23 febrero, 2008

¡Aúuuuua, aúuuua, tutú tutú! (O ¡Santas Asociaciones, Batman!)

Usualmente una cosa lleva a la otra. Asociaciones mentales, que les dicen, tan involuntarias como gratas.

Mirando la tele sabatina, específicamente “El Especial del Humor” de Canal 2, reincidía en mi habitual idea de que Álvarez y Benavides, junto a Armas y Vidaurre, son de los poquísimos cómicos peruanos que pueden llamarse propiamente imitadores. Mas aún, son de aquellos imitadores que jamás han copiado una imitación; muchos aspirantes copian a los imitadores haciendo lo suyo, de modo que al cabo de un tiempo la imitación se vuelve un personaje único, distante leguas del paradigma original. ¿Algunos ejemplos? los manoseados remedos de Alejandro Guerrero, Susy Díaz, Ricardo Belmont y Jorge Del Castillo, por sólo citar algunos (¡ah! y por cierto, Guillermo Rossini jamás ha sido y –dada su edad- jamás será imitador).

Volviendo al punto de las asociaciones de ideas, Álvarez y Benavides presentaban un sketch en el que el primero imitaba al futbolista Juan Manuel Vargas (como sabemos, apodado “El Loco”)- mediante un diálogo lleno de ingeniosas incoherencias y jocosos gritos. “Buen personaje” –pensé- “Ingenioso y original. Cualquier otro hubiera recurrido a copiar lo que antes ya había hecho ‘El Loco’ Ureta…”.

¿‘El Loco’ Ureta? ¡Qué loco para genial! Como es sabido, ‘El Loco’ pertenecía a un clan de actores, los Ureta-Travesí, por lo que empezó en la actuación en el espacio justo en que su breve porte y precoz pelada le ubicaron rápidamente: la comicidad. ‘El Loco’ empezó sus caracterizaciones en ‘La Peña Ferrando’ a mediados de los sesenta y cuando apareció ‘Teleloquilandia’, ‘El Loco’ trasladó a las pantallas su ronco “Aúa, aúa, tuttú-tuttú… ¡Buenas noches los pastores! ¡Brrrrrrrrrr!...”, con meneada de cabeza, mentón salido, pijama de franela de rayas y bacinica en la cabeza más. ‘Eso solito se merece un post, Baliente Metrónomo’, me dije. ‘Hora de googlear en búsqueda de más datos’.

Lo cierto es que sobre ‘El Loco’ Ureta no hay mucho, como se puede verificar dando su clave en el Google. Lo más sabroso, acaso, es una entrevista que recoge Arkiv que le hizo en 1979 la revista ‘Zeta’ (llamada ‘Tetas’ por la juventud progresista del pueblo de Nauta, por el profuso contenido de pechamentas y tolacas de todo tipo), y en la que soslayaba en un desconocido tono agridulce su afición artística: “El día que yo nací no nació ninguna flor. A mí no me trajo la cigüeña: me trajo el Pájaro Loco. Llegué a mi casa cuando mi mamá había salido”, dijo, “Voy a a hacer café-teatro. Estoy buscando un local. Explotan al artista: no pagan bien”.

Alfredo y yo lo vimos en vivo una vez. Fue por ahí en 1969, a unos meses de estrenarse ‘Teleloquilandia’ en el Canal 4. Fue en el Cine Chincha en una noche de lleno total, por lo que hubimos de situarnos (¡dichosos de nos!) en la primera fila, al centro. De pronto se apagaron las luces y por los parlantes empezó a sonar el jingle del programa: ‘Teleloqui-loqui-landia es la estación / De la locura, donde todos están locos, donde nadie tiene cura. / Les traemos la receta para curar la amargura / Telelo-loquilandia: la estación de la locura…’ y los artistas a desfilar, en vivo y a todo color. En su habitual pijama de franela, con barba pintada y la bacinica de rigor ‘El Loco’ Ureta se paseaba de un lado a otro del escenario mientras los aplausos de la gente no se detenían. En eso llegó justamente al punto delante del cual nos encontrábamos Alfredo y yo y se detuvo en seco. Sacó aún más la quijada, achinó los ojos como quien se sacude el intenso haz del spotlight, nos miró hacia abajo y le preguntó a Alfredo, mirándolo directamente a los ojos, “¡Oye!, ¿Y tú de qué te ríes?...”. Seguimos carcajeándonos mientras se alejaba, aún con la incredulidad de que se hubiera dirigido a nosotros de un modo tan específico (seguramente era parte de su rutina, pero esto no se lo voy a decir a nadie, lo prometo). ‘El Loco Ureta’ participó después en ‘El Tornillo’, en ‘Estrafalario’ y luego –según recuerdo- en un breve tramo de ‘Risas & Salsa’, hasta que una peritonitis se lo llevó prematuramente en 1982.

