21 noviembre, 2006

El Perú Es Más Grande Que Sus Problemas

En reciente sesión, la Junta de Portavoces de los grupos Parlamentarios del Congreso de la República acordó la dispensa del dictamen de la Comisión de Descentralización, Regionalización y Modernización de la Gestión del Estado a fin de que sea evaluado en el pleno el uso indiscriminado de la frase 'El Perú Es Más Grande Que Sus Problemas'; de acuerdo con los pertinentes considerandos, los cuales señalan que toda nueva pretensión de ensanche del concepto de territorio o nacionalidad (según la frase propone, implícitamente) ocasionaría un notorio e inmediato desbalance no sólo presupuestal, sino de alcance político toda vez que -de acuerdo con nuestra Carta Magna- no hay posibilidad de copar dicha eventual extensión con representantes emergidos de la voluntad popular. En tal sentido, se propondrá proscribirla del uso cotidiano, así como las frases 'Del Perú y Balnearios' (conceptualmente, por las mismas razones que se invocan) y el apóstrofo 'Del Perú' en razón de que, al ser indiscriminadamente aplicado a connacionales residentes o extranjeros, estos últimos podrían sentirse abrigados por la nacionalidad de un modo que pudiera resultar inconveniente a los altos intereses de la Patria. Ello se ejemplifica en la circunstancia en que -cuando se ve llegar a un conocido al restaurant, mientras uno se está empujando su plato de solterito y chicha de jora- se articula los nombres y apellidos con la apostilla citada (v.g.: "¡Don Alfredo Delgadillo Almenara del Perú!", o peor aún, "¡Don Carlos Irízar de la Cruz del Perú y Balnearios!").
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La ciudadanía toda está atenta a la evolución de tan esperado debate.

17 noviembre, 2006

Me Como La Torta Solo


Este oprobioso libelo electrónico vio la luz el domingo 20 de Noviembre de 2005. Desde entonces han transcurrido sólo aquí algo así como ochenta posts, los que, junto a los ciento veinte atribuibles a este peruano pechito en las otras secciones de OtroNo, hacen una considerable cantidad de palabras, la mayoría de las cuales -con toda seguridad- son prescindibles, malgrado el enorme bienestar que produjo el escribirlas.

Desde entonces ha pasado algo de agua bajo los puentes (felizmente no son éstos tan empalagosos como los de Madison): un cambio de gobierno, cinco o seis lunes terriblemente malos, algunas cruces y estrellas más en la agenda, veintitrés partidos de fútbol, cuarenta y cinco sesiones de reflexoterapia, algunos viajes, mucha música y otros tantos recuerdos. Tanto como respecto de cualquier otro día, somos apenas un año más viejos...

En ocasión de esta mínima efeméride, tengo el honor de repetir para mí tan solo la primera parte de la vieja fórmula '¡Feliz día, Metrónomo...!' (sobre la segunda parte, o sea, aquella que reza '¡Y que sean muchos más!', al paso que vamos, yo no estaría tan optimista, a decir verdad).

Gracias por leer y ¡salud por eso...!

13 noviembre, 2006

Belleza, A La Carta

Belleza gris (Richard Gere o Anne Bancroft, la Reina Isabel a los catorce, un Audi Quattro al que le están bajando el motor, una anónima anchoveta hecha harina de pescado).

Belleza inconforme (la película “La Guerra de los Roses”, un trébol de cuatro hojas, Mila Jojovich, los zapatos de fútbol blancos de Roberto Carlos).

Belleza inalcanzable (el mentón de Meg Ryan, el color de una foto a la constelación Cabeza De Caballo tomada desde el Hubble, la democracia, la Cuenca del Pacífico sin terremotos).

Belleza presuntuosa (Ava Gardner –incuestionablemente-, un acorazado alemán de la Segunda Guerra Mundial, la cuenta corriente de Michael Jordan, la Iglesia de la Sagrada Familia de Gaudí).

Belleza promiscua (un intercourse entre Brad Pitt y la Jolie, la Roberts en un ataque de diarrea, París desde la mirada de un clochard, no afeitarse en tres días).

Belleza infame (el rojo intenso de los pañuelos del Khmer Rouge, las dagas de Jack ‘The Ripper’, el departamento que se maneja Alan García en París, el amarillo verdoso de un vómito de segundo mes de embarazo)

Belleza boba (lo pulcrito del blanco del Papa Benedicto, el arreglo de un plato de tiradito, las flight hostesses, una Barbie sola en una estantería de Toys’R’Us).

