Buenos Aires, primero de Diciembre, 8:00 p.m., esquina de Campos con Virrey Loreto, paramos (¡cómo no!) el consabido taxi negro y amarillo; al subir, el chofer bufa 'Noooo... ¿a la cancha de River? ¡A esta hora es un verdadero quilombo, no se va a poder llegar, maestro!...'. Guido lo tranquiliza con una que otra broma sobre fútbol. River está a veinte cuadras pero el corazón ya anda several beats ahead. El taxista nos deja, aliviado, a unos seiscientos metros de River, sobre Libertador. Varias trancas y controles después subimos por las graderías, hacia la platea Belgrano Baja, sector E, asientos 19, 20 y 21.
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Son las 8:25. En el escenario un compadre bastante blancón rasguea una guitarra con una banda que no se ve. Las tribunas laterales y el campo están llenándose, las populares de arriba están colmadas ya. Le pregunto al pata de al lado '¿Ése es Beck?', 'Sí -me dice- fijate a la hora que empezó, ¡no entiendo nada!'. Me acomodo para empezar a disfrutar del segundo telonero (el primero, 'Cuentos Borgeanos', banda local) y la canción que justo acaba. 'Thank you very much, Buenos Aires', dice Beck, dejándome atónito y con la pena de ni siquiera haber podido oír su genial 'Loser'. 'Chesssss... hubiera sido bacán llegar más temprano', le digo a Guido, quien frunce la boca y hace tres veces con la mano así (así como hacen los argentinos, pues). Ni modo, ajo y agua, me había dicho un taxista el día previo: a joderse y a aguantarse. El escenario es impresionante: parlantazos en el frente y a los lados, cámara colgante sobre el stand up VIP, pantallas de alta definición a derecha e izquierda, vendedores de panchos y cocacolas, una decena de peruanos treintañeros y desconocidos precisamente en la fila detrás de nosotros. Las populares empiezan con las olas y los musicales olé-olé-olé-Poliss-Poliss, música incidental de fondo con Propellerheads y Shirley Bassey -'History Repeating', como quien dice-, y Papita mirando de un lado al otro, como convenciéndose.
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Son las 8:25. En el escenario un compadre bastante blancón rasguea una guitarra con una banda que no se ve. Las tribunas laterales y el campo están llenándose, las populares de arriba están colmadas ya. Le pregunto al pata de al lado '¿Ése es Beck?', 'Sí -me dice- fijate a la hora que empezó, ¡no entiendo nada!'. Me acomodo para empezar a disfrutar del segundo telonero (el primero, 'Cuentos Borgeanos', banda local) y la canción que justo acaba. 'Thank you very much, Buenos Aires', dice Beck, dejándome atónito y con la pena de ni siquiera haber podido oír su genial 'Loser'. 'Chesssss... hubiera sido bacán llegar más temprano', le digo a Guido, quien frunce la boca y hace tres veces con la mano así (así como hacen los argentinos, pues). Ni modo, ajo y agua, me había dicho un taxista el día previo: a joderse y a aguantarse. El escenario es impresionante: parlantazos en el frente y a los lados, cámara colgante sobre el stand up VIP, pantallas de alta definición a derecha e izquierda, vendedores de panchos y cocacolas, una decena de peruanos treintañeros y desconocidos precisamente en la fila detrás de nosotros. Las populares empiezan con las olas y los musicales olé-olé-olé-Poliss-Poliss, música incidental de fondo con Propellerheads y Shirley Bassey -'History Repeating', como quien dice-, y Papita mirando de un lado al otro, como convenciéndose.
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Ninguna mejor manera de que lleguen las 9:30, tras casi una hora en blanco, que ver cómo las tribunas reciben a The Police con aplauso larguísimo, mientras las pantallas muestran que Sting tiene en las manos un bajo que parece antediluviano y luego el desborde que se inicia con 'Message In The Bottle', sigue con 'Synchronicity', 'Walking On The Moon', 'De Do Do Do, De Da Da Da' y con los primeros acordes de 'Every Little Thing...' el Monumental tiembla bajo sesenta y cinco mil almas, nosotros incluidos. Pero ¿para qué sigo contando si es que aquello fue poco menos que inenarrable? Cedo el paso a las buenas crónicas (aquí la primera y aquí la segunda) que hizo La Nación, para aquellos interesados en un más detallado pormenor, no sin antes aclarar que la frase que encabeza el presente post, pues a eso de 'So Lonely', Sting cambió dos veces las líneas diciendo 'Welcome to the Andy Summers show' y luego '... the Stewart Copeland show'; quienes conozcan la letra de esa canción entenderán perfectamente.
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Mientras eso, me quedo con el buen sabor de boca, dos horas y cuatro mil kilómetros después. A las pruebas me remito. ¡Valió la pena!
3 comentarios:
Se nota que papita gozo en el concierto!!! mas que el pai.
Otrosi:
Che, Carlitos, sabes que nunca he sido bueno para letras de canciones,contanos de las minas y de las carnazas de Buenos Aires mejor...
La letra de 'So Lonely' incluye las líneas 'All made up and nowhere to go / Welcome to this one man show...'
Como quiera que la carrera solista de Sting ha sido tanto o más destacada que cuando estuvo en The Police, algo hizo que durante estas presentaciones -no me cabe duda de que lo debe hacer siempre- cambiara esa parte para evitar malentendidos y superegos a 'Welcome to the Andy Summers show' (con breve solo de punteo del interfecto) y luego un 'Welcome to Stewart Copeland show', seguido de tremenda demo de percusión.
Respecto de los bifes, como siempre son lo mejor de la Argentina. Y de las minas no puedo decir nada oe, ¡ponte bien!, yo soy un hombre casado...
interesante reportaje, ami me toco la oportunidad de apreciarlos en Santiago, previamente tuve un backstage con Copeland y lleve chullos, cd's de musica peruana, chakanitas en dijes, etc para los tres, mi bandera peruana... al final del concierto andy summers me tomo foto desde el escenario, sting pregunto por mi y copeland usando el microfono de Sting dijo ante 50 mil personas: "All the way from Peru, Jose!!!" señalandome desde lo alto a campo vip mientras yo ya ondeaba mi rojiblanca con la frase: "Jose from Peru is here supporting The Police"
puedes leer toda mi historia mas video y fotos en mi blog de The Police en español:
http://the-police-al-peru.blogspot.com
* The Police sigue de gira hasta setiembre deeste 2008
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