De entre todas sus caracterizaciones, además aquella del marica que acuñó aquello de “¡Me quiero moríiiir!”, ‘El Loco’ Ureta imitaba a Rita Pavone de un modo genial. Huelga decirlo: no hay en YouTube ningún clip colgado del genial ‘Loco’, pero sí de Rita Pavone. Sin embargo, quienes alguna vez pudieron ver la imitación de ‘El Loco’ convendrán conmigo en que el siguiente clip, de la verídica Rita Pavone, hace que la imitación supere largamente a la original. Incuestionablemente. ¡Larga vida al ‘Loco’ Ureta!


Pero sigamos, que aún no acabo.

Durante la búsqueda de videos de Rita Pavone descubrí uno que se llama ‘Amici Miei’. Lo miré un poquito, pero no se ajustaba tanto a lo que quería contar en el post a propósito de ‘El Loco’ Ureta, como sí el ‘Datemi Un Martello’ que he incluido, pero me quedó la inquietud. ¿‘Amici Miei’? Eso me suena a película que había visto. Of course, of course. Tognazi, Noiret y Celi en una hilarante trama que no recuerdo ya con mucho detalle. Entonces… si hay ya posteados clips de ‘Amici Miei’, ¿sería posible, entonces, que haya clips de ‘I Nuovi Mostri’?... ¡hagamos la prueba!. I-espacio-N-U-O-V-I-espacio-M-O-S-T-R-I-search. Voilà!

Para deleite de todos nosotros, gracias a Dios y a las musas del humor, tres joyas perennes, de modo que no tarden en buscarlas más: “Senza Parole” (Ornella Mutti en ubérrima plenitud y sobresaliente música de Tozzi) y Alberto Sordi en “Come Una Regina” y “L'Elogio Funebre”. Sencillamente geniales.
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Es bueno que una cosa lleve a la otra. Asociaciones mentales, que les dicen, tan involuntarias como gratas. Muy gratas. Muy, muy gratas.

09 febrero, 2008

Metronómica Efeméride


Esta mañana vi un capítulo de “Friends” y no sé por qué, Jennifer Aniston me pareció singularmente bonita. Más tarde, en YouTube, recordé que debí haberme comprado el sigle “Always On Your Side” en la tienda Virgin de Union Square, allá, donde ya sabemos que nos gusta tanto: el video de la canción hace lucir a Sheryl Crow tremendamente bien. Algo se debe inventar (Thomas Alva Edison), pues, para disfrazar esta tonsura, que ya casi es de prelado (digamos, de Gregorio XIV) y las arrugas tipo-Eva-Gabor, o habrá que boxear contra ellas –mismo Max Baer-, digo. ¡O mejor!, hagamos la de Leslie Nielsen, como decíamos el otro día a propósito de las series sesenteras, o pongámonos musicales como Kelly Rowland o Sergio Mendes (tremendo músico do Pais Tropical), tan dramaturgos como Sidney Sheldon o sencillamente adoptemos la actitud risueñamente cínica de Burt Reynolds desempeñando el papel de Manuel Antonio Noriega… (no: mejor hagamos la de Josepeh Mankiewicz y escribamos otra vez “The Barefoot Contessa”, sólo que en el papel prinicipal iría -con toda su peruanísima belleza- Q’Orianka Kilcher).

[¡Huy!, ¿qué pasó? ¿se rayó El Baliente Metrónomo? ¿comió cacachuates y está padeciendo de mental cagalera? ¿decidió por fin, y una vez más, ponerle ídem a este cibernético rincón, pendonero y fútil? ¿habrá pensado en divulgar al mundo la identidad secreta que camufla bajo el apacible look de economista, defraudando así a sus cinco lectores, Dama Peruana incluida? ¿cambiará la ‘B’ por una más formalita ‘V’ en su seudónimo? ¿se marchará de peregrinación a Mississauga, Ontario, previa pasadita por Sabana Grande?...]

Hint para los que no se acuerden: 11 de Febrero. Efeméride de la Virgen de Lourdes.
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Por eso, al Baliente Metrónomo así como todos los nombrados, en Sol Mayor y compás 3/4, ¡y uno!, ¡y dos! ¡y tres!.. “¡Feliz, feliz en tu día / Amiguito que Dios te bendiga, / Que reine la paz en tu vida / ¡Y que cumplas muchos más!...”

02 febrero, 2008

Rodriguítico

Garboso paso de baile en doce segundos, sólo igualable a Manolo García bailando "La Macarena".