Belleza irreal (la cara de María Félix, el jazz de Thelonius Monk, los chinos escribiendo ideogramas, aprender esperanto).

Belleza fallida (lo kitsch, la fea de un Ministerio andando con sobretodo, la reina de belleza gay, la ansiedad de abrir un diskette que contiene una carta que no se puede leer).

01 noviembre, 2006

Líneas Preparatorias Sobre El Estudio 'El Limeño, El Fútbol y La Lengua'


La liaison del fútbol con la lengua castellana, especialmente con la que se habla en la costa central peruana se extiende mucho más allá de los sobrenombres con los que se reconoce en las canchas las habilidades o defectos al jugar. Sobre esto me explico: Alfredo, mi hermano, fue en sus mejores días un Gramajo (bullidor centro forward –así se decía en la época de Artacho y Pregón Deportivo, en Radio Unión- del Rosario Central), el Dr. Hohagen fue Pecucrú (en una fútil intentona de emular simultáneamente a Pelé, Cubillas y Cruyff en sus poco inspiradas gambetas), Victorita era Sócrates (jugador lacónico, pecho frío y muchas veces apático). Confieso que a mí me hubiera gustado ser como El Loco Burella (cumplidor y excéntrico portero crema, de las temporadas ´70 y ´71), pero hasta donde recuerdo, a las justas llegué a ser otro Quiroga. En mi infancia y adolescencia hubo, ciertamente, varios Gatti, Chumpis, y Lolos.

A pesar de que el tema supondría (o más, exigiría) un estudio exhaustivo, dudo que académicos peruanos alguna vez tomen en serio esta vinculación y le dediquen algo más allá de una sonrisita de desprecio. Estoy seguro que a Martha Hildebrandt el fútbol le debe llegar a la altura de la pucheca izquierda y Marco Aurelio Denegri debe sublevarle más el uso indiscriminado de la palabra fulbito, por sólo citar a dos prominentes y televisivos lingüistas (los demás, seguramente deben invertir su caro académico tiempo en aburridísimas conversas sobre declinaciones, vocativos y quechuismos, hasta donde supongo).

Amplío el concepto a analizar en un solo párrafo: cuando uno va a beberse un buen Tragodara, éste debe estar servido bien Eladio Reyes, como mínimo. Es menester de toda persona que se precie de urbana no andar Calatayud, aún cuando lo haga en su propia Casaretto, porque se le podría ver el Walter Daga (por alusión a su firma, que cuando se dispone convenientemente sobre un papel viene a ser casi una lisura: W==D). Si por la calle uno ve andando una gamberra ricotona, Rubianes y que esté ‘Cachete’ Zúñiga, jamás habrá de decirle que tiene un buen Ravello o tremendo Kulisic, ni mucho menos aún mentarle un subido piropo que rece "¡Qué buen Chiquillo Duarte!" (ésta podría asumir que uno quiere ser su Montero Castillo). Demás está decir que si uno va se lanza al ruedo con epítetos de tal magnitud corre el riesgo de quedar por siempre Solano, postergando indefinidamente el natural impulso que dicta el Bergomi (en Holanda llamado Vercauteren o, más televisivamente, el Almanzo, el personaje de La Familia Ingalls, con 'p'). En mis tiempos, por cierto, al mentiroso se le llamaba Palinha, en tanto que al huevas tristes se le nominaba indistintamente Tarantini, Pavoni, Estupiñán o más hiperbólicamente Batata (malogrado jugador brasilero: calzaba 46). Y si por llegar Tardelli un pasaba tremendo Rocheteau, era mejor que no ocurriera cuando se trataba de pagar las cuentas de la tarjeta de crédito porque de inmediato a uno lo ponían en la categoría de Morosini (que si bien era narrador, su fuerte era el fulbo). Esto, de cajón (como diría Marcos Calderón).

Es largo el tema, por cierto, y esto no es más que el comienzo (de Pasarella, pienso que no quería compartir estas ideas y que no quedaran colgadas en mi mente). Acabo aquí, dejando también la inquietud a mis lectores a fin de engrosar esto que pretende ser el inicio un sesudo tratado que vincule dos de las pasiones más queridas al varón limeño promedio: la lengua y el fulbo.

Ahora me voy porque me voy a saludar a Pichirro Drago (que era basquetbolista, por cierto) y de ahí parto (o sea, Zacarías juega con Muni) con mi pata el Chinaglia a dar una vueltita en mi Carranza. ¡Sluips!...