la que soslayaba en un desconocido tono agridulce su afición artística: “El día que yo nací no nació ninguna flor. A mí no me trajo la cigüeña: me trajo el Pájaro Loco. Llegué a mi casa cuando mi mamá había salido”, dijo, “Voy a a hacer café-teatro. Estoy buscando un local. Explotan al artista: no pagan bien”.
Alfredo y yo lo vimos en vivo una vez. Fue por ahí en 1969, a unos meses de estrenarse ‘Teleloquilandia’ en el Canal 4. Fue en el Cine Chincha en una noche de lleno total, por lo que hubimos de situarnos (¡dichosos de nos!) en la primera fila, al centro. De pronto se apagaron las luces y por los parlantes empezó a sonar el jingle del programa: ‘Teleloqui-loqui-landia es la estación / De la locura, donde todos están locos, donde nadie tiene cura. / Les traemos la receta para curar la amargura / Telelo-loquilandia: la estación de la locura…’ y los artistas a desfilar, en vivo y a todo color. En su habitual pijama de franela, con barba pintada y la bacinica de rigor ‘El Loco’ Ureta se paseaba de un lado a otro del escenario mientras los aplausos de la gente no se detenían. En eso llegó justamente al punto delante del cual nos encontrábamos Alfredo y yo y se detuvo en seco. Sacó aún más la quijada, achinó los ojos como quien se sacude el intenso haz del spotlight, nos miró hacia abajo y le preguntó a Alfredo, mirándolo directamente a los ojos, “¡Oye!, ¿Y tú de qué te ríes?...”. Seguimos carcajeándonos mientras se alejaba, aún con la incredulidad de que se hubiera dirigido a nosotros de un modo tan específico (seguramente era parte de su rutina, pero esto no se lo voy a decir a nadie, lo prometo). ‘El Loco Ureta’ participó después en ‘El Tornillo’, en ‘Estrafalario’ y luego –según recuerdo- en un breve tramo de ‘Risas & Salsa’, hasta que una peritonitis se lo llevó prematuramente en 1982.
De entre todas sus caracterizaciones, además aquella del marica que acuñó aquello de “¡Me quiero moríiiir!”, ‘El Loco’ Ureta imitaba a Rita Pavone de un modo genial. Huelga decirlo: no hay en YouTube ningún clip colgado del genial ‘Loco’, pero sí de Rita Pavone. Sin embargo, quienes alguna vez pudieron ver la imitación de ‘El Loco’ convendrán conmigo en que el siguiente clip, de la verídica Rita Pavone, hace que la imitación supere largamente a la original. Incuestionablemente. ¡Larga vida al ‘Loco’ Ureta!
Pero sigamos, que aún no acabo.
Durante la búsqueda de videos de Rita Pavone descubrí uno que se llama ‘Amici Miei’. Lo miré un poquito, pero no se ajustaba tanto a lo que quería contar en el post a propósito de ‘El Loco’ Ureta, como sí el ‘Datemi Un Martello’ que he incluido, pero me quedó la inquietud. ¿‘Amici Miei’? Eso me suena a película que había visto. Of course, of course. Tognazi, Noiret y Celi en una hilarante trama que no recuerdo ya con mucho detalle. Entonces… si hay ya posteados clips de ‘Amici Miei’, ¿sería posible, entonces, que haya clips de ‘I Nuovi Mostri’?... ¡hagamos la prueba!. I-espacio-N-U-O-V-I-espacio-M-O-S-T-R-I-search. Voilà!
Para deleite de todos nosotros, gracias a Dios y a las musas del humor, tres joyas perennes, de modo que no tarden en buscarlas más: “Senza Parole” (Ornella Mutti en ubérrima plenitud y sobresaliente música de Tozzi) y Alberto Sordi en “Come Una Regina” y “L'Elogio Funebre”. Sencillamente geniales.
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Es bueno que una cosa lleve a la otra. Asociaciones mentales, que les dicen, tan involuntarias como gratas. Muy gratas. Muy, muy gratas.