26 junio, 2006

¡Tapador, Tapador!

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Todo empezó la tarde en que se presentaba el "Carlos A. Manucci" de Trujillo frente al "Construcción Civil" de Chincha en el estadio de Pueblo Nuevo, a poco de su inauguración. Al medio tiempo, como el estadio aún no contaba con mallas de seguridad que impidieran el pase del público al campo, Alfredo y yo, con las manos aún enmeladas por los chupetes de hielo que habíamos comprado, corrimos hasta la cancha (un lujo, con buen grass) y empezamos a saltar y a intentar darle a los pelotazos que hacían los recogebolas entre ellos. Con el buen ánimo (y con la licencia que da el recordar algo que pasó cuando uno contaba apenas con unos ocho años), pasaron los quince minutos del descanso y al acercarme yo a uno de los postes, sin haberme percatado de que buena parte de los jugadores estaba ya listos para reanudar el partido, volteé a buscar a Alfredo y me di con esta especie de figura altísima, que usaba una camiseta de mangas largas, rodilleras y las medias levantadas que, afectuosamente, me estaba despeinando diciéndome "Vamos, chato. Tenemos que seguir jugando...". Era el arquero del Manucci, pero un poco más y yo hubiera jurado que tenía delante de mí a una especie de superhombre. Desde ahí, supongo, quise ser arquero.

Entonces me fascinaban las historias que Alfredo me contaba sobre el ruso Lev Yashin 'La Araña Negra', el inglés Gordon Banks, y el brasilero Manga -ídolos todos del Mundial del '66 [dicho sea de paso, dejé avisado a todos los lectores de este blog que conozco -o sea, tres o cuatro personas- que durante el Mundial no postearía nada, en razón de que mis dos neuronas estarían ocupadas, una mirando el televisor y la otra, conduciendo el control remoto]. Disfruté muchísimo, por cierto ver en el mundial México '70 a otros verdaderos arquerazos (eran entonces apenas treinta partidos que ver, lo cual dejaba una de mis infantiles neuronas libre) como Sepp Maier de Alemania, Ronnie Hellström de Suecia, al propio Banks y al sorprendente y muy elástico Ladislao Mazurkievikcs de Uruguay (me parece recordar que Pelé no pudo hacerle un gol en cuartos). Por cierto, ahí también concurrieron varias infames madres: Félix, en Brasil, Rubiños de Perú y Albertosi en Italia (más malos que el maní crudo: ni para servir de ejemplo como malos arqueros). A esas alturas, me acuerdo que en el colegio pintaba en las páginas de atrás de mis cuadernos arqueros en plenas voladas, pero la revelación de mis aptitudes arqueriles no ocurrió sino hasta la secundaria pues, pese a que la estatura no me ayudó (¡pinche cabrona estatura!), estuve de arquero en la selección de medianos y hasta el quinto año fui titular indiscutido en el equipo del grado. De ahí en más, dejé los arcos con más pena que gloria hasta que, gracias a una genial ocurrencia de mi amigo Aldo Raffo, decidí convertirme en tapador: "Arquero puede ser cualquiera -dijo- ¡hay que ser un tapador!". He desfilado por diferentes equipos de amigos y oficinas procurando que el nombre de los tapadores de este mundo quede siempre en alto (por una cuestión de talla, será comprensible siempre logre ello gracias a un pequeño saltito), con los guantes y las camisetas de codos reforzados por todo escudo, no sin haber disfrutado que el destino de campeonatos hayan quedado, muy felizmente y en muchas tardes, entre mis manos (lo cual añade una sugerente connotación sobre la que no es menester aquí discurrir, a decir verdad). Hace algunas semanas, acuciado por la fiebre mundialera, he vuelto al arco para los partidos organizados en la firma para la cual trabajo. He advertido no sin sorpresa que el haber pasado el umbral de los cuarenta (¡hace yato!) no ha menguado sensiblemente mis facultades tapadoras pero, eso sí, ha causado gran revuelo que el usualmente serio Gerente de Finanzas se eche unas voladas dignas de mejor tribuna (parafraseando un artículo de Augusto, creo estar en mejor condición que el propio 'Guardián De Las Aguas'). Como fuere, supongo que ciertas aficiones (el ser tapador, por ejemplo) si a uno lo marcan desde chico, no hay manera de revertirlas. Por eso, no me sorprendió en absoluto (y sin que mediara intervención mía, dado que estaba en el retiro, práctico y sin retorno) que Santiagazo me dijera -a sus escasos siete años y saliendo de su clase veraniega de fútbol- 'Papá... ¿me compras un par de guantes de arquero?'.

Creo que no hubo padre más feliz que yo cuando, nomás saliendo de esa clase, me lo llevé corriendo a comprarle lo que me pidió. Eso sí, ya le estoy explicando la enorme diferencia que hay entre un arquero y un tapador: ojo, se parecen, pero no son lo mismo (¡si no lo sabré yo!...)