Cuestiones De Hábito

Carta Abierta A Los Profesionales Que Se Pudieran Sentir Aludidos

Estimados Señores:

Con el respeto que me merecen (que es bien poquito), paso a expresarles que me parecen soberanas tetudeces las siguientes tenués-de-guerre (o sea, ropa de chamba, la cual no ha de confundirse con la "ropa de laburo", que es la tenida que usan las chicas malas que, por regla general, casi siempre son bien buenas):

a) La chaquetita blanca de los médicos de los hospitales de EsSalud y Minsa. Tal indumentaria llama a poderosa confusión con la habitual tenida de los otrora heladeros D'Onofrio (hoy Nestlé), y cuando se tiene a alguno delante uno no sabe si le van a medir la presión o si hay que pedirle un Frío Rico. Ya otra cosa son las scrubs: ahí sí, por comodidad y por afincarse estrictamente en el ámbito de un hospital, atraco.

b) El chaleco multibolsillo que supuestamente otorga características a un periodista. O sea, ¿qué?, ¿uno ve el chalequito con sus bolsillos de número infinito y debe computar que está hablando, o sea, con Alejandro Guerrro en sus épocas de reportero callejero? ¿o es que no se dan cuenta de que los bolsillitos eran más para que los reporteros gráficos llevaban ahí los cuchumil rollos de película fotográfica que una misión distante les imponía y que estos tiempos de cámaras digitales ya no exigen más que para uno que otro teleobjetivo? Incluso hay ocasiones en las que uno no sabe si tiene delante a un periodista o a un cambista de Larco.

c) Los ridículos gorritos que usan los que practican el automovilismo aún cuando están fuera de los circuitos. Digo... una cosa es usar el adminículo dentro de un auto -digamos- de rally, por cuanto el polvo se puede impregnar molestamente en el pelo, pero ¿fuera del auto? ¿durante una entrevista de televisión? ¿dentro de un avión?... (¡por favorrrrr!)

d) Los zapatos de punta de las actrices de películas porno. Digo... ¿por qué nunca se los sacan cuando están en plena acción? Al igual que en el acápite c), el polvo se puede impregnar molestamente sobre los zapatos durante un rally, pero... (huy, no, creo que escogí mal los términos... ). Passons.

e) El insufrible terno -invariablemente- mal cortado de todos y cada uno de los grupos chicheros (Armonía 10, Grupo 5, Los Norteños de Guadalupe y siguen firmas). ¿De qué se trata? ¿poner en evidencia integración total y espíritu de cuerpo (de tamal)? No, Señores chicheros, no es preciso que se vistan todos igual, ya con su música es sufissant.

f) Las chaquetas de los cocineros y sus zuecos. ¿Serían menos cocineros, la sazón resultaría diferente, sería distinto el resultado si los cocineros usaran algo más expeditivo - pongamos, un mandil- o un gorro en vez de las chaquetas aquellas con cuello abierto y mangas tres cuartos con las puntas dobladas? ¿percibirá la comida la sutil diferencia acústica de cuando un cocinero camina sobre zuecos que cuando usa otro tipo de calzado, modificando con ello su sabor?... No me parece, ¿ah?

g) El terno y corbata de los asaltantes de bancos en virtud de lo cual se les espeta aquello de ser siempre sujetos 'elegantemente vestidos'. Hint: Señores asaltabancos, desde los ochentas en que la moda se distendió y lo casual se impuso, el uso del traje y la corbata no es -ni por asomo- sinónimo de elegancia. Favor, si quieren pasar piola antes de un atraco, ¡cámbiense de ropa!, no fuere a ser que tanto el público como el administrador del banco a ser asaltado pensaren que al local entró (con similares o más peores intenciones) una gavilla de abogados en ejercicio -mejorando a mi amigo Augusto-.

h) El invariable vestido de flores, las sandalias de taco bajo y la cadena dorada sujeta-anteojos de las señoras que abarrotan bingos y casinos... Señoras: ¿qué no hay alguna blusita menos clásica que vaya bien con sus anteojos de lectura? ¿alguna prenda que haga un poco más risueña la permanente cara de compunción estreñida que parece aquejarlas siempre?

Antes de presentar mi denuncia formal ante Indecopi por prácticas restrictivas en el mercados, valga este modesto exhorto para hacerles recapacitar de tan ilógica postura gremial y, ¡por favor, vístanse como la gente!, pues de monjas, ascensoristas, enfermeras, curas, tombos, mozos, farmacéuticos, guachimanes y dependientes de tienda de vídeos ya estamos hasta la coronilla.
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(f) El Baliente Metrónomo.