La Colombiada & La Leyenda Pucheca

En el canto LXXIII de la Colombiada se narra cómo fue impuesta al héroe Gomeles, príncipe de Gomelia, la tarea de arrebatar el cinturón de la reina Jarta de Puchequia, soberana de la tribu de las valerosas guerreras Puchecas. Para ello, Gomeles se hizo acompañar por su incondicional amigo Cochecheo, quien había raptado a Andenea -hermana de Jarta- a fin de hacerla su mujer, hecho que había desencadenado las iras del dios Bololo. Algunas versiones apuntan a que Andenea pereció en el viaje, no quedando -ante la imposibilidad de negociar a la cautiva- más que sitiar Puchequia capturando el desfiladero de los Catchakos. Ante la inminente invasión, validas de ingeniosos artilugios que adherían a sus poderosas tetamentas, las guerreras puchecas ofrecieron tenaz resistencia a las huestes de gomelos y sus aliados chácaras, no obstante lo cual fueron aniquiladas y Jarta puesta a merced de Gomeles, quien sucumbió ante las prominentes dotes físicas de la reina. Así, ambos finalmente se unieron en matrimonio, y fue durante la noche de bodas que finalmente Gomeles pudo despojar a la reina de su cinturón, uniéndose mediante este simbólico acto los reinos de Gomelia y Puchequia, cuyo primer gobernante -hijo primogénito de ambos- fue Colombeo Paisa, quien luego fundara la ciudad de Panela, en cuyo templo principal (dedicado a Bololo) se erigió el monumento que inmortaliza el recuerdo de aquellas bravías mujeres y de los turgentes recursos que tan bien usaban para el arte de la guerra:
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20 junio, 2006

Ahora Que...

"Ahora Que...", Joaquín Sabina (Bastante, Sabina, Varona), RCA Intl., 1999.
El cielo de Lima está gris.

O mejor: el cielo de Lima es gris.

(Color panza de burro, digamos)

"¡No entiendo cómo el índice de suicidios no es más alto aquí!" (un puertorriqueño, en visita de trabajo); "Lima dista cuatro leguas del puerto de El Callao. El cielo es gris y eso aprece ensombrecer el ánimo de las gentes." (Herman Melville, himself), "¡Huy, hoy está nublado, qué mala suerte!" (alguien que llega a Lima por avión y no sabe que...)

El cielo de Lima suele ser más gris los lunes.

Como ayer.

[O como ahora, pese a que es martes].

02 junio, 2006

Sí. Sí Van.

Excmo.
Sr. Lic. José Antonio Diaz-Ufano Rey de Romaña
Hermano Numerario, En Xto. y la Sma. Virgen
Ciudad.-


Querido Hermano, Don José Antonio:

Por este intermedio, acuso recibo de su dignísima carta, en la que nos solicita la iluminación pertinente a la honda inquietud que le aqueja. Con otros hermanos numerarios, entre los rezos del Smo. Rosario y las tertulias pastorales que efectuamos cotidianamente en horas vespertinas, hemos encontrado finalmente que la respuesta más adecuada a tan relevante materia es que sí:

Los perros, querido Hermano en Xto., sí van al cielo.

Decimos esto con la profunda convicción de que su garbosa mascota canina, Adolph, se ha hecho más que merecedor a compartir la dicha celestial con nosotros, la muy distinguida y dilecta grey terrenal de la Obra, más ángeles y arcángeles, ya que ha evidenciado sobradas muestras de religiosidad y devoción ante la furibunda arremetida de la abominación y la blasfemia, signos inequívocos del final de los tiempos.

En atención a ello, apenas tenga Ud. a bien hacernos llegar la fecha del eventual deceso de su can (lo cual, confiamos, ocurrirá dentro de muchos, muchos años, siempre en Xto. y la Sma. Virgen), entre los cófrades tenemos decidido elevar nuestras plegarias en su memoria, de acuerdo con la siguiente tabla:

- Dieciséis jaculatorias diarias por haber perseguido tres cuadras a -como Ud. llama- "esos herejes infames de los adventistas que me vienen a tocar el timbre justo a la hora en que hago la siesta".

- Cuarenta y nueves preces semanales por haberle ladrado enérgicamente a conocido suyo, anterior integrante de nuestra Orden (y que, como a Ud. consta, fuera expulsado por actitud impropia) al Sr. R.R.R., o como Ud. llama, "afeminado y sodomita de siete suelas, caray, ¡qué diferencia con su padre, tan hombre que era! ¡Eso le pasa por meterse de político!".

- Diez rezos los primeros viernes de cada mes por haberle mordido las partes pudendas traseras a "la chiquita ésta que se fue a vivir al Cuzco con ese hippie, marihuanero y comunista, que rápido le hizo dos hijas", C.M.A.L.d.R., hija de su primo A.E.A.E-P.d.L, cuyo nombre completo cuidamos de preservar, en razón de ser conspicuo contribuyente pecuniario de las actividades de nuestra Obra.

En la confianza de que lo expuesto haya aliviado sus dudas, aprovechamos en hacerle llegar a su bonito can nuestras más altas muestras de consideración y estima.

Afectuosamente, en Xto. y Nstra. Sma. Virgen, con la esperanza de encontrarnos con Ud. y con su can en el Paraíso, porque los perros así -estamos seguros- también van al cielo.

Roberto Tamayo De La Quintana
Club de Oración "Tradiciones"
O.D.

01 junio, 2006

Y Dígame Qué Caso Tenemos Para Hoy

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Un sábado por la noche, mientras entrábamos a casa de Santiago, allá en Tabio, ya convencidos por varios tintos de que nuestras voces eran realmente las mejores del mundo, José, el cubano -propietario del restaurant 'La Esquina' y afincado en Colombia por más de doce años- se arrancó solito con un 'Ay qué calo', parece que va a llover...' y yo me convencí de que (pese a la nublazón ocasionada por los tragos), yo conocía ciertamente esa canción. Esperé pacientemente que llegara al coro. Cuando eso era inminente, habiendo tomado una latita y un tenedor, me arranqué a dúo con un

Ahorita va a llove'...
Ahorita va a llove'...
Ay, al que no tenga paragua'
El agua lo va' coge'...

El cubano se detuvo, sorprendidísimo y me dijo: 'Pero, chico, ¿y tú de dónde coño conoce' esa canción?...'. No me quedó otra que explicarle la parte de mi cultura popular que vino de Cuba (felizmente, a quedarse) y que llegó nada menos que con los divertidos sketches de 'La Tremenda Corte', aquellos de nuestra vieja TV de blanco y negro.
Trespatines:... Pero tú sabes que él estuvo longanizando...
El Juez:............¿Eh?
Trespatines:... Que él estuvo longanizando.
El Juez: ...........Ago, Ago...
Trespatines:....Bueno, ¡hago lo que puedo!
El Juez:............No, no: agonizando.
Trespatines:... ¡Ah! Él estuvo agonizando, ¡vaya!, desde las seis de la mañana, chico...
Escribo esto apenas con el ánimo de añadir una mención más -la cual agradeceré complementar con otros recuerdos- a lo ya profusamente puesto en las innumerables páginas web que recuerdan al genial Leopoldo Fernández, y a su invencible alter ego, José Candelario Trespatines (¡A la rehhha!).
Aníbal de Mar, fallecido en 1980, fue compañero inseparable de Leopoldo Fernández, desde los años en que 'La Tremenda Corte' fue un boom radial en la isla de Cuba en los cincuentas. Según IMDb, hizo cinco películas. Florencio Castelló personalizaba a Rudecindo Caldeiro y Escobiñas (a) 'El Curro': "¡Preheeeeente, seño' Jue'... !"; por años hizo la voz que oimos en la niñez doblando al Sr. Jinks, en un sempiterno "Odio a lo roedore', ¡jorrore!...", en el cartoon de Hanna Barbera llamado 'Pixie, Dixie y el Sr. Jinks'. Norma Zúñiga era Luz María Nananina: "¡Aquí como to'o lo' día'...!". En el transcurso de los años de grabación del programa su ganancia de peso fue apreciable. Marco de Carlo interpretaba a Patagonio Tucumán y Bandoneón: "A la voz de ah'ura... ¡Primmmera!...". Definitivamente, una inequívoca pinta de argentino lo delataba.
Con ellos estaban también Leopoldo Fernández, hijo, como Polito Abril y Mayo, y quién sabe si su nuera o también su hija (en esos años, de muy buen ver), personalizando a Ángela Toribia Mercado (la búsqueda en Google sobre este tópico fue infructuosa), sin que se me escapen Rigoletto (el policía que lo único que hacía era indicarle a Trespatines que tomara su lugar junto al estrado) y los tres secretarios (hubo uno apodado 'Cascarita', otro calvo, de lentes y bigote y un tercero, de los últimos tiempos de 'La Tremenda Corte', lleno de muecas y que falseaba la voz).
He disfrutado mucho con una página web en especial recomendable para quienes siempre seremos incondicionales fans de Tres y dedicada a 'La Tremenda Corte', la cual contiene no solamente las entrañables canciones 'Ahorita Va A Llove'...' y 'Carta De Mamita' sino grabaciones de parte de los capítulos difundidos por la radio, los que son veríficamente hilarantes (verbigracia, cliquear "Bombericidio", el cual aparentemente tiene el título errado, pues es una duplicación de "Discipulicidio"). Disfruté en enterarme, por ejemplo, que el solo de flauta que cerraba el programa -realmente inolvidable- pertenece también a dicha canción.

Por último, me apena que en la vastedad de los millones de páginas que recopila Google tan impersonalmente, haya siquiera una foto (¡una!) o un dato adicional, de la intrigante y genial Mamita.
¡Vaaaya!... 'sa máh grrrrande de la vidddtda!...
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